Capítulo 5

1.6K 58 23
                                    

 *narra Agoney*

No sé qué decir, no me esperaba esto. Llevo un rato callado pero no me salen las palabras. No soy capaz de expresar cómo me ha hecho sentir, tengo infinitas emociones yendo de un lado a otro en mi interior. No sé en qué momento pasó pero siento algo resbalar por mi cara.

-No, pero no llores, Agoney, por favor.

Me abrazó. Una sensación de calor me invadió el cuerpo. La misma calidez fuera, rodeado por sus brazos, que dentro, emocionado por sus palabras. Nunca antes me había sentido tan querido. Sabía que sus palabras eran sinceras.

-Raoul, te quiero mucho. Nunca nadie me había hecho sentirme así. Siento todo lo de antes.

Ahora, ahora sí que lloraba.

-No te preocupes. ¿Tú también me quieres?

-Como para no hacerlo, rubio.

Entonces me besó. Con una mano acariciaba mi pecho y la otra la tenía en mi pelo. Era mágico, pero por desgracia, al cabo de un rato, se separó.

-Oye, Agoney. No te rías pero ¿sabes qué?

-Dime.

-Me pones mucho.

-Ella cachonda.

-No seas imbécil.

-¿Te pongo en serio?

-Claro.

-¿De verdad que te parezco guapo?

-Hombre, sí. Pero yo me refería más a que estás muy bueno, que incluye lo de guapo y más cosas.

-Ah.

Agaché la cabeza. Joder, me arden las mejillas.

-Ella sonrojada.

-Idiota.

Me besó otra vez, pero fue diferente. Esta vez la dulzura la había desaparecido.

-Oye, Raoul... ¿A qué venía lo de Mireya entonces?

-Quería saber qué pensabas de las relaciones dentro de la academia y tal... Pero haberte dicho eso fue la peor decisión de mi vida, sabía que te iba a doler.

-Yo que estaba empezando a odiarla, pobrecilla.

-Agoo, ¿en serio?

-Lo siento, lo siento.

Reí. Me había pasado con Mireya, lo sabía. 

-¿Y desde cuando...?

-¿Desde cuando sé que soy bi? Pues no sé. Creo que indirectamente desde que hicimos el directo en la habitación del hotel. Cuando cantaste con Ricky... Me jodió, pero aún no sabía por qué. Quizá cuando me di cuenta de que me gustabas fue cuando salí a la terraza a buscarte aquella noche. —No podía parar de verlo mientras hablaba, es tan bonito... Y me quiere...— Me dolió cuando fuiste borde conmigo y normalmente suelo pasar de esas cosas, y cuando me acariciaste... Fué... No sé.

-Que mono eres, niño. 

-Y tú eres un estúpido.

-Ahora ella sonrojada también.

-Te odio.

-Más quisieras.

-Oye... Tengo que decirte una cosa...

-Dime.

-Preferiría no contárselo a nadie aún.

-¿Por? 

-Porque no sé si estoy listo. Además no quiero que mi familia se entere sin ser por mi... E imagínate que se lo contamos a los chicos... Nerea es muy bocazas, a Amaia se le escaparía sin querer, y no sé...

-Está bien. Pero no es porque te avuergüences de mi, ¿no?

-Pues claro que no, idiota. ¿Cuando tenemos la toma de contacto de la canción?

-En unos minutos. ¿Quieres que vayamos ya?

-Si. 

Me levanté de la cama para salir de la habitación. Justo cuando iba a abrira puerta tiró de mi brazo hacia atrás.

-Espera.

Me besó, otra vez, y me encanta. Cuando nos estábamos besando escuchamos la puerta abrirse, nos separamos rápido. Vi una sombra y la puerta cerrarse rápido

-Agoney, ¿has visto quién era?

-No. Pero esto nos está saliendo de puta madre, aún hace cinco minutos de nuestro primer beso y ya nos han pillado.

-Creo que era Nerea.

-Pues a mi me pareció Mireya.

-Ojalá fuese Mireya. Ella... Ella ya lo sabe.

-¿En serio?

-Claro... Hablaré con ella, a ver...

-¿Vamos?

-¿Y con qué cara salimos ahora? Es que no sabemos quién es el o la que lo sabe.

-Tranquilo. Espera aquí.

Salí de la habitación y fui a buscar a Mireya. Sentía que todos me miraban y que todos lo sabían. Que estaban enfadados conmigo por no habérselo contado.

-Miriam, ¿sabes donde está Mireya?

-Si,  el salón.

-Gracias.

La vi a lo lejos, en el sofá y me acerqué.

-Hola.

-Uy, hola canario. ¿Qué haces aquí?

-¿Puedes venir conmigo un momento?

-Sí, claro.

Llegamos a la habitación y Raoul estaba sentado en una esquina mordiéndose las uñas.

-Madre mía hijo. Voy a prestarte un líquido de esos que saben mal para que te lo eches en las uñas y así pares de mordértelas. ¿Qué queríais?

-A ver, que al parecer Raoul te ha contado que le gusto. Pues bien, nos hemos besado.

-¡Eso es fantástico, me alegro mucho!

-No, no es fantástico. Alguien ha abierto la puerta y nos ha visto, pero no sabemos quién.

-Ah, yo no he sido.

-¿Y puedes decirnos quién ha pasado hacia aquí en los últimos diez minutos?

-A ver, no sé... Miriam y Nerea no, que estaban conmigo. Alfred estaba ensayando y Amaia estaba con él. Y Aitana estaba con Mamen. Los demás no puedo decirte.

-Eso nos deja con... Cepeda, Ana y Roi.

-O con alguno de producción o algún profesor.

Raoul, que estaba al borde del ataque de ansiedad en la esquina de la habitación habló, por primera vez.

-Ay, dios, no me digas eso, qué vergüenza.

-Levanta, anda, no seas idiota.— Le di un beso en la frente y le ayudé a levantarse.

Al final decidimos dejar el tema. Raoul salió como pudo, pero se notaba que tenía vergüenza.

Hicimos los primeros ensayos de la canción para aprendernos la letra y eso y la verdad es que me sorprendió lo bien que se complementaban nuestras voces. Tampoco estoy en mi mejor semana vocalmente, pero aún así la canción ya suena más o menos bien.

Mientras cenábamos intenté ver una mirada extraña de alguno de mis compañeros hacia mi o hacia Raoul, pero no encontré ninguna.

Nos acostamos. Ya era tarde cuando escuché unos pasos acercándose a nuestra litera y una voz que nos decía:

-He sido yo quién ha entrado hoy cuando os estábais... Bueno... Eso... Lo siento. Prometo no decir nada.




••• N.A. ¿Quién creéis que será? •••

Verte | RagoneyWhere stories live. Discover now