Capítulo 8

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Thor tuvo un sueño.

En él, estaba de pie de nuevo sobre el borde roto del Bifrost.

El viento tiraba de su capa. Agitaba su cabello.

Sostuvo a Loki en el borde. No con Gungnir, sino con su propia mano.

Podía sentir su agarre deslizándose.

"¡Loki!" Gritó, pero el viento le robó la voz.

Loki no lo miraba.

Tenía la mirada baja, los ojos fijos en las fauces abiertas del portal debajo de ellos.

Thor lo agarró con ambas manos y tiró con todas sus fuerzas, pero la fuerza del Bifrost en ruinas era fuerte. Seguía alejando a Loki de él a esa oscuridad inmensa, haciéndolo desvanecerse poco a poco.

Thor podía sentirlo desaparecer.

"¡Loki, no!"

No lo dejaría caer.

Una voz, suave y femenina, susurró cerca de la oreja de Thor.

"Está bien," lo tranquilizó.

Sonaba como su madre.

"¡Lo estoy perdiendo!" Gritó Thor al viento. Podía ver a Loki cada vez más débil. Su corazón se aceleró y el pánico le irritó la garganta mientras trataba tan desesperadamente de sostenerlo.

"Está bien," tranquilizó la voz de nuevo. Esta vez Thor sintió un toque en su hombro.

Cálido.

"Déjalo ir, Thor."

"¡No lo haré!" Habló Thor, desafiante hasta los confines de los Nueve Reinos.

"No puedes sostenerlo,"

"¡Lo salvaré!"

"Ya lo hiciste."

Entonces Thor miró hacia el portal de abajo, y vio cosas que no entendió.

Vio el paisaje estéril de una extensión de asteroides, oscuros incluso a la luz de una estrella distante que caía sobre ellos. Vio un resplandor azul profundo que resaltaba los escalones tallados que conducían a un trono esculpido: el único signo de ocupación.

Algo grande se movió entre las sombras de las rocas.

Luego vio una ciudad, ¿era la Tierra? Plagada, como si estuviera siendo devorada por una plaga de insectos. El mismo fuego azul llovía sobre las calles y su gente.

Se vio a sí mismo, luchando contra la corriente.

Luego el rostro oscuro y retorcido de su líder. Su enemigo.

... ¿era Loki?

Thor miró hacia abajo. Loki casi se había ido.

Loki no hacía ningún intento de aferrarse a él. Por fin, levantó la cabeza.

Lo que Thor vio ahí no era su hermano.

Una cara demacrada con la parodia de una sonrisa, ojos huecos y descoloridos. Su brillo era ese mismo azul brillante e insensible. No verde como deberían ser. El resto de él se veía delgado. Hambriento.

La cosa abrió los dientes y un grito salió de él. Ichor negro y la furia de centenarios acumulada.

Un frío miedo golpeó a Thor en el corazón.

Lo soltó, y vio eso que no era Loki caer.


***



La nave de Aegir estaba lista para partir en cuanto el amanecer pintó el cielo de la mañana.

The Sound of Letting Go  //  ThorkiDove le storie prendono vita. Scoprilo ora