C U A T R O

548K 64.8K 178K
                                    

*Acompaña las escenas más intensas de este capítulo con la canción que me pasó una lectora por mensaje y que dejé en multimedia. La letra y el ritmo quedan perfectas jajssaj. Para quienes no les cargue, se llama:  High de Sivik. Estoy nerviosa con este capítulo. Espero les guste tanto como a mí. Díganme todo lo que piensan.


C U A T R O


Nunca fui una mala chica.

Nunca desobedecí a Adam.

Nunca consideré bueno hacer algo que lo enojara.

Siempre busqué mantenerlo en equilibrio.

Siempre reprimí mi propia voz.

Entonces llegó Poe Verne y todo eso se fue a la mierda.

Lo estaba considerando. Desde que me encerré en mi habitación, todavía nerviosa, enojada y confundida por lo que había pasado, no rechacé del todo la propuesta.

Al mismo tiempo no podía creerlo. Es decir... ¡¿era en serio?! Me miré al espejo de mi peinador. Tenía el cabello alborotado por la brisa nocturna. Eso era normal. El resto, no lo sé. No era una belleza épica. Posiblemente tenía un ojo más pequeño que otro y nunca usaba nada de maquillaje.

Ni siquiera tenía maquillaje. Si lo tuviera, lo habría usado.

El punto es que era tan simple, tan común, que me costaba creer que un tipo como él me propusiera esas cosas. Sin embargo, lo pensaba y se encendía algo dentro de mí. Algún tipo de... entusiasmo. Algo desconocido, nuevo, que asustaba pero también gustaba.

Tampoco era una mojigata. Pensé en chicos muchas veces. Quise poder ir a la escuela, al instituto, a alguna universidad. Quise conocer gente. Quise ser una de esas chicas normales que ligaban, salían y tenían problemas estúpidos. Pero acepté olvidarme eso porque Adam siempre me advirtió que solo por saber de su naturaleza podían matarme.

Ser la melliza de un noveno no era malo. Lo malo era ser la melliza no novena.

Pero aquello no era salir y conocer a alguien en cualquier lado. Era aceptar a Poe debajo de mi propio techo. No me escandalizaba considerar lo que podía hacer con él. Lo que me daba un poco de miedo eran las consecuencias de eso. El peligro era alto, pero ¿y si quería correr el riesgo?

¿Y si quería, por una vez en mi vida, arriesgarme?

Hasta la idea me hacía sentir viva, diferente...

Además, Adam había intentado lastimarme. Estaba furiosa con él. Si Poe no hubiera aparecido, me habría hecho daño. Recordarlo me estrujó el pecho. Me causó miedo. ¿Qué demonios pasaba con él? ¿Por qué se ponía tan violento?

Era cierto. No merecía vivir así. No merecía seguir bajo la sombra de Adam. Si él no conseguía ni siquiera reconocerme, ¿por qué yo tenía que hacerle la vida más fácil?

No quería. Ya no quería.

Lo que quería ahora tenía nombre, apellido y la sonrisa más perfecta y endemoniada del mundo. Tenía los ojos como los de un cazador dispuesto a atacar en cualquier momento. Tenía la elegancia, la astucia, la capacidad de sacarme de mi cascarón.

Y joder, si todos los demonios eran así, quería una residencia permanente en el infierno.

A la mañana siguiente me desperté temprano para ocuparme de concretar unos pedidos por correo electrónico. Primero pensé en pasar por la cocina para preparar algo de café, pero mientras iba bajando las escaleras, el olor me llegó.

Mi semana con Poe ©Where stories live. Discover now