El sujeto más hipócrita de Twinville

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"El hombre nace bueno y la sociedad lo corrompe", no podría estar más de acuerdo con mi amigo Rousseau, que en paz descanse. Cada persona es un mundo, sin embargo... Si dicho mundo es invadido con falsas filosofías, o ideologías construidas en base al preciado valor capitalista del tiempo contemporáneo, sólo podrían obtenerse resultados favorablemente positivos, positivos para aquel (o aquellos) que tiene la fortuna de imponerlos. Ese es mi caso.
A mi corta edad, un hombre de negocios como mi padre, inmiscuído en tintes políticos, no podía mostrarme otra faceta de la vida como la que él y mi madre habían cosechado a lo largo de su falso matrimonio.
Debo decir que, aunque mi aprendizaje fue involuntario, no puedo negar que me ha brindado enormes ventajas satisfactorias sobre mis competidores, ventajas que acepté y adopté como amor propio, a pesar de lo sucio que era para la mirada de otros individuos.
Riqueza, poder y objetivos cumplidos, era la tónica de mi vida, pero algo me faltaba... Algo que no pude obtener aquel día...
Sucede que, durante mi estadía en el Activil Institute, un compañero de clases llamó mi atención. Su nombre, Arshell Xplane.
Era la primera semana y ese sujeto había colmado mi paciencia, parecía que su presencia era una casualidad circunstancial para irritar a mi persona. Nunca me ha gustado perder, ni ser segundón de nadie, y lo peor sucedió aquella ocasión...
Estabamos en la morgue, una milimétrica aventura al mundo de los muertos. Claro está que no todos estábamos listos para presenciar el olor a muerte, al menos en sentido figurado. Sin embargo, mi bochorno fue mayor al observar como aquel sujeto deambulaba entre ellos, con tanta familiaridad. Me irrité tanto que decidí imitarlo ocultando mi evidente pavor; lo peor ocurrió, sucede que, la imagen de la habitación se fue diluyendo para mi sorpresa y el asombro de los demás.
Pasaron algunas horas para darme cuenta en donde me encontraba: El servicio médico escolar. Había caído desmayado debido a mi poco autocontrol de los nervios y, lo peor, me enteré que mi enemigo fue quien, por órdenes del profesor, trajo mi cuerpo tieso a la antesala de la enfermera. Vergonzoso para mí orgullo fracturado aquel día.

Cada mañana era una competencia interna, así lo había escrito el destino para mí desde ese hecho bochornoso. Sin embargo, en un proyecto por parejas, ocurrió lo que ya pueden imaginar. Arshell, y un servidor, por azares de la vida, coincidimos como compañeros de equipo. Durante una semana, ambos fuimos discutiendo por los incontables roces a causa de nuestras distintas maneras de realizar las cosas. Es curioso, cualquiera pensaría que al final, todo el trabajo acabaría mal, pero no fue así; Arshell es una persona muy interesante, nunca había discutido tanto con alguien, nunca me había tragado mis palabras bajo fuertes argumentos de mi oponente, y estoy seguro que a él le cruzó la misma idea por la cabeza. Es por esa razón que nos convertimos en mejores amigos. Cada uno aceptaba los reclamos del otro cuando tocaba perder y ceder, la amistad que forjamos tomó la base de duras realidades. Recuerdo su frase todavía, "La amistad es real si ambos aceptamos los duros golpes de verdad en palabras ajenas". Poco a poco nos fuimos desengañando de los prejuicios que poseíamos el uno sobre el otro, hasta llegar al punto exacto donde comenzamos a compartir metas y, lo más importante, risas.
Arshell aceptó que yo era un malnacido egoísta, doble cara cuando convenía serlo, oportunista y algunas veces (muchas), necio; yo acepté el desinterés en sus acciones, su gris personalidad y su peculiar forma de cuestionar la moral. Una de cal por otra de arena, congeniamos bien.

Como dije, éramos los mejores amigos... Masculinos. Sucede que, un día, conocimos a la señorita "Piérdanse par de imbéciles" en la cafetería del instituto. Fue una conversación extraña, pero sé que Arshell también la disfrutó. Ella pensó que no la habíamos observado, o que podía pasar desapercibida cuando recién anunciaron su transferencia a nuestro grupo de clase. Una chica enigmática, muy bella, pero con una mirada un tanto tétrica. Arshell y yo apostamos, teníamos interés en conocerla, esto debido a su falta de amistad. Cada mañana realizaba el mismo recorrido: llegar, salón, comedor, salón e irse. Salvo las veces en que la grata vida nos otorgaba horas libres. Esa ocasión, mientras degustaba su taza de café, nos acercamos y resistimos sus tajantes frases, su aparente molestia y su grosera actitud. Cualquiera la hubiera mandado a la mierda, pero no nosotros. Esa mirada era la misma que Arshell y yo figurámos en el pasado, así que planeamos agregarla a nuestro propio círculo social. Al final, valió la pena, descubrimos en ella lo hermosa que podía ser su personalidad, claro está que esto es en parte sárcasmo, pero adoramos esa forma de ser de Sarika.
El tridente estaba forjado, forjado por las curiosas casualidades de la naturaleza temporal. Desde entonces, juramos siempre disponer, ante cualquier adversidad, los unos con los otros, sin objeción... O al menos se suponía que así sería...

—Bienvenidos, mi bella dama, y el peón cobarde...
—Corazón, ha pasado tanto tiempo, pero al fin la escoria regresa al sitio donde fue envuelta. ¡Bienvenidos a Twinville! ¡Hogar de la promesa rota y los juramentos de chocolate! Bienvenido seas, querido Arshell...
—Algo me dice que una charla muy interesante recibirá mi presencia en mis antiguas raíces...
—Rara vez te equivocas, querido Arshell, esta no es la excepción...

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⏰ Última atualização: Apr 03, 2018 ⏰

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