37 [MARATÓN 3/5]

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Nuestras miradas se desconectaron con gran rapidez, causando en mí una corriente eléctrica y haciéndome sentir que en cualquier momento se me saldría el corazón por la boca. Bajé la mirada hacia el suelo, esos segundos de conexión me habían servido para grabarme esa mirada enamorada.

-Te quiero -susurró en el oído.

Me abrazó. Mi corazón empezó a palpitar fuertemente, que ya no respiraba y mi cuerpo se tensó. Sus ojos miraban en mis labios fijamente y la distancia se acortó entre nuestra respiraciones.

Cerré mis ojos nerviosa por los nervios, sentí como sus labios tocaban los míos. Tenía que reaccionar.

-¡No te quiero! -le empujé y cayó al suelo. Se había dado con el váter del baño. Sonó muy fuerte el golpe, me preocupé mucho-. ¿Estás bien?

-¡Ay! Me duele la pierna... eres una agresiva -exclamó adolorido.

-Lo siento mucho... no queria lastimarte -dije, me agaché y empecé a tocar la hérida.

-¡Auuu! ¡Rebecca, duelee! -exclamó.

-Lo siento, lo siento -dije-. Te tengo que llevar a la enfermería.

-Si estoy bien -agarró sobre la mesa pero segundos después cayó -. Mejor vamos a la enfermería.

Rodé los ojos. Después le ayudé en levantarse, nos dirigimos a la enfermería. Una vez dentro, Zack se sentó en la cama y lo enfermera lo atendió.

-¿A dónde vas? -escuché la voz de Zack tras de mi.

-Me voy a mi clase -respondí-. Ya ha sonado el timbre.

-¿Me vas a dejar aquí solo?

Sonreí.

-No estas solo -a señalé a la enfermera.

-Quiero que estés a mi lado -dijo con un tono infantil.

-Zack tengo clases -dije yéndome -. Vendré cuando acaben las clases.

*****

Al fin habían acabado las clases. Fui hacia la enfermería para ver como estaba Zack. Toqué la puerta y entré dentro. Al entrar, vi a Zack sentado con una escayola en la pierna. Se dio la vuelta dándose cuenta de mi presencia y después sonrió.

-Rebecca, porfin as venido -dijo con una sonrisa.

-Te han puesto una escayola -murmuré-. ¿Cuando te lo tienen que quitar?

-En tres semanas -suspiró-. No puedo estar tres semanas con esta cosa. ¿¡Qué pasa con el partido de basquet!?

Rodé los ojos cansada, se comportaba como una niño pequeño.

-Exagerado -cargue mi mochila y la de Zack.

-¿Qué haces? -frunció el ceño.

-Ayudarte -le agarré de brazo para que se levantara.

-Estas siendo muy amable conmigo -sonrió.

Suspiré. Íbamos como unas tortugas, cada tres minutos tenia que esperar a Zack para que avanzara. Me dolía la espalda, cargaba dos mochilas a la vez. Una vez fuera del instituto, Zack sacó su móvil y empezó a llamar a alguien.

-¿A quién llamas? -pregunté.

-A mi padre, no quiero que sufras por mi -dijo-. Tranquila estaré bien, ya te puedes ir.

-Pero Zack.... -me tapó la boca con la palma de la mano.

-Papá.... ¿podrías venir a recogerme? -empezó a hablar con su padre por el móvil. Me despedí en silencio y me alejé de él.

En el camino pensaba en Zack. ¿Fue una buena idea dejarlo solo? No lo sabía. Llegué a casa, abrí la puerta y me fui en mi habitación. Me tumbé en mi cama mirando el techo, estaba cansada. Cogí mi móvil, estuve en un buen rato en el olvido y revisé en el estado de whatsapp de Zack. Ponía "De nadie seré solo de ti. Hasta que mis huesos se vuelvan cenizas y mi corazón deje de latir" Era muy bonito, ¿A quien dirigía esas palabras?, estaba mas claro que a mi. Me enrojecí al leer eso y decidí visitar a Zack para ver como estaba. Bajé las escaleras.

-Me voy afuera -grité y luego me quedé en silencio esperando una respuesta.

Pero nada.

Así que salgo de la casa y me dirigí hacia la casa de Zack. En la mano tenia bombones para él. Al llegar a su casa, toqué el timbre. Abrió una mujer morena que aparentaba unos cuarenta tantos. Parecía ser una persona maja.

-Hola -saludó la mujer.

-Hola, ¿está Zack?

-¿Eres una amigas suya? -sonrió.

-Mas o menos -dije con una media sonrisa.

-Si está, espera dentro de la casa hermosa -asentí con la cabeza-. ¡Zack, ha venido una amiga tuya! -avisó la mujer.

-Ya vengo mamá -escuché la voz de Zack acercarse.

Me vio sentada en el sofá.

-Rebecca -dijo asombrado.

-Hijo, no me hablaste de tu amiga Rebecca -susurró-. Es muy guapa.

-¡Mamá! -gruñó Zack nervioso.

-¿Qué pasa? solo dije la verdad -dijo con una sonrisa pícara.

-Mejor vayámonos en mi habitación -sonrojó Zack. Me quedé con los ojos platos, nunca había visto a Zack sonrojar.

Vi como Zack tardaba en subir las escaleras con la escayola, le ayudé. Después nos fuimos a su habitación.

-Bueno.... -suspiré.

-¿Qué raro que vengas en mi casa? -sonrió.

-Tampoco es la primera vez que vengo -rodé los ojos.

-Me refiero que es la primera que vienes por tu voluntad.

-A si... quería ver como estabas después de la caída -murmuré.

-Creía que te importaba una mierda -miró de reojo.

Me puse nerviosa.

-Tu madre es muy maja -dije cambiando de tema.

-Ay, es una pesada -cubrió su cara con la almohada.

Hice una risa silenciosa.

-Toma -le di la caja de bonbón pero él hizo una mueca -. ¿Qué pasa? -fruncí el ceño.

-Soy alérgico al chocolate -quité los bombones de sus manos.

Me había costado muy caro los bombones.

-He gastado mi dinero para nada -gruñí

-Lo siento Rebecca -me calmé y le miré con una sonrisa.

-Eres tan mono -susurré.

Frunció el ceño, no había escuchado lo que había dicho.

-¿Qué? -preguntó y le acaricié la mejilla.

Estaba lista para decírselo, no podía seguir aguantando ese sentimientos así que, cogí mucho aire.

-Zack -murmuré, estaba roja como un tomate.

-Dime.

-Me gustas.

Enamorada De Un AcosadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora