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Bajé los escalones de a dos y ni bien llegué al piso, eché a correr por el pasillo que llevaban al baño y por suerte, no empujé a nadie en el camino. Ni bien llegué al baño, empujé la puerta de éste y entré. 

  — ¿Luke? — Hablé fuerte. Escuché un ruido proveniente de uno de los cubículos y le golpee la puerta. — ¿Luke? ¿Estás ahí?

— Sí.—  Murmuró. — Entra.

El rubio se encontraba abrazando sus rodillas, en el piso. En cuanto me senté frente a él, pude divisar el mar de lágrimas que caía por sus ojos y lo coloradas que se encontraban sus mejillas ahora. 

  — Ven aquí.— Lo agarré con cuidado de la cintura y lo coloqué entre mis piernas. — ¿Qué ocurrió, bebé? — Vi que abrió la boca pero las palabras no salían, solo podía llorar. — Ya pasó. Estoy aquí. — Dejé un camino de besos desde su cuello hasta la mejilla y de ésta limpié todas las lágrimas que seguían saliendo. — Diste un gran paso hoy. Estoy orgulloso de ti, ¿sabes? — Apenas asintió con la cabeza y mi corazón se estrujó.— Muy orgulloso, cielo.  Ahora te llevaré a casa, te darás un baño para quitarde tu cabeza lo que sea que estés pensando y cuando salgas te estaré esperando con algo para tomar. ¿Suena bien? — Volvió a asentir.

Me puse de pie y le extendí mi mano, la cual, por suerte, tomó enseguida. Con mi mano libre agarré nuestras mochilas y me cargue una en cada hombro.  A paso lento, comenzamos a caminar por los pasillos de la universidad, hasta que sonó el timbre de cambio de hora y la gente comenzó a salir de las aulas. A lo lejos pude divisar el grupo de ex amigos de Luke observándonos y tan solo recé internamente por que no nos dijeran nada. 

  — Ow, bebé Luke tuvo que llamar a Calum para que lo vaya a salvar. Qué historia tan trágica y bella. — Habló fuerte y claro la ex del rubio.

Nunca golpees a una mujer. No golpees a una mujer.

  — Yo creo que se lo debes recompensar, Lukey. ¿Por qué no te abres de piernas esta noche? — Comentó uno de los hombres que se encontraba ahí.

No debía pegar a una mujer, pero nadie dijo nada sobre hombres.

— Luke, cielo, espérame aquí. — Besé su mejilla y acto seguido me acerqué al que habló. — ¿Dijiste algo?

— Nope.—Sonrió, como si hubiera ganado una batalla.

—   Qué curioso, porque yo acabo de oír que le dijiste a mi novio que debía abrirse de piernas  porque sí. — En cuanto sonrió, lo golpee justo en la nariz y la sangre no tardó en aparecer. — No te metas con él, no te metas conmigo, y no te metas con nuestra relación. Te recuerdo que una vez logré que te desmayes y no tengo miedo de hacerlo de vuelta. De ahora en más, por cualquier comentario que hagan en su estúpido grupo, los golpes te los comes tú.    — Y me di la vuelta para volver con Luke. 





 

Broken Home. |Cake|Where stories live. Discover now