Capítulo 13

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*narra Raoul*

Empezó el pase de micros. La verdad, ese rato con Agoney a solas me había tranquilizado y ya no estaba tan nervioso.

-Ragoney.

Oh, mierda. ¿Ya? Toda mi tranquilidad pareció disiparse al escuchar a Noemí llamarnos.

-Qué nervios. — Dijo Ago, provocando algunas risas, incluída la mía, bastante nerviosa a decir verdad.

-¿Pero qué os pasa?

Agoney hacía movimientos extraños con las piernas para intentar subirse los pantalones, lo que provocaba que yo me siguiera riendo.

-Venga... Uy, que tontería tenemos encima. Silencio.

Tontería dice... Si ella supiese...

La música sonó y empezamos a dar nuestros paseos por la sala. Nos cruzamos en el medio y le miré. Le miré y me metí de lleno en la canción. A partir de ese momento, sólo existíamos él y yo.

Terminé mi parte. Retrocedí unos cuantos pasos, como nos había indicado Vicky, para darle protagonismo. Le miré. Esa voz, esa tranquilidad al cantar, esa suavidad... Ese hombre.

Empezamos a cantar juntos el estribillo. Siendo sincero, no sé si lo hice bien o si lo hice mal. No sé si me equivoqué en la letra. No sé si desafiné. No sé si transmití algo. Lo que sí sé es que amo al chico que tengo delante.


*narra Agoney*

En este momento no puedo mirar a Raoul. Lo necesito. Quiero cantale a él, no al público.

Me giré algo antes de tiempo para quedar frente a frente, él caminaba hacia mi mientras cantaba. Intentaba disimular una sonrisa. Qué guapo es, joder. Estábamos frente a frente cuando empezó a retroceder. Fui detrás de él. Me encanta esta interpretación. Que juguemos. Que parezca que a veces quiere y a veces no.

Me mata. Que me ponga la mano entre pecho y barriga me mata. No cambiaría al hombre que está frente a mi por nada del mundo. No cambiaría su sonrisa, no cambiaría su voz, no cambiaría su humor, no cambiaría su impulsividad. No cambiaría la forma rebelde en la que cae su pelo en su frente por las mañanas, ni cambiaría su forma de cerrar los ojitos cuando le molesta el sol. No cambiaría nada.

Estaba llegando al final de la canción. Me acordé de que tenía que darle el beso y, la verdad, no me fue difícil. No tuve que pensarlo, simplemente me olvidé de que había gente viéndonos. Me imaginé que estábamos ensayando en la habitación, como tantas veces esa semana.

Puse mi mano en su cuello y le atraje a mi de forma un tanto desesperada. Su mano estaba en mi pecho. No pareció haberse arrepentido porque... En fin... Yo creía que iba a ser un pico pero... Él siempre sorprendiéndome.

Ambos nos reímos. Todo el mundo nos aplaudía, hasta Cepeda, lo cual me sorprendió bastante.

-Qué nervios. — Volví a decir, antes de volver a nuestros sitios.

*narra Raoul*

Después del pase de micros fui a la habitación. Allí tenía mi botella de agua y, la verdad, tenía bastante sed.

Escuché unos pasos detrás de mi, pensé que era Agoney así que no le di importancia. Entré a la habitación, detrás entró Cepeda.

-¿Tanta cosa el otro día para que ahora tú lo hagas público de esta forma?

-Primero, yo no he hecho público nada. Y segundo, tú no tienes nada que ver en nuestra relación y no tienes por qué meterte en asuntos que no te incumben ni hacer comentarios como el del otro día.

Verte | RagoneyWhere stories live. Discover now