Fuerzas Especiales: Siena [EDITANDO]

4.1

—Despierta hermosa.— escuchó que alguien le hablaba al oído y le acariciaba la mejilla, trago saliva sintiendo los rayos del sol entrar por su ventana y unas manos acariciarla suavemente, se acomodo mejor en esa posición, abrazaba a una almohada y posaba cómoda su cara contra esta— Oye, no es tarde... Pero si demasiado para ti.— escucho una vez más, quiso darse la vuelta pero la tomaron por los hombros y las caderas— Te vas a lastimar.— le dijo, abrió los ojos reconociendo la voz, era Patrick, pero lo que no entendió fue como había entrado a su casa.

Se sentó de inmediato dejando la almohada a un lado y olvidando como estaba, lo miro de arriba a abajo, llevaba una camisa de color gris a la altura de los codos, un pantalón de mezclilla, su cabello peinado perfectamente, su cara rasurada y la cadena en su muñeca, se miraba hermoso y el sol le daba directo a los ojos, haciendo que se vieran más brillantes, una sonrisa nerviosa y la actitud de esconder algo muy fuerte en él.

—Siena...— se dio la vuelta demasiado nervioso— Tu pecho.— dijo por fin, ella miro su pecho y vio que estaba desnuda, había olvidado que había dormido de esa forma por las heridas, se cubrió con la sabana y se tapó la cara, no podía creerlo, habían pasado años, pero seguía sintiéndose igual de vergonzosa frente a él, le daba miedo no llenar su satisfacción.

—¿Co... Como... Entraste?— pregunto ella nerviosa, incapaz de preguntarle otra cosa que no fuera esa, sintió su cara caliente de la vergüenza, podía apostar que estaba roja si no fuera un poco morena, pero de igual manera se sentía apenada con él.

—Tu contraseña es fácil... La fecha en que nos conocimos...—contesto simple y con las manos en los bolsillos, miro su habitación, era amplia y muy linda, simple a decir verdad, en color blanco, piso de madera, cortinas miel, cajones de manera, dos puertas, una televisión colgada en la pared, sus uniformes colgados en la pared con un plástico protector y una foto de sus padres.

—¿Te atreviste a abrir mi casa?— pregunto poniéndose de pie y caminando al baño.

—Técnicamente solo tu puerta...— dijo él mirando su cama una vez que se movió, su celular estaba encima de una de tres almohadas, el otro lado de la cama estaba ordenada y su bata encima —Toque pero no abriste.— dijo caminando a la puerta.

—Esta bien.— salió del baño después de ponerse una blusa y peinarse un poco, Patrick giro a verla y Siena solo sonrió.

—¿Desayunamos?—pregunto él recargándose en la puerta, ella asintió levantando la mano y apuntando al baño.

—Mi cocina esta vacía, así que solo quedaría salir a desayunar...— anuncio ella regresando.

—Muy bien, entonces iremos en mi auto, te estaré esperando abajo.— comento Patrick para salir.

La chica llego con la bandeja y dejó en la mesa los platillos que habían pedido, ambos eran de buen comer, mientras otros desayunaban hotcakes, huevos o tostadas con café, ellos desayunaban hotcakes, huevos y frijoles, tocino tostado, dos panes dulces, una salchichas polaca y un café con leche, no solo una taza, si no dos o tres, la chica era nueva, por lo que no conocía a Siena, pero los dueños la conocían a ella y a los demás chicos, solían ir juntos o de vez en cuando dos o tres para desayunar o comer, en pocas ocasiones para cenar, sabían como les gustaban las comidas y que tanto apetito solían tener, Siena era de las mujeres que disfrutaba de la vida, de los placeres de comer un sin fin de cosas y después, se preocupaba de las calorías, de hacer o no ejercicio, para eso vivía, para ser fuerte y no se podía ser fuerte con un par de hotcakes y una tostada.

—¿Desde cuando tienes esa casa?— pregunto Patrick tomando un pedazo de tocino y metiendolo en su boca, Siena dejó de lado la salchicha.

—Unos años, dos o tres.— respondió tomando huevo con el tenedor, Patrick miro por la ventana, el día estaba hermoso y con ella era mejor, no podía evitar sentirse un chiquillo enamorado, era una mujer muy bella, había despertado cosas desde años atrás y verla esa mañana así fue como despertar a un león dormido.