Bonus 2: dos historias

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Nota: Estas dos historias son regalos de cumpleaños, aunque la de Miri sí que podría ir en la segunda novela que nunca escribí. También va para vosotros, queridos lectores.

HISTORIA DE MIRI

Hacía poco que la grumete Miri había embarcado en la nueva tripulación del capitán Tiri Com Tam, unviejo cascarrabias también miriópodo como ella. Una raza creada por los adoradores de la Gran Escolopendra, un gigantesco mil-pies que adoraba los sacrificios humanos. El número de brazos de la nueva especie se estabilizó en séis, pero eso no quitó que se les llamara con el nombre del orden de los artrópodos.
Durante cientos de años muchos de ellos habían abandonado el fanatismo de la secta, istalándose a vivir en las islas del Mar de las Lunas.Protegidos por el clero de Cherm, la diosa de la vida y la reproducción, habían prosperado creando una prospera comunidad.Aunque todavía eran vistos con recelo. Cosa que no favoreció a la grumete cuando se quedó huérfana a los diez años. Su única esperanza de ascenso social fue el mar, los miriápodos solían ser buenos marineros a causa de sus apéndices adicionales, sobre todo como gavieros.

Hacía poco que había cambiado de nave, pues los piratas habían arruinado al capitán con el que había navegado los dos años anteriores, teniendo que cambiar de barco. En el nuevo no tenía ni amigos ni conocidos, pero fue el único que la acepto y el mar se le había metido en la sangre. Ahora navegaba bajo la bandera de la Cofradía de la Mula y el Barril, una de las muchas con base en las Islas Centrales.

Toda la oficialidad era de su raza,hasta el contramaestre. No tuvo que aprenderse los nombres, pues los marinos solían adoptar su rango para uso común en la nave. Solo se lo cambiaban cuando ascendían, recuperando el que les dieron sus padres al llegar a capitán o al retiro. Así que, sintiendo algo de hermandad racial, se sintió contenta cuando se enteró de cual iba a ser el nuevo viaje.

Un rico miriápodo, un tal Motri ConLam les había contratado. A ella y a la oficialidad les encantaba que uno de su especie hubiera a llegado tan alto, nada más y nada menos que a Alto Secretario del Consejo de Cofradías. Y tan rico para costearse el alquilar todo el barco para él solo. Tanto que Miri fue asignada como su camarera. No solo tenía que servirle la comida, de mucho mejor calidad que la recibida por los marineros,sino también limpiar su camarote y lustrar sus botas. Aunque el pasajero también limpiaba alguna vez el suelo, pero la pequeña lo atribuía a que sería algo excéntrico, como todos los ricos.

El hombre era muy precavido y solo iba dando indicaciones del siguiente punto cuando habían llegado al anterior. Cosa que volvía loca a la tripulación. La grumete se reíaporque ella conocía cual era la ruta. Mostri llevaba con el muchos libros antiguos, que dejaba abiertos por toda su habitación,creyendo que Miri sería otro marinero analfabeto más. Pero ella,aunque un poco disléxica si que había aprendido a leer. Es más, le encantaba, y no para de leer todo lo que cayera en sus manos. Aunque aquellos volúmenes estaban en un lenguaje arcaico y rebuscado. El viaje estaba siendo a las puntos de más profundidad del Mar de las Lunas, aunque lo que el secretario estuviera buscando en ellos seguía siendo una incógnita.

Mostri la descubrió leyendo un día,pero tras unos instantes calculando le dio una moneda de oro a cambio de su silencio. No quería, le explicó, que alguno de los marineros hablara en algún puerto, pues buscaba algo muy importante que podría llamar la atención a cofradías rivales. Así que ella se empezó asentir muy importante al ser capad de guardar el secreto.

Tras aquel día los libros que dejaba afuera se redujeron en número. Aunque ahora Miri los podía leer sin tener que esconderse. Le extraño que tuviera varios sobre la antigua religión de sus ancestros más antiguos, describiendo los abominables sacrificios y como controlaban a las hijas de la Gran Escolopendra como monturas. Eran un poco perturbadores, pero no tanto como los que ahora estaban guardados bajo llave. Libros de los espeluznantes experimentos que habían realizado los necromantes con un artrópodo marino emparentado con la que era adorada.

Los servidores de la Muerte #WritingAwards2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora