LOYAL, stiles stilinski. ✓

ONE

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one. favorite tv star.

Por fin estaba llegando. Por fin, luego de tres meses de intensa búsqueda por cada ciudad olvidada de Mexico, estaba por lograr mi objetivo. Había dejado atrás una larga fila de Berserkers decapitados que no me iban a alejar de mi meta; no cuando alcanzarla era mi única posibilidad de ser libre.

Los Berserkers eran un ejército de antiguos vikingos con fuerza supernatural y una única misión: matar. Se vestían con huesos y restos de piel de animales o de sus víctimas. Bastante horrible. Sus pasos eran pesados y sus golpes, todavía más. Era difícil lucharlos, pero nada que no pueda superar.

Mis piernas no me permitían correr más rápido. La iglesia era un lugar tenebroso y macabro donde, según muchas leyendas, se conjuraban todo tipo de males; pero eso no me importaba ahora. Solo quería hallar la gigantesca puerta de hierro que aparecía en todos los libros que he estudiado, guardiana y protectora de toda la simbología antigua. Tras ella, si los historiadores estaban en lo correcto, se encontraban cientos de pedestales, cada uno con una roca tallada a mano por un conjunto de magos que se hacían llamar los Guardianes de la Naturaleza. Estas rocas eran símbolos antiguos, cada una con un poder específico, y yo iba tras la más importante de todas: el árbol de la vida.

Cuando finalmente encontré la puerta frente a mí, la admiré por unos segundos antes de empujarla bruscamente, esperando encontrarme algo totalmente diferente a lo que vi.

Había, al menos, cinco adolescentes tirados en el suelo, esparcidos por la sala con cara de espanto. El miedo en el lugar era casi tangible y mis sentidos podían captarlo fácilmente. Dios, apestaba a miedo.

Uno de los cinco estaba en el medio de la sala, en el medio de mí camino hacia el sagrado del árbol de la vida, en el medio del camino hasta mi deseado futuro; y estaba siendo atacado. No me llevo mucho tiempo descubrir lo que estaba sucediendo: el morocho, que luchaba por su vida contra un Berserker, era un alfa y a juzgar por el miedo de todos los demás en el lugar, era amigo de los adolescentes en el suelo.

La bestia alzó sus garras en el aire preparándose para embestir con todas sus fuerzas el pecho del hombre lobo ya derrotado, pero de un instante al otro, el hombre envuelto bajo todos esos huesos y harapos cayó de rodillas al suelo, y luego sobre el adolescente.

Nadie se había percatado mi presencia en el lugar, no hasta que disparé. Todos me miraron sorprendidos, y no era para menos: no cualquier persona se deshace de un Berserker de un solo tiro.

Sin decir una palabra, di largos, firmes y rápidos pasos hacia el pedestal más grande de la gigantesca sala, ubicado justo detrás del alfa. En el lugar donde debería estar el árbol de la vida, había un cadaver. Mis sentidos se agudizaron en el instante buscando alguna trampa, decidida a no correr el mismo final que el amigo en estado de descomposición que estaba frente mío. Cuando la zona pareció segura, proseguí. Empuje el cadaver al piso esperando encontrar a mi última esperanza debajo de él, pero solo encontré una mesada vacía con textos celtas talladas en ella. Mi mueca no fue de agrado.

Me di vuelta en menos de un segundo, apuntando el arma a la cabeza del alfa.

—¿Donde está?

La cara de alivio frente a mi volvió a tensarse, incapaz de haber imaginado que quien le había salvado la vida hace un momento estaba a punto de quitársela. Sus nervios le daban una imagen de buen corazón, completamente amigable.

Pero Dios sabe que si tenía que disparar, lo haría sin pensarlo dos veces.

—N-no no sabemos de lo que estás hablando —tartamudeó —. No tocamos ninguna de esas cosas —dijo levantando sus manos a la altura de su rostro como si eso pudiese protegerlo de un disparo.