: treinta y cuatro :

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me removí en mi cama al sentir como algo tocaba mi mejilla, antes de oír un pequeño ladrido.

abrí los ojos con rapidez, logrando ver a un perrito delante de mí, moviendo su cola animadamente. era un labrador y era demasiado lindo.

solté una pequeña risa y comencé a acariciarlo, ¿cómo se metió aquí?

tomé al cachorro en brazos y él de inmediato se acomodó entre ellos. caminé hasta salir de mi habitación, haciendo una rápida parada al baño para lavar mis dientes antes de volver a salir.

— ¿quién lo trajo aquí? – pregunté entre pequeñas risas, mientras sentía como el perrito lamía mi rostro. mamá sonrió levemente y señaló a Toby, quién estaba sentado en el sofá, logré ver que Max tenía una mirada de pocos amigos.

el rubio se volteó a verme y sonrió con levedad, levantándose luego de unos segundos y acercándose a mí.

— sé que probablemente no estamos en la mejor situación, Bonnie. – llevó una de sus manos a mi mejilla y la acarició. – pero, feliz cumpleaños.

espera, ¿cumpleaños?

¡oh, sí, hoy es mi cumpleaños!

lo había olvidado.

de inmediato sacudí mi cabeza, asintiendo con la cabeza mientras miraba al perrito en mis brazos.

— gracias Toby. – él asintió y dejó un pequeño beso en mi frente. me acerqué a la cocina y todos me felicitaron por mi cumpleaños, a lo que les agradecí.

de verdad, ¿quién se olvida de su propio cumpleaños?

mamá dejó un plato de waffles hermosos y deliciosos delante de mi rostro, supuestamente ese era mi "desayuno de cumpleaños".

quiero un desayuno de cumpleaños todos los días.

:: :: ::

— ¿cómo voy a llamarte? – pregunté, mientras sostenía al perrito delante de mí, él ladró y lamió mi nariz, provocando que yo riera. – Spike. serás Spike. – volvió a ladrar y comenzó a mover su colita.

escuché mi teléfono vibrar, tenía millones de mensajes de Melissa dedicándome un feliz cumpleaños y testamentos que decían cuánto me amaba.

ni siquiera sé por qué se toma el tiempo de hacer aquello, ya sé que me ama. todos me aman.

el timbre sonó y bajé a Sprike para ir a abrir, puesto que los demás estaban todos ocupados. por ejemplo Kyle, durmiendo como un oso en el sofá individual.

caminé hasta la puerta y abrí ésta, encontrándome a Ethan sonriendo ampliamente con una caja con papel de regalo enorme en sus brazos, él soltó aquel regalo gigante y extendió sus brazos, de inmediato lo abracé y solté una risita al sentir como besaba mi frente.

— ¡Bonnie! – habló, mientras se separaba. yo solté una pequeña risa y él se abrió paso, entrando en la casa. Toby lo miró alzando una de sus cejas, pero Ethan evitó a Toby.

— ¿qué es eso? – pregunté, señalando el regalo gigante que parecía muy pesado. Ethan se encogió de hombros.

— ábrelo. – miré el empaque con lentitud, antes de proceder a abrir éste.

— hola Melissa. – dije antes de terminar de abrir éste, en el preciso momento que mi mejor amiga estaba dispuesta a gritar un "sorpresa". soltó un bufido, abrazándome a pesar de que había arruinado aquella sorpresa.

— todos los años me descubres. – murmuró, dando un paso fuera dela caja y continuando con el abrazo. dejé un beso en la mejilla de mi mejor amiga con una sonrisa plantada en mis labios.

— sabes que te amo, mejor amiga. – ella soltó una pequeña risa, terminando por separarse de mí y sacar algo de su bolsillo.

era una pequeña cadena con la mitad de un corazón que decía "mejores", algo muy típico pero bonito. solté una pequeña risa, volteándome y dejando que ella me lo colocara, antes de que se apartara el cabello y yo le colocara el suyo.

— siempre quise uno de éstos. – dije, mientras jugueteaba con el colgante entre mis dedos. Melissa rodó los ojos.

— lo perderás en una semana. – fruncí el ceño, negando con la cabeza de inmediato. ella creía que yo era tan torpe cómo para perder algo tan importante como aquella pequeña cadena. aunque sí era verdad que yo había perdido muchos de los regalos que mi mejor amiga me había hecho.

escuché un ladrido y me volteé hacia Sprike, tomándolo en brazos y mirando a mi mejor amiga, quién de inmediato comenzó a acariciarlo.

— ¿quién te...?

— Toby. – interrumpí a Ethan, a lo que Melissa me observó alzando sus cejas, yo asentí con la cabeza y ella me miró sonriendo levemente.

— a Ethan ya le ha contado por qué lo hizo. – alcé una de mis cejas con confusión ante lo que mi mejor amiga acababa de decir. – y a mí, piensa decírtelo a ti hoy, pero nosotros no podemos decir nada.

antes de que pudiera reclamarle algo más, mi mejor amiga tomó a Ethan de la mano, quién me entregó una caja de chocolates, antes de correr entre pequeñas risas hacia la cocina, tomando los dulces que mamá estaba preparando.

:: :: ::

— nosotros ya debemos irnos. – habló Ethan, quién tenía entre sus brazos a mi mejor amiga, durmiendo como un oso.

asentí con la cabeza y me levanté del columpio para dejar un beso en su mejilla en manera de despedida, al igual que hice con Melissa.

volví al columpio y saludé a ambos con la mano, logrando escuchar como el silencio volvía a instalarse en el patio de la casa. después de todo, era la única allí.

o lo era antes de que Toby se acercara y se sentara en el columpio a mi lado.

— voy a explicarte todo. – habló y yo lo miré extrañada. – Madison me besó en la cafetería porque ella dijo que quería llamar la atención.

— ¿no podía elegir a otra persona? – crucé mis brazos, siendo la molestia palpable en mi voz.

— ¿recuerdas al principio? todos pensaron que ella y yo éramos pareja. – asentí con la cabeza, apretando mis puños al recordar las marcas que Toby había tenido en su cuello. – sino hacia eso, ella amenazó con quitarme algo muy importante para mí.

— ¿qué sucedió, Toby? – pregunté, mientras lo miraba con preocupación.

— me amenazó con lastimarte, Bonnie. – yo miré sus ojos, parecía que realmente estaba preocupado. – por eso acepté fingir con ella.

— pero, yo...

— déjame terminar, por favor. – murmuró en voz baja. – luego de que te vi llorar en la cafetería de esa manera, quise dejar de hacerlo, por eso estábamos peleando en el parque.

— sigo sin entender por qué lo hiciste, es decir, Toby...

— me importas mucho más de lo que crees. – él llevó sus manos a mis mejillas, acariciando éstas. – Bonnie, me importas más que mi propia vida.

— eres un exagerado. – hablé entre pequeñas risas, mientras sentía como mis propias mejillas se sonrojaban. él suspiró, negando con la cabeza, como si no pudiera lidiar conmigo.

— puede. – dejó un beso en mi frente. – pero te estoy diciendo la verdad.

se separó de mí con una pequeña sonrisa, antes de levantarse del columpio y comenzar a caminar hacia el interior de la casa.

antes de que siguiera, lo tomé de la mano y lo acerqué a mí, soltando una pequeña risa antes de dejar un rápido beso en sus labios.

— fue muy corto... — protestó a lo que yo reí, volviendo a tomar sus mejillas para unir nuestros labios una vez más.


Hola, Bonnie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora