N U E V E

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—Klara

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—Klara.

El sonido el agua que me cae sobre las manos mientras lavo los platos ahoga la insistente voz llamándome. Mi cuerpo está presente, pero mi mente está lejos de aquí. A pesar de que ya han pasado dos horas desde que terminó el programa de Kang, no puedo sacar de mi mente sus últimas palabras y su mención de la palabra queso, confirmando que, sí fue él, el que me envió esos mensajes anoche. De verdad fue él. Una mano pasa frente a mí.

—Klara.

Un sacudido de hombros me trae a la realidad.

—¿Ah?

Kamila está a mi lado, sus ojos evaluándome como siempre.

—¿En qué piensas? Estás en la luna.

—Oh, —paso la esponja de lavar los platos por una taza de nuevo. —En nada.

Ella alza una ceja.

—¿Segura? Es la cuarta vez que enjabonas esa taza, estoy segura de que ya está más que limpia.

Termino de lavar la taza, cierro la llave y me seco las manos con un trapo.

—¿Querías hablar conmigo?

Ella asiente.

—Vamos. —La sigo hasta que nos sentamos en el sofá grande la sala.

No es muy difícil deducir sobre que quiere hablar así que no me sorprende cuando habla.

—Quiero que empieces la escuela la semana que viene, sé que parece pronto, pero lo consulte con tu psiquiatra y él estuvo de acuerdo con que puedes manejarlo. Él psicólogo quiere verte antes de que vayas tu primer día.

—Quiere prepararme.

—Quiere darte algunos consejos en caso de que se presenten dificultades el primer día.

—¿Dificultades? ¿Te refieres a un ataque de llanto o uno de pánico?

Ella tuerce los labios, la idea doliéndole obviamente.

—Puedo ir contigo el primer día si eso te hará sentir mejor.

—Claro, una adolescente que lleva a su hermana como guardaespaldas, eso no hará que se burlen de mí en lo absoluto.

Para mi sorpresa, Kamila sonríe.

—Tu sarcasmo está volviendo, eso es bueno.

Mis ojos caen sobre la ventana detrás del sofá, el miedo apretando mi pecho cuando me imagino rodeada de docenas de adolescentes, me los imagino examinándome, las expresiones de desprecio en sus rostros. Los susurros de aquellas que solían decir que eran mis amigas. Ellas saben todo lo que le pasó a mi madre y a mí, puedo imaginármelas contándoselo a todos.

—Puedo intentarlo, con una sola condición.

Kamila abre sus ojos en sorpresa, es obvio que no esperaba una respuesta positiva tan fácilmente.

—Claro, lo que quieras.

—Quiero ir a una preparatoria diferente, no quiero volver a la misma. Puedo intentarlo en un lugar nuevo, es todo lo que pido.

No solo se trata de encontrarme con las que solían ser mis amigas, sino de los recuerdos que tengo de esa preparatoria. Estudié ahí desde primaria, mi madre fue a mis primeras presentaciones y exposiciones. Gané mi primer premio escolar por mis pinturas ahí, no sé como explicarlo, pero volver ahí es un recordatorio de todo lo que perdí. Kamila parece pensarlo por un segundo.

—Está bien, intentaré encontrar otro lugar, me tomará tiempo, no creo que puedas empezar la semana que viene con todo eso de la transferencia de papeles, pero si pronto.

Le doy una sonrisa de boca cerrada y tomo su mano.

—Gracias, de verdad aprecio todo lo que haces por mí.

Ella me aprieta la mano suavemente.

—Es un placer, K.

El sonido de la puerta principal nos interrumpe, Andy emerge del pasillo de entrada, aflojando su corbata.

—¿Qué tenemos aquí? ¿Reunión de chicas?

Kamila me suelta la mano.

—Klara acaba de aceptar volver a la escuela.

Andy no oculta su sorpresa.

—¿De verdad? Eso es genial.

Se sienta con nosotros, y nos quedamos conversando un rato sobre un caso que esta llevando su firma. Andy es abogado y tiene su propia firma junto con unos amigos de toda la vida que se graduaron con él.

#

Cuando vuelvo a mi habitación, nerviosa, reviso mi teléfono: Cero mensajes. Lanzo el celular a la cama, ¿qué esperaba? Yo fui la que le exigí que me confirmará su identidad y ahora que lo ha hecho, ¿espera que sea yo la que le escriba? No voy a hacerlo.

Me siento en la cama, estiro las piernas y pongo la laptop sobre mi regazo, entrando a la pagina donde veo mis dramas coreanos para escoger uno y le doy comenzar. Aunque trato de concentrarme en el drama, ojeo el celular de vez en cuando. Si él no vuelve a hablarme, es lo mejor que puede pasar, es una señal para que vuelva a mis cabales y pare de alimentar estas ilusiones imposibles con Kang. Solo me habló porque no me conoce, no sabe lo insignificante que soy, por simple curiosidad como él mismo lo dijo.

De cualquier forma, ya es tarde, son casi las once. Ya no va a enviarme hoy, ¿por qué eso me entristece tanto? <<Eres una idiota, Klara. No te emociones con él, no esperes nada de él. Síguelo teniendo en un plano platónico, esa es la única forma en la que te mantendrás a salvo>>. Eso haré. Todo estará bien.

Mi teléfono suena, anunciando un mensaje nuevo y todos mis pensamientos anteriores se van por el caño porque sé que es un mensaje de él. Nadie más me envía con la excepción de Kamila y Andy y ellos están en casa así que no tienen razón para enviarme. Pausando el drama coreano, abro el mensaje.

Kang:

¿Estás?

Yo:

Si.

Kang:

Disculpa la hora.

Yo:

Tranquilo.

Kang:

Me cansé de esperar tu mensaje.

Yo:

¿Se supone que debía enviarte?

Kang:

Creí que lo harías después de confirmar mi identidad.

Yo:

Oh, no sabía.

Kang:

¿Te estoy molestando, K? Entenderé si es así.

Dudo, porque sé que si le digo que sí, dejará de escribirme, y volverá a ese plano platónico donde he querido mantenerlo, si le digo que no, seguiremos hablando y solo crecerá el interés que tengo por él.

¿Qué debo hacer? 


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