7. Manténgase a la espera

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Levanté mi rodilla y golpeé con ella la entrepierna del chico del pelazo con todas las pocas fuerzas que me quedaban.

- "¡¡¡Papá no!!!, ¡que así seguro que no nazco!" – Escuché en mi cabeza

- "Ahora no, Ragoney. Deja hablar a los mayores"

Raoul no pareció inmutarse mucho por el golpe tampoco (Lo cual, qué deciros, me puso un poco y todo), pero conseguí que aflojara un poco mi cuello y pude liberarme de él mientras varios miembros de seguridad se lanzaban a por él (Que a buenas horas llegaban, también os lo digo, eh).

Mientras intentaban retenerle (Ay que ver cómo peleaba el rubio), y yo me apoyaba en la barra para recuperarme, Ragoney volvió a hablarme:

- "Papá.. tenemos un problema"

-"¿Ah sí? NO ME DIGAS"

- "Ese no es mi otro padre.  Rickoney se ha apoderado de su cuerpo. Lleva demasiado tiempo dentro de él. Hay que hacerle salir o se adueñará de él para siempre y..." - Otra vez la puta pausa dramática - "...Y yo nunca naceré!"

- "¿Pero qué coño? ¿Y cómo lo saco, si ni siquiera sé cómo se ha metido?"

- "Espera, voy a llamar a alguien"

- "¿Qué? ¡Ragoney!"

- "Pi pi pi "

- "¡Oye no pongas a tu padre en espera!"

- "Dancing on the moonliiiight... En breve le atenderemos, manténgase a la espera ... Everybody is feeling warm and bright its such a.... -Tras cinco largos minutos, volví a escuchar su voz -  "¡ya está papa. He recurrido a ELLA."

- "¿Quien coño es ella?

- "Pi pi pi "

- "PERO SERÁ HIJO DE..."

El rubio (bueno, Rickoney dentro del cuerpo del rubio), seguía dando de ostias a los de seguridad sin despeinarse, cuando de repente, un zapato de tacón salió volando hacia su cabeza, haciéndole caer al instante.

Todos levantamos la vista hacia la mujer que lo había tirado. Y digo que la levantamos porque estaba bajando del cielo como el que baja a comprar el pan un martes.

Era una mujer rubia, con aspecto dulce y peligroso a la vez. Vestía un vestido negro con media capa y se posó grácilmente al lado del cuerpo ya semi inconsciente del rubio por el taconazo.

- "La que has liao, pollito" – Dijo mientras se volvía a poner el zapato

- "¿Y tú quien coño eres ahora? - Pregunté ya esperándome cualquier cosa

- "Amigo, un respeto que estás hablando con la Reina del taconazo. Soy Mireya Madre tierra. La madre de Rickoney"

- "Madre mía..."

- "No tuya no, de Rickoney"

- "Pues bueno, ¿Puedes sacarlo del cuerpo de mi futuro marido?"

- "Por supuesto." – Dijo mientras materializaba un tambor.

- "Lo vas a sacar con un tambor?"

- "¡Silencio, futuro ex consuegro!" -Gritó mientras el cielo se oscurecía al compás de su enfado

Mireya empezó a tocar el tambor mientras no dejaba de mirar al rubio:

- "tambooor, tambooor, tambooor que llama a tamboooor... Tamboooor, tamboooor, tambor de mi madre tierraaaaa"

El cuerpo de Raoul empezó a convulsionar.

- "Oye... Abre los ojos... Mira hacia arriba..."

Raoul abrió los ojos y de su cuerpo empezó a emerger Rickoney en forma etérea hasta materializarse al lado de su Madre Tierra.

- "disfruta las cosas buenas que tiene la vida!"

"Lalalalaaa lala lala lalaaaa" –Empezó a cantar Rickoney mientras bailaba alegremente con la gente de alrededor como si no hubiera estado a punto de matar a dos personas hacía unos minutos

- "CO - SAS  BUE - NAS" – Cantó Mireya cruzándole la cara con cada sílaba

- "¡Ahora tira para el futuro que contenta me tienes! ¡La habitación sin ordenar y tú de parranda en el pasado!"

"Sí, mamá" –Dijo Rickoney mientras los dos desaparecían

La gente volvió otra vez a su rollo como si no hubiera pasado nada. Raoul había desaparecido otra vez y yo ya me estaba empezando a cansar de todo aquello.

"Nerea, yo ya no puedo más" – Dije girándome a la barra. Pero me di cuenta de que no había nadie en ella. – "¡Nerea! ¿¿Quieres atender a tu cliente??"

- "¿VICENTE? – Dijo un voz por debajo de la barra

- "Genial.. Luego vuelvo cuando no estés ocupada" - Dije con la firme intención de buscar el camarote del rubio y esperarle allí hasta que apareciera. Hablaría de una puta vez ya con él y daría fin a esta historia absurda...

RAGONEY,  SOY TU PADREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora