Undici.

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POV'S Ares

Nosotros, los hombres, nos agobiamos en secreto por el papel que debemos ejercer: ser siempre responsable, racional y dominante.

Siempre nos ven como aquel estereotipo que tiene que ser fuerte y dominante; calmado y racional. ¿Qué pasa si no cumplimos con nada de esto? ¿Que pasa si por un momento no quiero ser calmado y racional? ¿Si no quiero ser siempre el fuerte y dominante? ¿Por que siempre está ese concepto de que el hombre tiene que ser el dominante en la cama? ¿Acaso no lo puede ser la mujer también?

— Móntame, cariño— dije a la modelo que estaba debajo de mí.

— Ay, pero así no me gusta— se quejó— . Me gusta que tú tengas el control.

Mientras ella enrollaba sus piernas en mi cadera para que yo siguiera en mi placentera labor, no pude evitar pensar que de vez en cuando necesitaba una mujer dominante en mi cama; una mujer que por lo menos una vez me cogiera a mí y no yo a ella. Que me montara. Eso me volvía loco.

Mientras la embestía eso me llevó a pensar en Jessica. Ella no parece el tipo de mujer que se deja someter por nadie, ni siquiera por mí... aunque claro, yo no tengo ningún problema con que ella me someta en la cama. Pero pensándolo bien me gustaría someterla, ser completamente dominante con ella. Ya me la puedo imaginar a ella, que siempre está desafiándome, bajo mi cama; entre mis brazos suplicándome por más.

Pero solo era una fantasía lo cual es preocupante. Con ella sentía que mis dotes de seductor se estaba yendo por el caño. ¿Que tenía esa mujer que no caía conmigo? O peor aún, ¿que estaba mal conmigo? Aún puedo recordar que le dije abiertamente que se acostara conmigo. Esa mujer me tenía mal. De todas las mujeres que puedo tener, tenía que fijarme justamente en la que no me hace ni un poco de caso y que prácticamente huye de mí.

Se necesita una voluntad de titanio para negarse a mí. No quiero sonar egocéntrico, pero me estaba preocupando el hecho de que Jessica no cayera en mi cama todavía, y ese hecho me estaba llevando a la obsesión con ella. Y no estaba en mis planes obsesionarme porque cuando un hombre se obsesiona con una mujer ese es solo el principio de su fin. A lo largo de mis treinta años de vida he aprendido algo: las mujeres son peligrosas. Y al igual que nosotros son maestras de la seducción. ¡Si por ellas fue que empezó todo esto! Pero fue más tarde que el hombre se adaptó al nuevo arte de seducir. Y creo que eso es justamente lo que pasaba con Jessica, ella me seducía, aunque no intencionadamente pero lo hacía y lo peor de todo es que no se esforzaba en hacerlo ni se daba cuenta. Pero supongo que también es culpa mía por dejar que Jessica—sin saberlo—ejerza un poder de seducción sobre mí.

Y así es como supe que tenía empezar a seducirla en serio, con palabras; con mis manos; mi lenguaje corporal; con mis ojos porque si no conseguía a esa mujer iba a terminar volviéndome más loco de lo que ya me tiene y eso era realmente malo.

Había llegado a un punto en mi vida que no podía verla sin empalmarme, y lo odiaba. ¿Por que me pasaba esto con ella? Incluso, lo que estaba pasando me asustaba ya que siempre me encontraba mirándola y fantaseando con ella, y eso me llevaba a empalmarme y tener que recurrir a mis instintos más primitivos—masturbarme—para lograr aplacar el dolor creciente en mi entrepierna.

Pero hoy, todo esto terminaría.

POV'S Jessica

Lindo y dulce viernes.

Hoy tenía mucho más trabajo del normal pero no importaba porque hoy era viernes y no hay nada en esta vida que pueda arruinar mi espectacular viernes y posteriormente, mi fin de semana.

Aunque debo decir que mi viernes hubiera estado mucho mejor si mi jefe no hubiera venido a la oficina. Hoy lo noté particularmente raro: había llegado tarde, su cabello estaba completamente desordenado, y lo principal, no me había molestado en todo el día.

La Seducción De AresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora