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-¿Vamos a la cafetería?

-Claro -nos levantamos de la mesa y salimos de la universidad.

En todo el camino estábamos riendo y hablando de cosas sin sentido. Hablamos de un vídeo gracioso que vimos hace unos días. Llegamos a la cafetería y vimos que estaba llena. Había mucha gente haciendo fila, también vimos a Fernando y Grace que estaban atendiendo. Me acerqué hacia ellos por detrás del mesón de pedidos con Logan detrás de mi.

-Fer ¿donde está Keila?

-Esta estudiando, tiene un examen importante de mates mañana -dijo Fernando sin mirarme mientras atendía a la gente.

-Dejame que te ayude, yo me encargo de la caja -dije y él me miró con triste pero asintió-. Logan, lo siento.

-Yo también quiero ayudar -dijo con una sonrisa divertida en la cara-. Además, no tengo nada mejor que hacer.

Reí y Fernando le dio un golpe suave en la espalda mientras lo guió hacia donde estaba Grace y todos comenzamos a ayudar. La fila cada vez se hacía más corta y a la hora de cerrar ya no quedaba nadie adentro. Creo que vendimos tanto café que jamás querré volver a tomar uno en mi vida.

Keila aparició en la cafetería justo al momento de cerrar junto con su cuaderno y con las gafas puestos que decía que estaba estudiando, tal como debería.

-¿Por qué no me dijiste que estabas tan caótico aquí? -preguntó Keila a Fernando golpeando a su hermano en el brazo.

-Auch -dijo él y miró mal a su hermana-. El abuelo dijo que tenías que estudiar.

-Si pero es más divertido estar aquí -dijo y Fernando trató de decir algo pero Keila lo detuvo-. Lo sé, los estudios son lo primero.

Logan me trajo un vaso de agua. Yo le sonreí como agradecimiento y él se sentó detrás de mí en la butacas que había junto al mesón de pedidos.

-Vámonos Rebecca -dijo Keila.

-¿Dónde?

-En un bar, necesito descansar.

-Vale, después te veo Logan.

Me despedí de los tres y salimos de la cafetería. Mientras andábamos, me quedé pensando en el nombre de las gemelas, me gusta Margarita y Esmeralda pero es muy largo. La luces del bar me hizo quitar de mis pensamientos y volver al mundo real.

-¿Es aquí? -pregunté.

-Si.

-Podíamos haber ido con el bus en vez de caminar 25 minutos.

-Lo siento amiga.

Cuando entramos en el bar, la música me pitaban los oídos, era demasíado alto. No había mucha gente, nos sentamos en una mesa.

-Descansa rápido, no quiero estar mucho tiempo aquí.

-Que si, solo será 10 minutos de descanso.

-Vale.

-¡Camarero, traerme una copa de Tequila! -gritó.

-¿Beberás?

-Claro, necesito beber algo fuerte después de 3 horas estudiando.

-Es mejor que no bebas, no sabes controlarte.

-Que si chica, esta vez no me pasaré.

-Siempre dices lo mismo pero después acabas borracha.

-Te prometo que esta vez no beberé más de dos tragos.

-Eso espero.

Después de una hora en el bar, Keila como siempre terminó borracha. Lo sabía, a ella le encantaba beber mucho.

-Ya Keila, ya es la hora de irnos.

-Un poco más, necesito otro trago.

-Ya bebiste como 8 tragos de tequila -dije intentando levantarla.

-No quiero ir.

-Son las diez Keila, ya levántate que pesas mucho.

-Vale, no me toques. Puedo levantarme sin tu ayuda -se levantó e intentó caminar pero le costaba estando borracha.

Se tropezó y después se cayó haciendo que se le rompiera las gafas que tenía en la mano.

-Ahora no -dije quejándome.

-¿Quieres que te ayude? -escuché una voz atrás mío.

Me di la vuelta y vi que era Zack.

-No hace falta.

-Si que hace falta -sonrió-. Veo que tu amiga se pasó en beber mucho -cargó a Keila de las piernas.

-Si, no se controla -suspiré.

-Qué coincidencia que te vea en este bar.

-Coincidencia no, más bien mala suerte -rodé los ojos.

Caminamos hasta llegar al campus, la llevó a su habitación, saqué las llevas de su bolsillo y abrí la puerta. La dejó  en la cama.

-No hacía falta tu ayuda, iba llamar al taxi.

-Bueno, no has gastado ningún dinero.

Rodé los ojos cansada.

-¿Está noche no serás mi acosador? -Zack se rió.

-¿Me sigues viendo como tu acosador?

-No, solo que cualquier lugar que vaya siempre estás ahí. A veces siento que me estás siguiendo -Zack tenía una sonrisa en su cara-. ¿Por qué te ríes?

-Me das mucha risa.

-Tú ríete, seguro que te estás riendo por mi físico. Sé que luzco como una foca con esta barriga.

-Luces hermosa -me miró a los ojos-. Bueno, siempre.

-No me mires así.

-¿Como así?

-Así, con esos estúpidos pero hermosos ojos -se acercaba más hacia mí-. No te acerques.

-¿Por qué? No te voy nada malo.

-Me da igual, quiero que este cinco metros lejos de mi.

-A ti lo que pasa es que tienes miedo de que te haga algo fuera de la cuenta.

-Si, conociéndote -dije-. William siempre ha estado conmigo, nunca estaremos separados porque me ama.

-¿Y tú lo amas? -preguntó Zack.

-Claro que lo amo.

-Pero no tanto como el amor que siente por mi.

-No digas bobadas, yo no siento nada por ti. Si quieres destruir nuestra relación, es mejor que vuelvas a Inglaterra porque estoy mejor sin ti.

-¿Piensas que lo voy hacer? Claro que no, estas mucho más feliz con él, no quiero destruir tu felicidad. Vas estar más unido a él sabiendo que vas a tener un hijo suyo.

Me quedé callado.

-Bueno ya es la hora de irme. Que tenga una buena noche -salió de la habitación de Keila.

Enamorada De Un AcosadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora