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—  Bebé, tranquilo. Respira conmigo, ¿sí? Trata de copiarme, Luke. — Murmuró mientras pasaba ambas manos por el rostro de su aún-no-novio. 

Calum miraba por la ventana del taxi, preguntándose si era posible que el camino hacia el hospital se hiciera tan largo. Había tratado de comunicarse con emergencias, pero no había forma de que con la desesperación en la voz le entendieran. 

— Cal, tengo miedo. — Oyó entre balbuceos y su corazón empezó a latir más rápido. Si tenía que ser completamente honesto, él estaba que chillaba por dentro, pero debía mantenerse cuerdo por ambos. 

— Lo sé, cariño. — Pasó las manos por el pelo  del chico, y una lágrima se le escapó. — Pero todo saldrá bien, ya verás. Respira conmigo, cielo. 

Enseguida el taxi paró el auto y Calum se bajó, sosteniendo a un pálido Luke entre sus brazos. Ignorando que el taxista le dejó pasar el pago, se dirigió vertiginosamente hacia la entrada del hospital y en menos de lo que pudo darse cuenta, se estaban llevando a su chico en una camilla. 

Su corazón no podía controlar la rapidez con la que bombeaba y podía jurar que solo circulaba sangre fría por su cuerpo. Manos y pies temblaban mientras llamaba a los padres de Luke y trataba de explicarles qué es lo que había pasado. Su voz se entrecortaba cada vez más y las lágrimas salían de a montones cuando veía que los médicos entraban a la sala donde habían metido al rubio, pero nadie salía a decirle qué estaba pasando.

No sabía en qué momento Liz y Andrew habían llegado a su lado, pero agradecía con toda su alma ya no tener que estar solo en aquel frígido hospital.

  — ¿Familiares de Luke Hemmings? —  Escuchó y se levantó con prisa.  


Broken Home. |Cake|Where stories live. Discover now