D O C E

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Derrota

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Derrota.

Eso es lo que siento, lo que invade cara partícula de mi cuerpo, pensé que estaba mejorando, pensé que podía tener una vida normal, he sido tan ilusa, tan idiota.

Todo la mejora que me costó meses construir se ha derrumbando en unos segundos. Estoy sentada en mi cama, con la espalda contra la pared, mis rodillas contra mi pecho mientras las abrazo como si de esa forma pudiera mantener juntas mis piezas rotas.

Después de mi llamada con Kang, esperé por Kamila y Andy sin moverme, con el miedo de que moverme un poco me podría causar otro ataque de pánico. Si, la llamada de Kang me tranquilizó pero no me curó, mis miedos siguen ahí palpitando como un volcán esperando tener una erupción. La voz en mi cabeza se ha vuelto mala y cruel.

¿Lo llamaste en un ataque de pánico?

¿Tienes idea de lo que debe pensar de tí? ¿Qué eres una loca?

Y el peor pensamiento de todos es: Ahora él te tiene lastima, ¿No escuchaste la lastima en su voz mientras trataba de calmarte?

Eres una vergüenza, Klara.

Kamila me dejó sola después de darme una larga charla de que esto no era una recaída, de que mi progreso no se ha desvanecido por ello.

¿Entonces porque siento que si?

Me paso las manos por la cara, antes de acostarme, envolverme en las sabanas y tratar de dormir.

-

Lo que mas temo y odio de la depresión es el estado de desactivación como me gusta llamarlo, cuando no puedes sentir, todo pasa a tu alrededor y solo estas ahí, existiendo sin ningún motivo, razón o motivación. Es como si la vida dejará tu cuerpo, y solo quedará el cascarón vacío. No vives, no piensas, no hablas, solo existes.

—¡Buenos días!— Andy entra a mi habitación, —Te traje desayuno.

Eso me sorprende, los pasados tres días ha sido Kamila la que me ha atendido, supongo que ya no puede perderse más guardias en el hospital, no me gusta afectar su trabajo pero no se va a pesar de que se lo he pedido a ambos. Mi teléfono yace en mi mesa de noche descargado y apagado, ni siquiera lo he mirado, tampoco he escuchado el programa de Kang.

Andy se sienta a mi lado en la cama, yo sigo en lo que se ha convertido mi posición favorita, con la espalda contra la pared y mis brazos alrededor de mis rodillas, mi mentón sobre las mismas, —La dueña de Drew preguntó por tí, quiere saber cuando los perritos pueden volver a visitarte.

No digo nada, —Klara, mírame.

Giro mi cabeza ligeramente para verlo.

Las pequeñas arrugas en la cara de Andy se vuelven mas pronunciadas cuando me da una sonrisa amable, —Sabes bien que no me iré.— su mano se posa sobre la mía, —Klara, no soy un experto, tu hermana lo es y tal vez, no pueda superar lo que ya te ha dicho, pero solo te hablaré desde el corazón: No has retrocedido ni un paso, si, sufriste un ataque de pánico pero eso solo fueron unos segundos, ¿Dónde dejas las horas de bienestar? ¿Lo genial que la has pasado con los perritos? ¿O cuando fuiste al parque? ¿Lo mucho que disfrutas el programa de ese chico?— su mano aprieta la mía, —No dejes que unos segundos lo definan todo, solo dime, ¿Qué necesitas? Y lo haré por tí, sin preguntas.

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