11 historias cortas. parte 9

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Abrió la puerta de su casa al llegar de su trabajo a espera del efusivo saludo habitual de su perro pero esta vez no la saludaría y en cambio su perro esta vez estaría en la esquina contigua a su cama con vómito por casi todo el suelo, lo primero que haría sería ir a ver al perro pero con sus conocimientos de veterinaria no encontraría alguna muestra de vida en su perro.

Lo examinaría por treinta minutos pero en ningún momento dejarían de caer las lágrimas, serían una chaparrada que se precipitaría en el occiso cadáver de su perro; llegaría a la conclusión de que su perro hubiera sido envenenado y en ese momento sus ojos se llenarían de odio vehemente hacia su vecino, Hideo Ishikawa, quien tenía una razón para envenenarlo y justamente a la mañana en el lapso en el que sacó a pasear al perro se detuvo para conversar con él.

De forma impulsiva saldría de su casa en dirección a la casa de su vecino y tocaría la puerta con mucha fuerza e Hideo abriría la puerta rápidamente y vería a Ino con sus ojos verdes, ojos con la esclerótica enrojecida por llanto, ojos llenos de odio a él y sin comprender el por qué solo puedo atinar a preguntar:" ¿Qué pasó?"

Hideo: ¿Qué pasó?
Ino: ¡Creí que la mordida que te propinó Sandro no sería motivo tal como para que lo envenenes!
Hideo: ¿Por qué dices eso? Yo no le haría eso a Sandro.
Ino: ¡Tú eres el único que quisiera hacer esa atrocidad; tú lo hiciste; tú lo mataste!
Hideo: Definitivamente yo no hice eso.

Ino de la rabia le daría una cachetada con toda la fuerza que pudo a Hideo, y con esa cachetada Hideo se quedaría sobándose la mejilla izquierda que se enrojecería.

"Si no te vas y dejas de acusarme de matar a tu perro te denunciaré por violencia además tengo de prueba la cámara de seguridad de mi casa que tal vez no viste" dijo Hideo con ansias de concluir esa escena y poder ingresar a su casa.

"¿Tú un rojito? ¿Crees que la policía te hará caso?" enunció Ino para posteriormente con un golpe fortísimo derrumbar la cámara y en el suelo comenzarla a pisar pero cuando Hideo la trató de agarrar para detener profirió: "Si no quieres que yo te denuncie por matar a Sandro dame doscientos Witcons y sé que eso no lo revivirá pero eso me servirá para enterrarlo y tal vez otros preparativos".

Hideoentraría a su casa y para darle los doscientos Witcons, se los daría y ella semarcharía sin saber cómo sentirse pero solo sabiendo como odiar rojitos comoella los llamaba.

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