¿Te gusto?

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-¿Cómo que tu padre? –Dice Iván, parando en seco.

-Mira. –Le enseña la pantalla del móvil, pero cuando va a cogérselo, ya es demasiado tarde. El teléfono, está apagado.

-¿Pasa algo, chicos? –Dice Rebeca.

-Nada, una tontería. –Dice Iván.

Todavía no saben si deben o no confiar mucho en la nueva profesora, así que de momento, no quieren que sepa mucho más.

-Esto es muy raro, no es normal, que tengas una llamada de tu padre. –Dice Carolina.

-¿ Y si han cogido su móvil haciéndose pasar por él, para averiguar si tú lo sabes? –Dice Roque.

-Es muy extraño, ¿Ahora qué hago? –Pregunta Marcos, desesperado.

-Hay que ver si pasa algo sospechoso. –Dice Carolina.

Jacinta, que entra en la cocina para hacerse un vaso de leche caliente, pilla a los chicos cuchicheando como siempre.

-¿Se puede saber que os pasa ahora? –Pregunta.

-Teníamos hambre y hemos bajado a comer algo. –Dice Carolina.

-¿Todos juntos en amor y compañía? Anda, tirad que como os vuelva a pillar fuera de vuestras habitaciones una vez más, os pongo a hacerme la pedicura. –Dice Jacinta.

-Yo encantado, Jacinta. –Dice Iván.

-Vete, vete. Que al final...

Jacinta sabe que algo traman, pero no puede regañarlos. Después de todo, les ha cogido demasiado cariño. Pero sabe, que como sigan investigando más de lo que deben, la cosa, no va a acabar bien.

Deciden meterse en sus habitaciones para dejar que pase la noche de una vez por todas y esperan que el día que comenzará, les traiga nuevas noticias sobre lo que ocurre con su padre.

Los primeros rayos de sol, asoman por la ventana de Héctor. A penas puede dormir. Desde que los médicos le dijeron que le quedaba poco tiempo de vida, en lo único que piensa es en Marcos y Paula, en todo lo que le gustaría decirle, pero que no se atreve. Tiene a mucha gente que le quiere y no puede irse así sin más. No. No puede. Mira su reloj y son las siete menos cuarto. Dentro de poco, vendrá Blanca para hacerle un examen rutinario.

Que le hayan dejado tratarse en el colegio, también ha ayudado mucho, ya que de esa forma, no levantará demasiadas sospechas y puede estar al lado de sus seres queridos.

Llaman a la puerta, él sabe quien es. No se molesta en ir deprisa, sale de la cama, y abre la puerta. Detrás de la misma, está Blanca, una mujer misteriosa, todo en esto es misterioso.

-Buenos días, Héctor. ¿Cómo has pasado la noche?

-Bien, muy bien. Aunque no me gusta dormir mucho ahora que sé que voy a estar más tiempo durmiendo.

-Tienes que descansar. Tus fuerzas no están como antes y te debilitas antes.

-Lo sé, pero no quiero estar pensando en lo que pasará en el futuro y no aprovechar lo que tengo en el presente.

-Muy bien dicho. Ojalá, todos tuviéramos tu pensamiento. –Dice ella.

-Bueno, dejémonos de sermones y sácame toda la sangre que necesites.

-Hoy te voy a inyectar como todos los días el tratamiento y un análisis de sangre. Por lo que voy viendo, todo está saliendo según lo indicado, así que puede que sean más de seis meses lo que te queda de vida.

El Internado.Where stories live. Discover now