Capítulo Siete

31 4 0
                                    

Cuando Aldana se fue sin despedirse del juicio Kit comenzó a levantar sospechas sobre si cumpliría su parte del trato, pero no fue hasta que llegó a su casa cuando se enteró de que la mujer había abandonado la ciudad para dirigirse fuera del país. Esta noticia tomó por sorpresa al juez, y terminó de abatirlo en aquel complicado día que sufrió.

Como se esperaba la liberación de Aldana Cates había causado intriga a todos, y mientras Lorenzo discutía a muerte contra su mejor amigo el resto del jurado comenzó a investigar más profundamente sobre el caso para descubrir que las pruebas contra Aldana eran irrefutables.

Por si esto fuera poco también había sido denunciado un robo presenciado por dos niños de seis años, y la descripción de la ladrona coincidía perfectamente con la de Aldana. Aquél día le llegaron tres noticias a Kit, pero ninguna lo dejo satisfecho.

La primera fue que Aldana había sido vista huyendo del país y la policía tenía ordenes de arrestarla gracias a las nuevas pruebas, lo cual lo hirió, enojó y preocupó al mismo tiempo. La segunda fue sobre su despido, y la tercera fue la única que podría considerarse buena.

Ante su despido de la corte Lorenzo Marconi había sido contratado como nuevo juez tras haber presentado su solicitud un tiempo atrás, y sería él quien se encargase de enjuiciar a Aldana cuando la atrapasen. Esto no le dio un buen presentimiento a Kit, quien sabía que su amigo le iba a dar la máxima condena posible.

En aquel momento se encontraba completamente solo, lamentándose en su apartamento por haber sido tan estúpido como para confiar en Aldana y perder su empleo. Aquella noche no durmió, y en lugar de eso se la pasó caminando en su cuarto pensando en su futuro. El problema era que no lograba ver uno sin su carrera de juez ni con la criminal que se la había quitado.

A las siete de la mañana pudo por fin dormirse, y siete horas después despertó debido al sonido de una llamada. Al ver el nombre de Lorenzo en la pantalla de su teléfono pensó inmediatamente en no contestar, pero debido al sueño terminó contestando sin querer.

          —Amigo, tengo que contarte algo que pasó. Olvida toda nuestra pelea y ven esa noche al bar, porque vamos a celebrar. Esta mañana atraparon a Aldana apenas llegó a su destino y la están trayendo para un tercer juicio — le contó su amigo con entusiasmo, sin tener ni idea de que esto preocupaba más a Kit—. Yo me encargaré de juzgar esta vez, y cuando la condene por fin estará presa y podremos disfrutar el resto de la noche como amigos. ¿Que dices?

          —Si... Luego te hablo.

Sin dar más explicaciones el ex-juez cortó la llamada y se volvió a acostar, intentando dormir un poco más mientras pensaba en como proceder. Todavía estaba enojado con Lorenzo por haberle discutido y también por las pésimas intenciones que tenía con Aldana, pero al mismo tiempo necesitaba olvidarse de aquella pelirroja y tomarse unas cervezas para felicitar a su amigo por el trabajo nuevo. 

Cuando se despertara ya serían más de las cinco de la tarde y tendría tiempo para prepararse para una noche de descanso antes de comenzar a buscar un nuevo empleo y mejorar su futuro. Lo único que sabía y no iba a olvidársele era que no podía permitirse mostrarse débil o triste por las perdidas que había sufrido en un solo día, sino que debía fingir que todo estaba bien hasta que realmente mejorase.

Con la mente más tranquila Kit se durmió por segunda vez en aquel día y comenzó a soñar, y era un sueño en el que Aldana destacaba por encima de todo. Se encontraba subida a la silla que él solía usar en los juicios, y lo condenaba a perder su trabajo más una orden de restricción que le impedía acercarse a ella y lo obligaba a alejarse. La pelirroja cerró la condena con un golpe de su martillo, y en ese instante él comenzó a alejarse de ella cada vez más rápido como si estuviera siendo atraído por una fuerza misteriosa.

Despertó a las seis de la tarde, y de nuevo gracias a las llamadas de Lorenzo. Esta vez tomó el celular más calmado y contestó la llamada esperando a que su amigo lo pusiera al tanto.

          —Cadena perpetua —gritó, para luego soltar una carcajada que solo molestó a Kit—. Esa ladrona no podrá volver a salir de prisión mientras no obtenga libertad condicional, la cual no podrá conseguir hasta dentro de veinte años. Mi primer juicio y me toca una chica tan cruel y despiadada como ella. Sigo sin entender porque la dejaste libre.

          —Yo tampoco lo entiendo. En fin... ¿Donde quieres que nos veamos esta noche? Tenemos que celebrar que te hayan contratado.

Lorenzo terminó de pasarle los detalles sobre el nuevo bar al que irían y luego cortó la llamada para irse a preparar, dejando a Kit solo y con la depresión aún en su cuerpo. Lo mejor sería que dejara de pensar en eso e intentara comer algo. Hasta aquel momento no se había percatado de que no había comido nada en todo el día, y sin mucho entusiasmo se dirigió a la cocina a prepararse algo rápido.

Cuando terminó de comer ya eran las ocho de la noche, por lo que partió hacia el bar lo más rápido posible. Al llegar se encontró a Lorenzo en una mesa al fondo, entre la barra y los baños, y allí fue donde se dirigió Kit.

          —Veo que llegaste... Yo iré pidiendo las bebidas, y mientras tu ve sentándote. Enseguida vuelvo.

Dicho esto Lorenzo se levantó y se fue a las barras, dejando a Kit solo y sin nadie para hablar... O eso creía, porque justo en ese momento su celular volvió a sonar por tercera vez en el día. La diferencia era que esta vez se trataba de un número desconocido, aunque esto no le impidió contestar. 

Se llevó una gran sorpresa cuando, al contestar la llamada, oyó la voz de Aldana al otro lado del celular.

Condenada Por El JuezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora