Cinquantatre

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Recuerden los (**) 🌚🔥

POV'S Jessica

Moría de sueño.

Ya estábamos en la recta final pero aún así eso no significaba que podíamos bajar la guardia. El profesor de psiquiatría II estaba hablando como si no hubiera un mañana, mientras que Carlos, Francesca y yo intentábamos no caer presas del sueño a pesar de las cabeceadas que estábamos dando.

¡Joder! Mis ojeras se veían de aquí a la luna.

Pero por más que quisiera prestar atención a lo que decía el profesor, no podía. Mi mente estaba enfocada en un hombre de cabellos tan negros como el carbón y una mirada celeste grisácea que robaba el aliento; ese hombre más conocido como Ares D'Angelo: mi jefe. Ya hace una semana de la borrachera que se pegó y tuve que rogarle a Gareth para que lo llevara arrastrando hacia su casa porque si lo dejaba en aquel bar mi conciencia me jugaría una mala pasada.

Después de emborracharse de tal manera fue al trabajo al día siguiente, luciendo unos lentes oscuros que ocultaban sus ojos de una muy evidente resaca. Ese día se fue a casa temprano.

Durante toda esta semana, mi jefe, había estado muy distante y eso, en cierta forma, me preocupaba. ¿Desde cuando él se comportaba tan distante conmigo? Era realmente extraño no escuchar sus llamados cada cinco minutos o no tener sus lujuriosos ojos encima de mi cuerpo todo el tiempo; por más extraño que parezca, ya me había acostumbrado a su pecaminosa cercanía.

En fin, cuando quise prestar atención a la clase ya el profesor había salido. ¡Joder! No había escuchado absolutamente nada por estar pensado en mi jefe.

¿Que diablos pasaba conmigo?

— ¿Estás bien, jess?— pregunta Carlos mientras me regala una mirada de confusión.

— Sí, ¿Por que lo dices?

— Es que te veías distante y distraída, y tú nunca eres así en clases.

— Sí... lo qué pasa es que estaba pensando en mi boda— mentí descaradamente. Además, ¿que más podía decir? ¿Que estaba pensando en mi jefe? No señores, eso jamás.

Terminé de recoger mis cosas para ir directo al estacionamiento porque ahí me estaba esperando Kyle para llevarme a casa. Por cierto, ¿recuerdan el parcial de anatomía? Bueno, no me fue tan mal como esperaba. Saqué un 95, es muchísimo más de lo que esperaba.

— ¡Al fin!— exclama Kyle al verme llegar— Pensé que tendría que ir a buscarte— se acerca a mí, agarra mi cintura entre sus manos y planta un exquisito beso en mis labios. De a poco, su lengua fue invadiendo mi cavidad bucal dejándome aturdida con la cabeza en el espacio... no sé porque pero no me sentía a gusto con el beso— ¿Como estás, amor?— preguntó una vez que nos separamos para tomar aire... o bueno, mejor dicho, yo me separé.

— Bien, aunque estoy muerta de sueño. Solo deseo llegar y dormir hasta el día siguiente.

Tomó mi mano y me guió hasta su auto para adentrarnos en él.

— ¿Tienes trabajó mañana?— asentí— ¿Y por qué no faltas?

¿Faltar? Esa no era una posibilidad para mí. Si llegara a faltar un solo día Ares se volvería loco y sería capaz de explotarle la cabeza. Ese hombre no funcionaba sin mí.

— Esa no es una opción, Kyle. Ares me mataría si llego a faltar un día.

Rodó los ojos.

— No puedes mantenerte esclavizada siempre a ese trabajo. Linda, no has tenido vacaciones en cuatro años.

La Seducción De AresWhere stories live. Discover now