El enlace anunciado

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Era increíble que aun después de diez años apenas si había intercambiado un par de palabras con su cuñado. Tal vez porque, ante sus ojos o los de cualquiera, era un chico extraño. Prefería los libros en lugar de las armas, solía hablar con los arboles como si estos le pudieran contestar y rara vez entablaba conversación con alguien que no fuera la reina Frigga.

Tal vez era que no lo veían como a un hombre, pues un varón que se dejaba joder por otro raramente podía llamársele así. Sin embargo, tampoco era una mujer, ya que tenía verga en lugar de coño. Más bien lo veían como al bicho raro que había adquirido Asgard, una excentricidad, algo exótico. Pero nunca un igual.

Tal vez era eso lo que hacía sentir a Thor tan incómodo estando a lado de su cuñado. El estar con un total desconocido al que apenas hacia unas horas se había jodido. Aunque también la incertidumbre de saber que tanto recordaba el pelinegro, le carcomía las entrañas.

¿Que sucedía si, por ejemplo, la poción no hubiera surtido efecto? Que por algún motivo, hubiera dado mal la indicación y él lo recordara absolutamente todo ¿Esperaría hasta estar nuevamente en Asgard para reclamarle, o aprovecharía que se encontraba junto a su familia para exponerlo frente a los nueve reinos? Esa situación lo tenía con los pelos de punta.

En esto y mucho más pensaba Thor, mientras esperaba que Loki saliera de su dormitorio para asistir a la ceremonia que se llevaría a cabo en corto tiempo. Se sentía ansioso, no sabía cómo actuar frente a él y eso lo enfurecía. Pero debía asirse al temple que sus años de arduo entrenamiento le habían dejado, e interpretar su papel como príncipe de Asgard.

Pocas veces Thor solía actuar como el príncipe que era. Desde muy pequeño su madre lo instruyo en todo lo referente a protocolo y etiqueta, todo cuanto se esperaba de él en una reunión de tanta magnitud. Y Thor, obediente, había aprendido lo referente a ese tema, hasta manejarse con total naturalidad y porte conforme su estatus lo requería. Sin embargo, eran pocas las veces que tenía que actuar como tal. Una vez que entro a la academia militar, dejo de ser el príncipe de Asgard para pasar a ser un soldado, un guerrero ulfhednar. Se sentía mucho más cómodo entre sus camaradas, haciendo bromas que para la realeza parecerían de mal gusto y bebiendo directamente de una gran pipa de cerveza; alrededor de una fogata, mientras se contaban historias heroicas de antiguas batallas. Era más feliz así, más natural, mucho más honesto. La verdad nunca supo cómo manejarse bien entre la vida de la corte, siempre le pareció demasiado hipócrita y pretenciosa, mientras que en el ejército cada uno valía por lo que era y nada más.

Pero desgraciadamente era el príncipe de Asgard y aquella misión no consistía en blandir su martillo con todas sus fuerzas invocando al trueno, aunque igualmente lo llevaba atado al cinturón de su traje de gala. Portaba una armadura, finamente confeccionada por los mejores herreros, con los emblemas de la corona de Asgard sobre el pecho y decorado con rubíes y diamantes; muy poco funcional si de una batalla se tratase, pero muy impresionante en eventos como ese.

Entonces, las puertas se abrieron dando paso al príncipe consorte de Asgard.

Thor no pudo dejar de aceptar que se veía bastante bien, muy diferente a lo que habitualmente vestía. Había abandonado su tradicional túnica verde, para portar un atuendo en color negro. No era el ropaje tradicional de Asgard, que consistía en una armadura militar de gala como la que él usaba, pues Loki no había pertenecido a la milicia ni siquiera en Jötunheim. Sin embargo, las costureras de su madre se las habían ingeniado para darle un aspecto muy similar a la coraza de un dragón, con incrustaciones de láminas hechas en oro blanco, símbolo de su ascendencia Jötunn, pero portando una pechera donde resaltaba elegantemente el escudo de la casa real a la que ahora pertenecía.

Un poquito de ayuda (Yaoi, Thorki, mpreg, +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora