Capitulo 10

1.1K 56 20
                                    

(Futuro)
POV FLOR
¿Día? Martes 11. ¿Mes? Septiembre. ¿Año? 2001. ¿Cómo podría olvidar esa
fecha? Muchos perdimos algo ese día. Yo, por ejemplo... lo perdí todo.

(Presente)
*Suena la alarma*
5:00 am.
—Esto es una mierda... —renegué mientras tallaba mis ojos. No había nada más que hacer. Tenía que levantarme.
Me pare, me estire y un poco y lo primero que hice fue ir por una taza de café. En serio la necesitaba. De regreso a mí habitación tome una ducha y me dispuse a colocarme él traje más elegante que tuviera. Hoy tenía que verme de lo más profesional. No tenía demasiada experiencia en este tipo de juicios, pero sin duda estaba decidida a ganar mí caso.
En tiempo récord estuve lista y bajé a desayunar como se debe. Decidí dejar los trastos ahí, no pasaría nada si los lavaba por la tarde.
Estaba hojeando una revista cuando mí celular sonó y era un mensaje de Gerónimo:
“Estoy afuera”
Mire él reloj y eran 5:45 en punto.
—Wow... —Dije. Tome mis cosas, y al estar en la puerta regrese la vista tratando de repasar todo en mí cabeza por última vez. Perfecto. No olvidaba nada. Cerré con llave y salí hacia él auto de Gero.
—Eres increíble. —Dije saludándolo con un beso en él rostro.
—¿Por qué? Es decir... lo sé, pero ¿Por qué lo dices?
—JA modestito... Lo que pasa es que llegaste a la hora exacta a la que te dije.
—No me gusta quedar mal... lo sabes. Y menos con aquella persona que me ha abierto tantas puertas para mí carrera. —Él solo me miro. Era cierto, él había tenido una infancia difícil pero lo que admiraba de él es que siempre, sin importar la opción de su familia, siempre quiso superarse. Esas son él tipo de personas que vale la pena apoyar. En ese momento
encendió el auto y partimos.
—Casi sonó como un agradecimiento... no lo hagas. No es necesario. Todo te lo mereces Gero. Ha sido tu esfuerzo.
Después de eso nos fuimos él resto del camino comentando sobre él juicio de hoy.
Datos importantes, cosas que había que recordar, nuestras estrategias defensivas... en fin. Todo. Llegamos al juzgado justo a tiempo. Le pedí a Gero que entrara a la sala y saludara al chico y al jurado. Yo entraría en un momento. Y lo hice, no me tarde, pero al igual que para mí hoy era un muy importante día para Jaz y si o si tenía que enviarle al menos un mensaje.
“Mi día comenzó hace ya un rato, pero es hora de que es tuyo comience. Te deseo lo mejor él día de hoy ojos hermosos. MIS ojos hermosos. Té amo Jaz.”
Presione él botón de “enviar” y después lo apague. Cerré los ojos un momento,
tome aire y entre a la sala. Estaba lista. Lista para lo que sea que viniera... o casi.

POV Jazmín
Estaba en medio de un sueño profundo cuando él escandaloso tono de mí celular me saco de mis pensamientos. Elena de inmediato se quejó desde la otra cama de la habitación. Corrí hasta donde lo había dejado cargando anoche y vi que era un mensaje de aquellos que siempre quisieras recibir. Era Flor, mí Flor dándome los buenos días y deseándome suerte para hoy, la amaba tanto. Además de que siempre es tan oportuna, creo que era buena hora para empezar a arreglarme. Tenía que estar en menos de una hora en la editorial. Estaba contenta... muy contenta. Nada lograría sacarme esta sonrisa que cargo en este momento.
Me metí rápidamente a la ducha, pero antes de ello desperté a Elena. Ella había dicho hace unos días que quería acompañarme y no veía por qué no. Tal vez no pueda entrar conmigo a la junta, pero podría esperarme fuera. Como sea, ella insistió.
Al poco tiempo ya estábamos ambas bañadas y vestidas. Solo faltaba arreglarnos un poco. Me puse un poco de maquillaje, nada exagerado como suelo usarlo, haciendo énfasis en mis ojos y unos aretes discretos. Decidí traer una vieja esclava que me habían regalado mis padres cuando cumplí 17. Era de oro y solo tenía grabado “Jazmín” por enfrente en una fuente
cursiva que la hacía ver muy distinguida. Me encantaba. Y claro... era obvio. Tenía que usar este él día de hoy.
Saque un hermoso broche de su pequeño estuche y lo coloque en el cuello de mí saco. Me encantada. Tenía unas aves en vuelo con unos pequeños brillos artificiales incrustado en los ojos. Este me lo había regalado Flor días antes de aplicar mis pruebas para la universidad. Era mí amuleto de la suerte. Era mí manera de tenerla conmigo por más lejos que estuviera. Eso me hizo recordar... ¡NO LE HE RESPONDIDO A FLOR!
Tome él teléfono y conteste su mensaje.
“Se que lo leerás hasta dentro de unas horas, pero espero que te vaya genial a vos también amor... Te amo, como a nada, como a nadie.”
Tomé mis cosas y fui hasta él pequeño comedor con Elena.
—¿y bien? ¿Cómo me veo? —Le pregunte a Elena dando una pequeña vuelta.
—Wow... estas... horrible. Pareces toda una escritora aburrida.
—Oh vamos Elena, ¡esto es muy en serio!
—Lo sé, lo mío también... tu preguntaste.
—Agh... nunca te volveré a preguntar nada.
—Hey Jazmín por dios. Sabes que estoy jugando. Estas radiante, perfecta. Cuando te vean y después te escuchen hablar sobre tu libro no podrán negarse. Sonreí. Elena era mi mejor amiga, por lo tanto, sabía cuánto anhelaba esto.
—¿Y entonces? ¿Qué esperamos? ¡Vámonos! —Dije emocionada como una niña pequeña. Dando pequeños brincos de un lado a otro. Moría de nervios, pero mí emoción me ganaba.
Llegamos a las oficinas y todos fueron muy amables con nosotras. La vista era
asombrosa. Teníamos a la torre norte justo al lado y una perfecta apreciación de la torre sur. Él WTC era maravilloso. Todo Nueva York era maravilloso. Creo que ahora empiezo a comprender los locos ideales de Elena.
A la primera persona que salude fue a la señora Marín. Nos regaló un café a cada una y después me guio con ella a la sala de juntas. Ahí vi al dueño de la editora, él Sr. Allen, junto con 6 de los mejores críticos literarios de Estados Unidos, ahora estaba más nerviosa que emocionada. Pase, me presente y salude a todos. Cerca de 1 hora y 30 minutos, después de mí enorme, pero espontaneo discurso y muchas preguntas de parte de ellos, vino la frase que tenía meses deseando escuchar...
“Señorita Del Rio... estaremos complacidos por completo de dar a conocer su
libro”
Y yo estaba a punto de salir corriendo y gritando a abrazar a Elena. Pero no podía, sería poco profesional. ¿Qué tal si cambiaban de opinión a último momento? No no, no quería eso.
Él sr. Allen saco unos pequeños vasos del estante y de una pequeña refrigeradora una botella de Ron.
—Esto hay que celebrarlo. —Dijo casi pareciendo un adolescente haciéndome reír.
Nos sirvió un poco a todos y se acercó a seguir hablando conmigo.
—Estoy tan feliz Sr. Allen. Me siento enorme, me siento completa y más feliz que nunca. Jamás tendré como agradecerle todo esto.
—No hay de que Srita. Del Rio... será un honor para mí publicarlo. Sus letras son... dignas de compartirse. Y además...
De repente un estruendo nos distrajo a todos de los que hablábamos y hacíamos.
—¿Qué fue eso? —Pregunto uno de los hombres en la sala.
—¿Un avión? ¿Tal vez? —Dijo la señora Marín.
—¿Tan fuerte? —Dije extrañándome por aquel suceso.
—Puede que haya pasado muy cerca, después de todo, estamos en un décimo
piso.
—Tal vez... —regrese mí mirada a la bebida.
—¡SEÑOR ALLEN! —Grito abriendo la puerta la recepcionista.
—¿Qué pasa Carina? Estamos algo ocu...
—¡TIENE QUE VER ESTO AHORA!
Nos miramos entre todos y después de unos instantes nos dirigimos fuera de la sala para observar por los enormes ventanales.
—Jaz, es mejor que veas esto. —Vi a Elena en el fondo del corredor. Me acerque hacia la ventana, alce la vista y lo que vi me extrajo él aire de los pulmones.
—Oh mierda... —Fue todo lo que pude decir.
—¿Pero qué paso?
—Un avión impacto con la torre norte. —Dijo alguien en él fondo. Todos estaban en shock. Unos grababan, otros incluso lloraban. Solo podía imaginarme a la pobre gente en esos pisos y los pasajeros del avión.
Estábamos por salir cuando ocurrió algo que esta vez sí nos aterro a todos. Ante mis ojos otro avión más impacto contra la torre sur. Ya no era más un accidente. No podía ser una coincidencia. Ahora era en serio, estaban atacando él WTC. Solo una sola cosa o más bien, persona, podía estar en mi mente ahora. Flor. Tome él teléfono y la llame.
—Mierda! Apagado...—Lo hice una, y otra y otra vez. Nada. La gente estaba histérica. Elena y yo solo nos quedamos inmóviles hasta que...
—Señoritas... ¡Señoritas! Andando ¡tenemos que salir de aquí!
Todos corrían y se empujaban. Sobrecargaron él ascensor más de una vez. Era inútil, así no habría manera de salir y por él miedo ninguno tenía la facultad de razonar ahora. Estaba más que asustada. Estaba aterrada.
Tome a Elena del brazo y la lleve hasta las escaleras. Arrojamos los zapatos en algún lugar y corrimos hacia abajo. Casi llegando tome mí celular y Flor había estado llamando justo después de mí. Salimos corriendo del edificio y la calle y todo era un caos. Ambulancias, gente corriendo, gente llorando. Era una escena espantosa. Entonces sentí vibrar mí celular y era ella de nuevo. Conteste a la velocidad del rayo.
—Flor...
—¿JAZ DONDE DIABLOS ESTAS? —Me gritaba desde el otro lado del
teléfono. Estaba en llanto. Estaba igual o incluso más histérica que yo
—JAZ..
—¡VUELVE A CASA Jazmín! ¡TIENES QUE VOLVER! Y TIENES QUE HACERLO
¡AHORA!

A PruebaWhere stories live. Discover now