un extraño en casa

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Recuerdos


Era invierno, un infernal invierno en la ciudad, todo estaba cubierto por una fina capa de nieve, todo era blanco, incluso mi hermoso y cuidado césped y las rosas se encontraban marchitas al igual que todo ahora, un invierno muy frío.


Aunque aun caía ya tenue las nieve afuera y hacía demasiado frío, yo me encontraba sin abrigo y en pijama en mi calido hogar. La chimenea y calefacción mantenían mi hogar tibio y agradable tanto como para no querer salir durante todo el invierno.


Y desde que había dado vacaciones a todos en mi empresa me había encerrado en casa como todo un antisocial que era, sin deseos de ver a nadie o incluido hablar con nadie sólo esperaba que el invierno terminara para poder regresar al trabajo.


Pero por cosa del destino aquella mañana tuve que salir de mi calido hogar, pues mi café y muchas provisiones se habían acabado hace días y ahora realmente me apetecía un expreso con algo de pan recién horneando.


Fue suficiente el antojo como para colocarme el abrigo largo oscuro y la chaqueta amplia encima, bufanda guantes e incluso un gorro y lentes oscuros para poder salir de mi hogar pues afuera hacía mucho frío.


La tienda de autoservicios estaba algo lejos, pero me hacía falta caminar pues estos días prácticamente la había pasado en cama, decidí caminar por la blanca nieve y admirar el hermoso paisaje de la ciudad cubierta de blanco.


Mi casa estaba en lo alto de una colina, lejos de la ciudad aunque podía encontrarse con cosas por sus alrededores, tenía algunos vecinos tranquilos que difícilmente veía pues prácticamente me la vivía en el trabajo.


Todos mis amigos ya tenían por menos un omega, todos menos yo quien pensaba que me quedaría solo, y no no es por que no pudiera tener a alguien pues un alfa puede escoger al omega que quiera, puede temer más de 10 parejas pero a veces pensaba en la compañía y me gustaba la idea pero jamás había buscado una, era complicado.


Camine por un rato hasta la tienda, todo el lugar estaba semi desierto, por lo que pude hacer las compras con tranquilidad, compre tanto como podía cargar en la bolsa de reciclaje verde por la pesada cuesta.


Al salir de aquella tienda con mi expreso caliente en una mano y la bolsa verde en otra por descuido tope con una persona que estaba afuera. Al momento pensé en disculparme y baje las cosas pero al mirar abajo pude verle, el estaba ahí, un chico de tés blanca, cabello achocolatado, una mirada triste en unos ojos lindos.


El niño era lindo, aunque apenas rozara los 16 quizás, estaba sentado en el helado suelo blanco con apenas un pantalón oscuro de aquellos con estilos rasgados los cuales mostraban parte de sus piernas y una camiseta oscura de manga corta, un gorra oscura, cubriendose en el abrazo con sus propias manos el frío, con las mejillas tan rojas como dos tomates.


Al momento me saque la gruesa chaqueta y se la ofrecí, no sabía nada de el, solo una cosa, que tenía frío en ese momento y yo una chaqueta que brindarle.


No dijo nada, cuando le ofrecí mi café el lo tomo temblando, cuando le pedí que me siguiera el lo hizo sin dudar como un pequeño patito siguiendo mis pasos por la vereda hasta mi casa.


Llegamos a casa 20 minutos después, ni siquiera tuve que darle explicación alguna, el niño entró feliz a mi cálido hogar, si ese día fue mucho más cálido al acoger a alguien más, no quería ni pensar que es lo que podría hacer un niño en medio del frío.





MI PRIMER Y ÚLTIMO (NAMJIN)Where stories live. Discover now