Capítulo 12

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Bloody Love

Capítulo 12
Bishoft

KALEY

Luego de un par de horas sin apenas cruzar palabra, las primeras insinuaciones del amanecer se reflejan al horizonte, a la derecha. Rato después de haber sido salvada de aquellos dardos –y aún no termino de saber si hubiese sido mejor que me dieran–, mi mente recobró suficiente capacidad de raciocinio para llegar a la conclusión de que no podíamos seguir moviéndonos hacia adelante sin saber a dónde íbamos.

Tras una breve discusión que se basó más que nada en comentarios sarcásticos con Lauren, mencioné aquello que llegué a captar de los Cazadores antes de que la luparia me dejase inconsciente en medio de aquel callejón: «Bishoft». No pensé que eso pudiera ser de mayor utilidad, sobre todo porque no tenía la menor idea de lo que significa.

Y sigo sin tenerla, puesto que una vez indicada la palabra, en el rostro de la Vampiresa asomó un soplido de descubrimiento, seguido de una sombra de resquemor, para luego solo señalar que debemos ir hacia el norte para volver a la ciudad.

Aun sin saber por qué, opté por hacerle caso, diciéndome a mí misma que ella sabrá el significado del término o, al menos, una referencia al respecto. Ahora mismo, si nos movemos o no en la dirección correcta es apenas relevante a un lado del problema que nace detrás de las montañas al oriente. Si bien el proceso de carbonización del cuerpo de un chupa sangre por causa del sol no es inmediato –Vampiros ancianos pueden, incluso, aguantar el día entero expuesto a éste, pasar la noche sin beber sangre y volver a exponerse a él a la mañana siguiente sin morir–, sí simboliza un gran inconveniente.

Los siglos que Lauren lleva a cuestas certifican que unas horas de exposición a los rayos del sol no logrará convertirla en cenizas, pero durante ese tiempo perderá en gran medida su celeridad habitual y se verá vulnerable a posibles peligros. Me causa gracia. No pensaría que el nombre «Lauren Volusek» y la palabra «vulnerable» se encontrarían en una misma oración sin que las palabras «no es» figuren en medio. Llegada la noche, dependerá de su Tolerancia al Sol –una habilidad pasiva, bastante autoexplicativa– la cantidad de energía total que se habrá visto drenada.

Le propuse buscar refugio y esperar a que anochezca o que, al menos, el sol baje al atardecer, pero insistió tercamente en que no tenía la necesidad de protegerse. ¿Es realmente su Tolerancia así de buena o solo está siendo obstinada? No lo sé. Como instar demasiado me haría parecer preocupada por ella – ¿lo estoy? –, lo dejé por la paz.

Así que sigo caminando junto con ella por entre los árboles y sobre las raíces, en la expectativa de lo que pasará cuando los primeros haces rocen su piel. No sé si el nerviosismo que revolotea en mi pecho será mío o de ella, pues seguramente las dos estamos igual de atentas, aunque, claro, por motivos diferentes.

Puede que sea algo morboso, pero tengo curiosidad acerca de lo que el Sol provoca sobre los chupa-sangre. Sé que la potente luz los calcina y va consumiendo sus cuerpos hasta que no quedan más que cenizas, pero jamás supe por qué exactamente, ni he visto ese efecto en directo.

No digo que quiera que Lauren muera solo para satisfacer una retorcida curiosidad, que no tengo idea de por qué la tengo, pero la tengo. Solo... no lo sé, quiero saber cómo reacciona una Vampiresa de seiscientos y tantos años ante algo que la privará del poder con el que está acostumbrada a vivir. ¿Suena realmente muy trastornado? Bah, ¿qué más da?

—Entonces ¿no vas a decirme cómo es que sabes a dónde debemos dirigirnos? —cuestiono como quien no quiere la cosa para deshacerme de mis ideas.

Lauren camina frente a mí y no se molesta en volverse para contestarme.

Bloody LoveWhere stories live. Discover now