Isaac: Es tu culpa, no lo supiste cuidar, no lo supiste escuchar, no lo supiste acompañar.
Blair: ¿Tú me dices que no lo supe acompañar?
Isaac: Sí.
Blair: ¿Tú que solo lo veías cada eón, como dijo él?
Isaac: Si quieres usar sus palabras entonces podría decir que no supiste acompañarlo ya que como él dijo nunca logró sentirse acompañado.
Blair: No deberíamos discutir ya que la carta fue dirigida a los dos. Además de un desconocido lo cual no sé a qué se refiere.
Isaac: ¿Así de fácil quieres terminar la discusión? Te recuerdo que por ti, mi hijo murió pensando que no me gustaba verlo o ni siquiera quería.
Blair: Yo solo te restringí verlo porque objetivamente solo obtendría conocimientos basura de ti y no quería que mi hijo termine con heces en la cabeza.
Isaac: ¿Basura como no poder hablarle a sus padres de los problemas que tenía?
Blair: Yo no le enseñe eso.
Isaac: Tal vez no se lo enseñaste pero sí lo aprendió de ti.
Blair: Vamos, con tu recurrencia de presencia con suerte sabrías el nombre de tu hijo.
Isaac: ¿Y tú que lo veías todos los días, sabías que él era homosexual?
Blair: No, no lo sabía pero no importa eso ya que varias veces que tú venías a verlo él te gritaba y no lo puedes negar ya que yo escuchaba los gritos.
Isaac: ¿Varias veces? Creo que fueron tres veces y las tres fueron porque tú no le dabas atención.
Blair: Yo le daba casi todo mi tiempo.
Isaac: Tiempo no es proporcional a la atención.
Blair: Bueno si quieres quédate con esa idea pero yo amaba a mi hijo.
Isaac: Y tú eres la que no dejaba que él me ame.
Blair: Ya me cansé de esto así que vete de mi casa por favor.
Isaac: Ya que me votas, chau.
Blair le abriría la puerta y cuando Isaac saliera cerraría la puerta bruscamente.
Este es el fin de las once historias pero tengo muchas historias más que estoy escribiendo en mi libro luna de... ah no eso ya no da risa. Problemas más tal vez se llamará y creo que solo subiré cuatro historias más del libro. (ay escribo como si alguien lo leyera)
