Capítulo 2

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El clima había sido un completo chiste ese día. Yamaguchi aun corría, ya no más por huir de sus matones, sino por llegar a su próximo trabajo. Sin pensarlo mucho, era un camino familiar para él, así  que se guiaba casi automáticamente entre las calles, entre los edificios y  entre las personas. Con la cara al suelo, quizá por la lluvia que aun caía, quizá porque así se sentía más seguro,  de vez en cuando alzando a ver su camino para saber dónde estaba.

Tal vez estar empapado era un problema, pero le agradecía  a la lluvia el hecho de calmar la ciudad, dándole un paso más lento a las calles y por lo tanto dándole un camino más fácil a él.

Una vez llegó al puente de cenizas, como se llamaba por su eterno y completo color gris, cambio su trote a una caminata, le encantaba ese lugar, era el puente más largo se la ciudad, aunque poco importante ya que estaba lejos de toda zona comercial o todo lo que fuera vistoso e interesante. Todo el sector se constituía de fábricas, edificios residenciales y pequeños locales. Igualmente el tráfico era poco en las avenidas bajo éste, ocho carriles en total.

El frio le dio de golpe a Yamaguchi una vez arriba, haciendo que su ropa mojada calara en su piel. Se llevó las manos a los bolsillos de su chaqueta y se acurruco entre sus hombros lo mejor que pudo, más por reflejo que por realmente conseguir algo de abrigo.

Se tomó un momento para apreciar la vista;  hacia un lado una pequeña parte de la ciudad, los edificios brillantes y coloridos, hacia el otro las zonas residenciales, con grandes jardines y casas entre lujosas y acogedoras, hacia abajo el vaivén de los autos, sin ningún afán especial. Sintió, y en serio sintió la gélida brisa que le hizo encoger sus hombros, necesitaba urgentemente llegar  a cambiarse al Black B, donde tenía guardadas varias cosas incluyendo un conjunto completo de ropa, solo por si acaso.

Se ajustó su bolso azul impermeable, donde llevaba las cosas importantes como su celular, dinero, llaves, agenda. Cosas importantes… Los auriculares. El recuerdo le alcanzó de un solo golpe erizando todo su cuerpo “Ah, bien hecho pequeño inútil” Se dijo poniendo una de sus frías manos sobre su cara, sintiendo aún más frías gotas resbalando por su cuello y hasta dentro de su camiseta. Cerró los ojos un momento.

No era como si apenas ahora recordara lo que había sucedido, en realidad todo le había estado pesando en su mente desde que había ocurrido, tratando de ignorarlo, de quitarle importancia con cada paso. ¿Qué había pasado? Se preguntaba Yamaguchi, todo había sido un desastre, esta vez más que de costumbre.

Sabía que de no haber sido por los chicos busca pelea  que le alcanzaron al final, se habría quedado ahí, con el rubio, tartamudeando, temblando, pidiendo disculpas, prometiendo arreglar los auriculares, y haciendo en general un doloroso esfuerzo por mejorar la situación.

Los ojos del chicho, el choque, su pelo rubio, la caída, su profunda voz, el reclamo, sus palabras, las cosas rotas. Sintió el calor por toda su cara, debía estar rojo como un tomatito hasta las orejas. Respiró hondo tratando de tomarlo relajado. Lo arreglaría, era un compromiso, se lo había prometido

Yamaguchi exhaló, formando una pequeña nube de neblina frente a él. Puso su mano un momento sobre su bolso, acercándose al final del puente y retomando el trote, decidido y concentrado. No tenía un horario como tal “Ven cuando termines en la cafetería” fue lo único que le había dicho el señor Ukai el primer día que entró a trabajar con él.

Igualmente salía del trabajo sin mayor exactitud, cuando terminaba, siendo la mayoría de las veces alrededor de las 5 p.m. para luego empezar clases a las 6 p.m. Estudiaba en un instituto acelerado de 6 a 10 de la noche de lunes a jueves,  lo que le resultaba muy conveniente para tener más tiempo.

Si bien era un poco pesado, Yamaguchi se había acostumbrado rápidamente y ahora ya estaba en tercer grado y se graduaría a fin de año. Pero aun así prefería llegar a  Black B lo más rápido que pudiera, ya no por dar una buena imagen y corresponder a la recomendación de su amigo, de hecho el lugar le comenzaba a  gustar, cada día un poquito más, quería hacerlo bien.

Adorables Puntos Plateados (Lovely Silver Dots)Where stories live. Discover now