Y entonces el reloj toco las 00:00 y lo que decie toda mi vida se hizo realidad, al contrario de cenicienta el hechizo no deshizo si no que la magia empezaba a surgir. Porque hoy complia diesiocho años y eso significaba una cosa, libertad
Inseguridad, en ese momento esa palabra lo describía de forma perfecta. Nina y su mamá mantenían una amistosa charla y el aún se sentía temeroso porque sabía que las palabras de Ana y Ricardo la iban a confundir del todo y hasta quizás se iría con ellos a lo que algún día fue su hogar. No podía permitir la alejaran de nuevo, no quería sentirse vacío y mucho menos que Nina retrociera y estuviera nuevamente lejos de recuperar sus recuerdos. Sabía que Ana No había aceptado de buena fe el noviazgo que mantenía con su hija y que era cuestión de tiempo para que ella atacara y la debilitara. Tenía miedo y no sabía como ocultarlo y que Nina no se diera cuenta porque si el temía ella no se iba a sentir segura a su lado.
—No me gusta nada—murmuró Gastón—nada de lo que venga de esa mujer es de buena fe —Acostumbrate a convivir con ella porque es tu suegra—Matteo hizo una mueca de desagrado —Nunca me voy acostumbrar a ellos—respondió Gastón con la mirada fija en Nina—ni a sus pensamiento retrógrados —Estas con muchas tensión—el italiano lo conocía perfectamente como a la palma de su mano—y eso te va a terminar jugando en contra, no seas boludo y relaja —Estoy preocupado tano—tomó un vaso y lo empezó a secar para después guardarlo—es sólo eso —negro te conozco desde que usábamos pañales y comíamos crayones juntos—Matteo dejó escapar una risa—estas con mucha tensión y como buen amigo que soy te voy a ayudar —¿Cómo?—pregunto preocupado Gastón sabiendo que a Matteo se le podía ocurrir cualquier cosa —Hoy a la noche vamos con pocho a tu casa—respondió el italiano con una sonrisa—el amasa unas buenas pizzas y nos tomamos unas buenas cervezas como cuando éramos pendejos —Dale tano hacemos esa a la noche—sonrió Gastón —Y si con eso no se te pasa la tensión...—exclamo Matteo a punto de largar la carcajada—o preocupación, te llevamos a Nina en tanga y tienen una noche de amor y de pasión bien fogosa —¡Si serás tarado!—exclamo Gastón entre risas—igual gracias por subirme el ánimo hermano —Para eso estoy—Matteo le palmeo la espalda y siguió haciendo su trabajo
Gastón pensó que quizás su amigo tenía razón, se estaba preocupando demás y no estaba disfrutando junto a Nina y a ellos.
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