17.

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Tarble llegó después de tres horas, pero no llegó solo sino que con Vegeta, Bulma y Kyabe. Fruncí el ceño y me levanté para poder guardar todos los papeles que tenía en la mesa.―¿qué es eso, Kakarotto?.―preguntó Vegeta mientras que se acercaba a mí.

―Nada, solo estaba viendo unas cosas.―dije nervioso.―¿Y ustedes, por qué vienen todos juntos?

―Porque yo y Vegeta fuimos por lo niños. Articha nos lo pidió.―comentó Bulma. Yo asentí y fui hasta la cocina, en donde escondí los papeles y el cuaderno en el que había escrito anteriormente.

—¿Qué escondes, Kakarotto?

—Nada. —lo miré de reojo y me dirigí al refrigerador.

—Mn.. —fue lo que dijo. Fruncí el ceño.

—Vegeta, tengo que hablar contigo.—Susurré con seriedad.

—Dime.

—Tienes que cuidar a Tarble por algunos días.—solté sin mirarlo.

—¿por qué? Que yo sepa no puedes salir a ninguna parte por la culpa de tu herida.

—Tengo cosas que hacer.—Dije molesto.

—Bien, pero solo será por mañana.—sin más salió.

«Es tu hermano, Idiota». — pensé.

Vire los ojos y después de unos minutos salí al living, sorprendí al no ver a los chicos, se habían ido. No le di importancia, solo fui hasta mi habitación y comencé a empacar.

«Tengo que encontrar a Hit». —Es en lo único que pensaba. Guardé lo que pude en el bolso que robé desde la clínica cuando escapé.

Me fijé en la hora; «10:45»

«Es hora.».— Pensé con emoción y rápidamente tomé el bolso para luego salir de mi departamento, bajé hasta la planta baja y me despedí de la señora recepcionista y le entregué el sobre con el dinero de la renta junto a las llaves del departamento.

Salí y comencé a caminar hasta la estación. Suspiré.

—Veremos si esos tipos saben qué tengo que hacer aquí.—Al cabo de una hora a llegué a la estación y tomé el primer tren a la capital del Norte.

Ya en el vagón, sentía la fuerte mirada de todos en mi. Me sentí incómodo y me encogí en mi asiento.

«que gente más copuchenta (chismosa).».—Gruñí internamente.

Después de unas horas, ya no había casi nada de gente. Me levanté y comencé a mirar por las ventanas de la puerta.

La ciudad se veía de maravilla. Suspiré, aún no sabía que hacer para salir de aquí. Ciertamente estar en este lugar me ha hecho pensar en cosas que antes no me cuestionaba; «No aprecias lo que tienes hasta que lo pierdes..» dicen por ahí y sí que es verdad. 

En mi tiempo aquí me he dado cuenta de la poca atención que le daba a mi familia, el cariño y el respeto. Siempre prefería irme a entrenar antes que estar con ellos o simplemente el entrenamiento me parecía más importante.

—¿Goku?.—escuché la inconfundible voz de Caulifla detrás de mi. Abrí mis ojos a tope y me giré.

Ella tenía apariencia de ser vagabunda, aunque la verdad era como si acabara de salir de una batalla. Kale estaba detrás de ella y me miraba con miedo y curiosidad.

Ambas tenían heridas.—¿Eres Son Gokú?

—Sí, lo soy.—respondí con seriedad.—Caulifla, Kale, ¿Qué hacen aquí?

—la luz nos arrastró.—susurró y de un momento a otro el vagón se vació.

—¿Luz?¿Qué Luz?   

—La luz resplandeciente.—susurró esta vez Kale.

—¿Luz? ¿Luz resplandeciente?

—Ajá y ahora viene por ti.—abrí mis ojos con sorpresa.

—¿q-qué?¿Por mi?

—Sí.—jadeó.—Son Goku..—me miró.—¡Tienes que encontrar al hombre del futuro!

—¿Hombre el Futuro? ¿Te refieres a Trunks?

Ella asintió.—¡él te ayudará!

—¿Cómo lo sabes?.—Antes de que respondiera cayó al piso de rodillas, yo me agaché para ayudarla.

—él.. Él nos ayudó.—susurró Kale, la cual me ayudaba a dejar a Caulifla en un asiento del metro.

—¿de verdad?

—Ajá.

—¿y dónde está él?.—pregunté desesperado.

—Te llevaremos.—Dice Caulifla.—Pero con la condición de que nos ayudes.

—¿ayudarlas? ¿En qué sentido?

—¡pues danos comida!¡Somos Saiyajines!

Ante aquel comentario me sentí incómodo y culpable. Yo no era un Saiyajin y probablemente nunca vuelva a serlo... No, ¡lo seré! Me volveré nuevamente en un saiyajin y seré nuevamente Son Goku.

⋯ • ⋯

«Vaya, ¿así comíamos nosotros?». —pensé al ver cómo Caulifla y Kale comían desesperadamente la comida que acababan de traer.

—¡Trae otro plato!.—gritó a la camarera.

—¡A mi igual!.— dijo Kale.

Al cabo de unas horas, volvimos a la estación de tren.

—¿Oh~?.—ladeó la cabeza.—¿dices que no tienes tus poderes?

Asentí.—No tengo ningún tipo de poder ahora mismo.

— ¿y por qué?. —Bufó Caulifla.

Ella se veía molesta, incluso más que yo cuando me enteré de eso. Ella es Saiyajin y está orgullosa de serlo, supongo que le avergüenza que alguien como yo haya perdido todo.

—No sé..—me encogí de hombros.

Desde hace unos minutos sentía la mirada de Kale en mí, pero no había dicho nada puesto que estaba hablando animadamente con Caulifla, yo estaba en medio de ambas.

—oye, Goku..—Me tensé al ser llamado de aquella manera, pero inmediatamente me giré a mirar a Kale.

—¿Q-qué ocurre?.— Susurré aún tembloroso.

—¿por qué estás así?

Fruncí el ceño.—¿así cómo?

—Triste.. ¿Por qué lo estás?

Me quedé unos segundos en silencio, no creí que se me notara tanto. Suspiré.—No es mi culpa estar así.— miré al piso.— Es algo que surge de mi cuerpo y me domina, no puedo hacer nada contra aquella tristeza. Si te molesta, lo lamento Kale, pero no puedo hacer nada.—Apenas terminé aquella frase, el tren se detuvo. Habíamos llegado.


Volviendo a ser Yo. |【Son Goku】Where stories live. Discover now