Mi profesor de Inglés. | Colton haynes | ©

Capítulo 31

El día anterior estuvimos todo el día junto en casa, viendo películas y todo eso. Ya era domingo y Andrew se tenía que ir, me había acostumbrado un poco a esto, siempre teníamos una larga despedida los domingos y los viernes siempre nos volvíamos a ver.

—iré por mi mochila cariño. —me dijo él mientras subía las escaleras.

Todavía sentía ese sabor amargo, después de lo que me contó no pude evitar seguir llorando anoche, quería apoyarlo, cuidarlo y que nunca más se sintiera solo.

—ya estoy. —me beso la mejilla y le agarré la mano mientras salíamos afuera de la casa.

—Te cuidas eh. —le dije sonriendo y le di un abrazo, apoyé mi cabeza en su pecho y suspiré. —nos vemos el Viernes amor. —me ruboricé.

— ¿Amor? —dijo con una sonrisa burlona. —Suena bien esa palabra... si te diriges a mí, obviamente.

Reí y cerré los ojos unos segundos.

—Te quiero muchísimo Andrew, te quiero tanto. —suspiré. —gracias por confiar en mí y contarme todo.

—Yo también te quiero demasiado, no te preocupes, eres alguien importante en mi vida, obviamente te lo tenía que contar aunque no había pensado hacerlo muy pronto. —me acaricio el cabello lentamente.

Aún abrazada a él, levante mi cabeza y me puse de puntitas para besarlo, fue un beso largo y dulce. Lo abracé unos segundos más y le di otro beso corto.

—ya, es tarde, la carretera estará con neblina si te vas más tarde, ya es de noche y tienes que descansar.

—no me quiero ir. —dijo mientras se balanceaba conmigo de un lado a otro lentamente.

—tampoco quiero que te vayas, pero es tarde, nos veremos el viernes. —le di otro beso y me separé de él.

Bufó y me abrazo tiernamente.

—Nos vemos cariño, te quiero. —se despidió.

—También te quiero amor. —dije con las mejillas rojas. —maneja con cuidado.

El rio mientras asentía y antes de subirse a su auto, me beso de nuevo. Se subió y luego me acerqué un poco a la ventanilla, ella bajo y me mandó un beso desde ahí.

—Te quiero. —dijo con una sonrisa.

—Yo también te quiero. —respondí.

Encendió el motor y antes de poner en marcha, se despidió con la mano, le hice una seña y se fue.

Sonreí y entré a la casa, tenía hambre y tenía que comprar algunas cosas ya qué no tenía mucho. Mi padre siempre me mandaba dinero y con eso podía comer, aunque no me gustara que el gastara dinero en mí, el decía que tenía bastante dinero y que no le molestaba darme.

Agarre mi chaqueta y salí, el negocio quedaba más o menos a dos calles, no era mucho así que iría rápido.

Hacía un frio tremendo, era invierno y hacía mucho frío, los días anteriores había llovido y a los siguientes días habían cero grados por las mañanas y se helaba todo lo de madera y eso, era como hielo que se ponía en las paredes o suelo por el frío que hacía.

Crucé la calle y estaba por llegar al local cuándo me tapan la boca y ciento un fuertes olores, seguidos de eso no recuerdo más.

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Abrí los ojos lentamente, miré a mi alrededor y me asuste ya que no sabía dónde estaba, era un cuarto pequeño, con las paredes blancas y una puerta metálica en el centro.