Never give Up

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La incomodidad reinó cuando la luz de la ventana se adentró al apartamento, los mayores del grupo se encontraban tomados de la mano, mezclando sus miradas con sentimiento a escasos centímetros juntos y los menores notaron aquello.

Una sonrisa algo pícara se formó en los labios de los cuatro restantes y Himchan quiso pasar desapercibido soltando la mano, mas el líder no le dejó.

Yongguk sentía que debían aclarar algunas cosas, que ya era hora de que toda aquella historia pasada se terminase, porque por lo visto no había tenido un cierre aun. Las palabras de Daehyun habían calado con profundidad en su interior y le había hecho replantearse las cosas; primero había sido Zelo quien le había recordado aquello, y le había hecho notar que aun Himchan le quería; Youngjae el segundo en animarle y Daehyun con su amor por Jongup le había enseñado cosas que él siendo mayor no sabía, él había sido la gota que derramaba el vaso para decidirse a hablar con Himchan.

Porque en su discurso había inspirado el corazón del líder, le había dado a entender que todos podían protegerse mutuamente y cuidarse, siendo capaces de disfrutar de su propio bienestar sin herir a nadie importante; pues quien saliera herido con lo que a ellos les hacía felices entonces no era alguien capaz de quererlos en realidad.

Por eso, ante la incrédula mirada de los otros Yongguk tomó de nuevo la mano de Himchan y lo condujo fuera del apartamento. Era sabido que allí arriba no iban a poder hablar tranquilos y gracias al corte de energía tampoco tendrían un ambiente muy cómodo en el cual conversar por lo que ambos salieron a la calle.

Observaron los alrededores y siguieron caminando hasta un pasaje entre dos edificios cercanos, allí ambos tendrían la privacidad que necesitaban para aclarar y concluir aquel medio círculo que no se había cerrado.

Una vez allí, el fuerte sonido de la ciudad se oía en un profundo silencio en el cual ambos se habían sumido; Yongguk quería hablar pero las palabras no salían, se revolvía entre sus nervios y su timidez frente a aquel que siempre mantenía una buena imagen, pero ahora dejaba sus emociones al descubierto en aquel rostro afligido. De vez en cuando se regalaban miradas expectantes y otras veces desviaban sus ojos para no verse.

Cansado Himchan se recostó en la pared detrás de él, un pie apoyado en ella y el otro en el suelo, sus brazos detrás de la espalda y la cabeza inclinada hacia atrás, observando el celeste cielo de aquella tarde entre los edificios. Yongguk por su parte introdujo ambas manos en los bolsillos de su cómodo pantalón y jugaba con la punta de su pie en el suelo, en un movimiento similar al de un parabrisas. Ambos sentían que ese momento se estaba haciendo eterno, en especial Himchan quien había sido arrastrado allí por Yongguk y ahora éste nada decía.

— ¿Podemos regresar? — Preguntó impaciente, Yongguk levantó la mirada del suelo para verle a él.

— ¿Eso quieres? — De nuevo el silencio, Himchan no quería volver, quería saber qué sucedía con el mayor desde el día anterior. — ¿Por qué no me lo dijiste? — Preguntó de repente captando su atención.

— ¿Decirte qué? — ¿Se refería a lo que él creía? Yongguk cambió su expresión a una seria y Himchan asumió que sí se refería a sus sentimientos. —¿Qué diría? No quería arruinar todo, ni nuestra amistad, ni el grupo, dijiste que debo darles el ejemplo a los menores. — Se encogió de hombros haciendo una mueca como si no le importase, aunque por dentro aún le doliera.

— Sí, pero... — El mayor hizo una pausa cerrando sus ojos, suspiró dándose cuenta de que sus palabras habían sido las que provocaron que el menor callase durante años. — Ocultar tus sentimientos te dañaba a ti, debiste decirme que...

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