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Parecía que a ninguno de los cuatro hombres sentados y esposados frente a ella les interesaba el hecho de que los iba a torturar, la miraban como una débil mujer herida, pero era más que eso, más que todo lo que pensaban ellos y los demás afuera, era un demonio comprometido a hacer daño para el bienestar de su país, cargaba con todo en su cabeza pero nada le molestaba, nada le había temblar de miedo o le hacía llorar para no volverlo a hacer, movió la navaja entre sus dedos y apunto a uno de los hombres, era al que había golpeado en la cabeza y dejado inconsciente.

-Tu me golpeaste.- recordó ella con seriedad, el hombre sonrió asintiendo, demasiado orgulloso por lo que había logrado-Que lastima que todo termine así. -se disculpo ella caminando a él, el hombre no se inmutó ante ella, pero el solo frío de la navaja, lo dejo desarmado, pudo ver como se movía unos centímetros para atrás, pero estaba al tope de la silla así que no podía hacer más que hacerle ver el miedo- Puedo hacerte sufrir más de lo que crees.- dijo paseando la navaja por su barbilla, raspó la barba de días haciendo que se escuchara un poco y que varios bellos de cortaran y cayeran en su camisa manchada- Pueden gritar, llorar... Pero también hablar... Lo único que quiero es saber sonde, quien y cuantos son todos y todas las armas que distribuyen.- les aclaro a todos.

-Ni con esa navaja harás que hable.- dijo el hombre, Siena sonrió deslizando por su cuello la navaja y apoyándola en su hombro izquierdo, tenía una fascinación por los hombros, la mayor parte del daño la centraba en los hombros y en los muslos, pero los hombros eran lo suyo.

-Ya veras que si.- rasgo la camisa en el área del hombro y presiono con poca fuerza él filo de la navaja contra el final de la clavícula, justo donde se encontraba el hueso, lo escucho gemir apretando la boca para no gritar y la sangre comenzó a brotar lentamente, no había llegado al hueso pero empujo más la navaja gasta topar a tal.

-¡No!- grito de dolor al sentir la navaja en su hueso, apretó las manos contra la silla y se movió un poco causando que la navaja abriera más pero a la parte baja del cuerpo.

-Lastima que tu capitán no se haga responsable de todo, sería muy valiente de su parte eso, hacerse responsable de todo como un hombre.- dijo sacando la navaja como si nada y golpeando su hombro de manera de pésame.

-No esperaras que me haga el héroe de todo esto.- dijo Bledel relajado.

-No el héroe pero si el responsables, el hombre.- dijo ella volviendo a la mesa y dejando la navaja en su lugar- ¿Saben?, lo que no me gusta de todo esto, es que al final tengo que limpiar todo.- comentó pasando la mano por todas las herramientas, pero se detuvo encima de dos agujas para cocer las tomo y jugo con ellas caminando a otro de los hombres, le sonrió mientras jugaba con ellas y elegía un lugar-Cuando quieras hablar, solo dime lo que necesito.- aclaro apoyándose en sus muslos, pero no era ahí donde haría de las suyas, no necesito levantar o romper la playera que él traía, solo atravesaría la ropa, las agujas estaban en sus costados, donde no harían daño, presiono con fuerza ambas y estas se deslizaron a su piel.

-¡No, no, no!- grito desesperado, pero era tarde, Bledel la miro con horror, nada de lo que había visto era como eso, además estaba violando sus derechos y estaba torturando a todos.

-¿Quien diablos eres? -pregunto Bledel, Siena escucho la puerta y saco las agujas lentamente, el hombre jadeo pero su boca temblaba.

-¡SIENA!- escuchó la voz se Patrick gritarle desde afuera, pero no hizo nada para hablar, sabía que la estaban viendo desde el vidrio.

-Soy la Capitán Siena Garrison, Piloto de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, Líder del equipo Delta de las Fuerzas Especiales, enviada a descubrir al responsable del trafico de armas y el demonio en persona, mi vida. Yo soy la especialista en tortura del equipo Delta y tengo derecho otorgado por los generales Snow y Garrison de hacer y deshacer. -le dejo claro ella.

Fuerzas Especiales: Siena [EDITANDO]Where stories live. Discover now