: once :

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— cállate Toby. – dije, mientras le mostraba la lengua. él simplemente me devolvió el gesto antes de sacudir mi cabello, haciendo que soltara un quejido.

sí, habíamos vuelto a ser los mismos idiotas de siempre.

— se supone que deberías ayudarme en matemáticas, no distraerme. – hablé, para luego soltar un pesado suspiro y retenerme para no pegar mi cabeza al pupitre.

además de estar estudiando, estaba en detención junto a Toby.

resulta que está prohibido correr en los pasillos, amenazando a tu compañero con que le partirás una escoba en la cabeza si no te devuelve tu teléfono celular.

larga historia, luego les cuento.

— la que se distrae eres tú, yo estoy siendo un buen tutor. – se defendió, alzando los brazos cómo si fuera inocente. yo rodé los ojos y él simplemente sonrió.

detrás nuestro había tres personas más, dos chicas que parecían querer comerse la una a la otra por la manera en la que estaban besándose y una tercera que las grababa.

volteé de nuevo, poniendo atención en la hoja repleta de números.

pero hasta Toby parecía aburrido. el profesor encargado de cuidarnos se había dormido y ni siquiera los gritos de la camarógrafa podían despertarlo. sentí el fuerte deseo de escaparme de detención, después de todo, no era la primera vez que lo hacía.

tomé mi mis cosas, guardándolas rápidamente en mi mochila antes de colgar ésta en mi hombro. miré a Toby y él alzó una ceja.

— no sé tú, pero yo me voy de aquí. – me encogí de hombros, abriendo la puerta del salón y despidiéndome de las chicas con la mano, ellas simplemente me devolvieron el gesto. Toby también tomó sus cosas y corrió detrás de mí.

al no haber nadie más en la escuela, no fue difícil salir. cómo Toby no nos había traído en su coche, no pudimos irnos en vehículo y debimos caminar hasta la casa.

para mi sorpresa, mis padres se encontraban allí y sabían de mi castigo. así que rápidamente me dirigí a la casa de Toby sin siquiera preguntarle, porque sabía que Jenna no llegaría hasta casi medianoche.

— siéntete cómo en tu casa. – dijo Toby en tono burlón al ver cómo yo me acomodaba en el sofá, lanzando mi mochila al suelo y tomando el control remoto.

— tráeme comida, esclavo. – le ordené, mientras pasaba perezosamente los canales, al no ver nada, decidí poner netflix.

— aquí tiene, ama. – pude escuchar por parte de Toby e iba a agradecerle, antes de que me aventara una bolsa de patatas fritas en el rostro. retuve mis gritos, porque me gustaban las papitas y le sonreí en agradecimiento.

— ¿qué veremos? – preguntó, mientras se acomodaba a mi lado, él teniendo una bolsa de dulces.

— cincuenta sombras de grey. – respondí tranquilamente, mientras colocaba la película. él abrió los ojos cómo platos ante aquello. — ¿qué, te avergüenza? – pregunté en tono burlón. él simplemente tomó el control y cambió de película, poniendo una de terror la cual no logré ver su nombre.

— qué malos gustos tienes. – bufé, llevando una papita a mi boca. – prefiero ver cosas sexuales que eso. – murmuré por lo bajo, sintiendo cómo me daba un golpe en el hombro a lo que me quejé.

— no seas pervertida. – tenía una sonrisa divertida en sus labios, a lo que se la devolví.

:: :: ::

me acomodé contra la almohada. ni siquiera sabía cuándo me había acostado en mi cama para dormir pero estaba muy cómoda y no me importaba.

la almohada soltó un quejido antes de volver a rodearme con sus brazos.

espera, ¿desde cuándo las almohadas tienen brazos? ¿o se quejan?

abrí mis ojos cómo platos, encontrándome a Toby muy cerca de mi rostro. por lo que no dude en empujarlo fuera del sofá y reincorporarme.

— ¿¡qué te pasa, loca?! – preguntó, mientras se levantaba del suelo sobando su cabeza. yo simplemente fruncí el ceño y me crucé de brazos.

— es tu culpa por haberme abrazado. – respondí, mientras miraba hacia otro lado. él rodó los ojos antes de sentarse de nuevo en el sofá.

— Bonnie, yo no te hice nada. – dijo, mientras me miraba. – tú me abrazaste porque la película te dio miedo, luego te dormiste y me obligaste a abrazarte también, entonces me dormí porque eres cómo una almohadita. – rodé los ojos ante el tono que había usado para sus palabras, haciendo uno más burlón en "almohadita".

— pues debiste apartarme. – hablé, mientras me levantaba del sofá para estirarme, soltando un pequeño quejido al sentir algunos de mis huesos crujir.

— pero no quise. – contestó y yo volteé hacia él. – si me gusta abrazarte, ¿por qué iría a apartarte cuándo tú me abrazas? – preguntó con esa sonrisa de típico chico tierno e idiota.

de inmediato sentí cómo el color subía a mis mejillas, provocando que éstas ardieran. le quité importancia y caminé hacia la cocina. abriendo una de las alacenas y sacando un paquete de malvaviscos.

— por cierto, tus padres ya saben que nos escapamos. – habló y yo me atraganté con una de esas nubes que estaba comiendo.

— ¿c-cómo? – pregunté, mientras tosía.

— vinieron a ver si Jenna estaba en casa, al no verla, nos vieron a nosotros y a ti durmiendo abrazada a mí. pero simplemente le quitaron importancia. – él se encogió de hombros antes de quitarme uno de mis dulces.

aparté el paquete de su alcance y le mostré la lengua. comenzando a correr por toda la casa con tal de no compartirle de mis hermosos y preciados dulces.

aunque terminó atrapándome y robándome todos.

maldito Toby.

maldito y lindo Toby.

c

Hola, Bonnie.Where stories live. Discover now