Ecos de una pasion

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Los días siguientes fueron más o menos iguales. Nos reuníamos para tomar el desayuno, almorzar y cenar. En la tarde cuando volvía de ver a mi hermana o de la fundación siempre le llevaba un café y un bocadillos que el agradecía con un asentimiento. El equipo de limpieza venia y se iba sin que lo notara. Eran todas mujeres mayores y eficientes que sabían lo que tenían que hacer y me trataban con mucho respeto.

Pero Blake no había vuelto a tocarme y mi cuerpo lo extrañaba. La noche del miércoles cenamos una carne con papas asadas y un excelente vino. A propósito me puse un vestido negro al cuerpo ajustado con un escote bajo y no me puse ropa interior. El me miro cuando llegue al comedor y como siempre me acomodo la silla. Mientras servía la comida toque intencionalmente su mano y él se tensó un poco pero no de mal modo. Parecía estar controlándose y yo quería que se descontrolara. Cenamos en silencio como siempre mirando hacia los jardines. Cuando terminamos de cenar levante la mesa y le traje café. Mientras lo tomábamos yo no dejaba de mirarlo. Tenía una camisa blanca abierta dejando un poco de su pecho expuesto y pantalones negros. Lo miraba sin probar mi café y el lo noto. Me miro a los ojos y no soporte más la tensión. 

Me levante de mi silla y fui a su regazo abriendo mis piernas para sentarme a horcajadas estaba tan sorprendido que no se resistió

_ Donna..._ gimió mientras me molía contra su erección

_ te necesito Blake_ susurre en su cuello. El llevo sus manos a mis caderas y las acaricio sobre el vestido. Creí que me iba a apartar pero en cambio barrió con la mano las tazas de café. Me levanto con él y me puso sobre la mesa. Antes de darme cuenta su boca estaba entre mis piernas comiéndome como si estuviera muerto de sed y yo fuera su agua en el desierto. 

Me comió hasta que me vine en su boca. Luego rasgo mí vestido como si fuera papel dejándome desnuda. Me tiro de las piernas hasta que estuve con mi trasero al borde de la mesa y abrió sus pantalones. El sonido de su cinturón cayendo y su cierre bajando me humedeció a un más si era posible. Me penetro de golpe haciéndome gritar entre el dolor y el placer. Busco mi boca de forma brutal y luego bajo a mis pechos mientras se movía dentro de mí de forma brutal. Un momento después salió de mi dejándome en un grito. Me dio bajo de la mesa y me dio vuelta poniéndome boca abajo sobre la mesa con mis pies en el suelo. Separe mis piernas con la suya y me penetro desde atrás mientras anclaba sus manos en mis pecho y podía sentir sus jadeos en mi oído. La mesa se corría con nuestro empuje a pesar de ser pesada y él siempre se acomodaba para follarme con fuerza. Cuando al fin nos vinimos creí que iba a desmayarme. Se quedó encima de mí respirando agitado. Aun lo sentía latir dentro de mí. Me sentía llena y jodida literalmente.

 El me levanto con cuidado y me tomo en brazos. Me llevo a mi cuarto y me recostó en la cama. Entro en mi cuarto de baño y salió con una pequeña toalla húmeda. Me limpio delicadamente entre mis piernas y descarto la toalla. Luego se acercó a la cama y me arropo con las sabanas y la manta. Beso mi frente antes de irse. Yo aún no reaccionaba. Lentamente me quede dormida y deseando haberle pedido que se quedara.


The Beauty of the beastDonde viven las historias. Descúbrelo ahora