Capítulo 6

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Yamaguchi sabía que era caso perdido, por supuesto que lo era, pero no es como si realmente fuera fácil negarse a la señorita Saeko. La escuchaba suspirar o quejarse una que otra vez mientras esta recogía su castaño cabello, jalaba, recogía y volvía a recoger.  “Tanaka, de casualidad tienes algún pasador o pinza” Preguntó descuidadamente mientras dejaba una mano sobre la cabeza de Yamaguchi, el chico sentado en una de las sillas cerca de la barra de pedidos. “Uh, claro déjame busco un momento en mis bolsi- ¡POR SUPUESTO QUE NO! ¡¿Qué qué qué carajos se supone que haría yo con pinzas, mujer?!” Saeko dejó ir un suspiro dándole una palmadita en la espalda a Yamaguchi “Supongo que lo dejaremos así, ese mechoncito desorganizado te queda bien, sea como sea” Terminó dedicándole una sonrisa a Yamaguchi. “Ah, gracias” Respondió parándose de su asiento, pasando un momento su mano por su cabello, y poniéndose nuevamente la gorrita de algodón que usaba en el trabajo, de color Azul pastel. Saeko a veces hacia este tipo de cosas cuando tenía tiempo: peinar, jugar, peguntar o hasta cantar con los empleados del lugar, y eso básicamente era genial. “Ah, por cierto Tanaka” Comentó Saeko caminando Hacia este “¡Esa no es forma de contestarle a tu hermana, joder!” Le reclamó a la vez que le estampaba un puño en el brazo de su hermano menor.

Era lunes y Yamaguchi había llegado temprano hoy, así que se preparaban relajadamente antes de abrir el café. Limpiar y organizar el lugar más que nada, pero sobretodo comenzaba el trabajo en la cocina y el lugar se llenaba con un asombroso aroma de pan, pasteles, galletas y café. Trabajan varios empleados pero ya llegarían más tarde, ya que el lugar abría oficialmente a las 10 a.m. y eran apenas las 9 a.m.  Yamaguchi abría las delicadas cortinas melocotón de las ventanas, Saeko estaba en la cocina (Dirigiendo, o bien ella misma cocinando) y Tanaka estaba en la laptop de la barra, junto a la caja registradora, “¿Qué te parece esta, Tadashi?” Preguntó a la vez que comenzaba a sonar una suave canción entre rock y pop, Yamaguchi se detuvo un momento escuchando la melodía, se sentía bien, discreta pero ciertamente animaba a seguir trabajando “Si, creo que está bien” Contestó terminando de atar una cortina a un lado de la pared “Claro que sí, mis gustos musicales son impecables” Dijo Tanaka en vos baja, más para sí mismo que para Yamaguchi.

Aparentemente escogería la lista que sonaría hoy en el café, muchas veces lo hacía y siempre le quedaba bien, al menos a Yamaguchi le gustaba. Lo animaba mientras se movía en las mesas, o bien cuando tenía algún espacio libre, o cuando se sentaba a ayudar a organizar cosas. Podía empezar a tararear alguna canción que ya conociera un  poco, tamborilear sus dedos o su pie, o dejar que la letra de verdad le golpeara mientras miraba el paisaje de las calles afuera.

“Ja, pinzas para el cabello ¿es un chiste, que se cree mi hermana?” Comentó Tanaka Distraídamente frente a la laptop, Yamaguchi no comentaría eso, ni aunque directamente le estuviera preguntando, solo se rio por lo bajo, cuidadoso de que Tanaka no se diera cuenta “¡Porque eres un pedazo de modelo! ¡Por supuesto que podrías tener algo así! ¡Ahhh vas a ver cuando acabe aquí y te alcance Tanaka Ryuunosuke!” Se escuchó a Saeko decir desde la cocina, gritar más bien. Tanaka solo se rio por lo bajo, saliendo rápidamente detrás de la barra y tomando su bolso que había dejado colgando en el respaldar de una silla, silbando alegremente. Abrió la puerta con un “Hasta aquí llegue. Dile que la quiero mucho y en la tarde la veo ¡Adiós Yamaguchi!” saliendo rápidamente y dejando la puerta abierta, y no importaba ya que estaban listos para abrir. “Adiós” Gritó Yamaguchi asomándose por la ventana, se dirigió entonces a la sala de empleados, al fondo de la cafetería a buscar su delantal, una delicada pieza de tela azul marino que cubría de la cintura para abajo, y a prepararse en general para su turno.

La cafetería se ubicaba en una calmada calle, un poco lejos del centro, pero aun así el vecindario era movido y comercial. El lugar era muy amplio y claro, ya que el techo tenía varias secciones de cristal, además de las altas ventanas que decoraban las paredes. El piso era de madera, brillante, oscuro y acogedor, contrastando con las mesas pequeñas y redondas de cristal y las sillas metálicas .A la entrada una amplia barra: zona de pagos, recepción y pedidos, más atrás la amplia cocina, vitrinas con un montón de comida de pastelería y máquinas de café, al fondo del local la barra de bebidas alcohólicas. La decoración por el momento eran algunos ramos de rosas que colgaban en las paredes. El café abría desde la mañana hasta casi la noche, pero Yamaguchi terminaba su turno alrededor de la 1 p.m. para ir a Black B.

Adorables Puntos Plateados (Lovely Silver Dots)Where stories live. Discover now