11 historias cortas. parte 7

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Pero. ¿Podríais prensarlo, por favor? – Dijo Juan al borde del llanto, añorando un sí de parte de Ruperto pero en cambió de eso obtuvo un no inmediato de él, casi automático. – Y Después ya me dais una respuesta definitiva.
Ya te lo dije, no soy homosexual. – Dijo Ruperto muy firme y conciso. – Además solo te veo como un amigo, quisiera que eso no cambie. – Dijo rompiendo el corazón de Juan. En ese momento la sonrisa con la que lo llamó para que se acerque se desvanecería y envés de ella una mueca de tristeza saldría, tratando de resistir el llanto.
Ya no creo que pueda seguir siendo tu amigo. Cada palabra que te diga me recordaría a este momento. Este puto momento en el que me rechazaste. – Dijo Juan subiendo la voz pero bajándola al instante para que nadie más lo escuche. Una lágrima que no pudo contener salió y de inmediato, Ruperto se la secó y apoyó la cabeza de Juan en su hombro para muy lentamente ir sobándosela con la mano izquierda. Al pasar de un minuto, y dándose tiempo de que lo estaba sintiendo no era recíproco, apartó a Ruperto casi empujándolo y se metería en el salón. Al entrar, sentiría los ojos de todos sus compañeros sobre él sin alguien estarlo viendo, a excepción de Silvia. Se sentaría en su carpeta y se recostaría para disimular si llegaba a llorar pero no lo haría ya que igualmente sería notorio. "Llora gay, llora que te acaban de rechazar, llora para que todos se burlen de ti por el resto del año, llora maricón rechazado. ¡Llora!".

Poniendo los brazos para no caer, se volteó y le extendieron una mano para que se pare. Ya en pie. "Gracias Pancracio" después de ayudarlo se iría aceptando las gracias. "La cagué mierda. A mi mejor amigo, le hice eso. Debería estar yo envés de él. Él solo confundió las cosas pero yo le rompí el corazón. Podías hacerlo bien. Sin restregarle mi heterosexualidad." Se movió hasta la puerta del salón y Desde fuera empezó a ver a Juan que estaba acostado en su carpeta. "Está llorando. Ve consuélalo, acepta su propuesta, no pierdas su amistad, es muy bueno él. Después ya terminas con él con cualquier excusa, anda, camina, míralo, haz algo" Haría el amague de ir pero al dar un paso se detendría y retrocedería para solo quedarse viéndolo hasta terminar el recreo.

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