Capítulo treinta y uno

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Batman se sorprendió, ya la habían nombrado, ¿Qué mas tenía que hacer? La vio cerrar los ojos, Colín se acercó, practicando de forma torpe unos primeros auxilios. Detuvo el sangrado, a tiempo, las extrañas marcas adquirían un color verde luminiscente, danzando en el cuerpo de la ex-cabeza del demonio. 

– ¡señor Batman! Tiene– ella tiene que respirar. – explicó el pelirrojo. – necesita tiempo. –

Por esto era que el señor de Gotham odiaba la magia negra, nada era absoluto, y nunca salía bien. No del todo bien. 

– ¡Red Robin!– el llamado llegó, apartando a Abusse, para curar en alguna medida el cuerpo de su reconocida hermana. 

Batman no soltó en ningún momento la mano de la menor, Red no se vio en posición de exigírselo, aunque aquello hubiera facilitado la labor que el pelirrojo y el pelirrojo hacían. Cuando la salud de la menor estaba lo mas resguardada que pudieron, Abusse se alejó, viendo el cuerpo. 

– vamos Demi...vuelve con nosotros. – susurró. 

Todos estaban reunidos alrededor de la morena, esta tenía el gesto contraído como si de una pesadilla se tratase. Los minutos se escaparon veloces entre los dedos de los presentes, y Abusse hizo un llamado por su comunicador.

– ¡Suren! Los dos minutos se han acabo. – le vieron derramar lágrimas.

– ¿¡que coño significa!? – exigió el mayor. 

– que tu hija no se libera de su carga. – 

– Destino. – pronunciaron todos.

per– pero lo hicimos todo bien. – rogó el pelirrojo. 

El señor del destino negó. 

– nunca se debe esperar hasta el final. – respondió. 

Abusse se horrorizo. 

– ¡haz algo!– exigió Batman, sintiendo como el pulso de su pequeña disminuía. 

– mi voz no podría alcanzarla, la tuya tal vez si. – con esas palabras desapareció. 

– ¡llámala!– grito Red Hood, interviniendo, el casco yacía en el suelo desde hace tiempo. – joder B, llámala, háblale, recuérdele donde esta su sitio. – el hombre entendió. 

Se agachó para quedar a su altura, retirándose la mascara, le hablo con un tono bajo, solo ella tenía que escuchar sus palabras. Pronuncio aquello que la menor tanto ansió oír, unas palabras solo para ellos, solo para ella. Las que debió pronunciar antes, todo aquello que debió decir antes. "Antes" pensó, antes de haber traicionado toda la confianza que ella le deposito. Antes de haber fallado. Antes. 

Apoyó su frente con la de la menor. 

– eres una Wayne, siempre lo has sido. Se que debí decírtelo... Deméter Wayne... al Ghul. – 

Se quedó allí unos segundos, viendo como su hija moría sin que el pudiese hacer nada por segunda vez. La estrechó en sus brazos.

Steph derramaba lágrimas junto a Tim, Jason apretaba la mandíbula, Casandra rezaba en silencio al dios del que la menor le habló un día y Dick se sumía en el mismísimo infierno. Se desplomó sobre el suelo, la perdía, ¿Cuánta veces no lo había hecho ya? Se reprochó todas la veces que no estuvo con ella, todas las veces que le falló... 

Una respiración se comenzó a oír, lentamente, con suma dificultad la menor comenzó a respirar mas fuerte, le costaba horrores. Cogió una bocanada de aire mas profunda, llamando la atención de todos. Sentía que era estrechada, eso la agobio, la falta de aire y otros recuerdos la abrumaron. 

Sus Ojos (Damian Wayne)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora