38- bonitas.

2.5K 136 2
                                    


Esta noche hay una entrega necesito que te encargues de ello- el mensaje era de mi padre.

Necesito información- fue todo lo que le respondí.

Segundo despues un mensaje con toda la información llego a mi móvil, cuando anocheció nos despedimos, Alan cogió comino a casa mientras que yo me encaminaba al lugar de la entrega.


-¿ya nos podemos ir?- tenia dolor de cabeza y estar escuchando a niñitas me estaba impacientado.

-termino de pagar esto y nos vamos- dejo un beso en mi mejilla y avanzo para poder pagar todos los dulces que tenía en mano.- ahora si no vamos, ¿Qué es lo que te está pasando?- apoyo su cabeza en mi hombro mientras que caminábamos hasta el auto.

-me duele la cabeza, simplemente- de un momento a otro su cuerpo se tensó y dejo de caminar por tan solo un segundo.- ¿Qué sucede?- iba a girar la cabeza pero rápidamente me detuvo colocando sus manos en mis mejillas.

-ni se te ocurra girar o te pongo en sequia- después de eso me beso castamente- ahora vamos a seguir como si nada y luego te explico. – Agarro mi mano y arrastro hasta mi auto.- y por favor no vallamos directamente a tu casa- sin más se metió en el auto mientras que yo cerraba su puerta.

-¿Qué es lo que está pasando?- dije algunos minutos después.

-el mono nos estaba espiando.- dijo abriendo un paquete de chocolate y comiéndose tres.

-¿Quién?-

-el mono, es uno de los sequitos de Jonatán, ya es el segundo día que lo veo, y me está inquietando- abrí la boca para reñirle por no decirme pero esta fue más rápida metiendo chocolate en esta.- ya se lo dije a mi papá, por eso no te lo había dicho.

-¿desde cuándo se hablan?- gire a la izquierda y un auto blanco también lo hizo- bien parece que nos están siguiendo.

-por eso te dije que no fuéramos a tu casa- siguió comiendo los dulces que habíamos comprado

-¿Por qué no estas nerviosa?- me estaba confundiendo bastante su tranquila actitud.

-si estoy nerviosa, quien no lo estaría sabiendo que su cabeza tiene presio, por dios alix, además una mujer puede sentir mucho y demostrar una sola cosa- siguió comiendo en grandes cantidades el chocolate.

-quieres dejar un poco para después, además ya podemos ir a casa.- el carro blanco se había desviado segundos antes.

-pues vamos.- subió el volumen todo lo que pudo y se dedicó a cantar algunas de las canciones que sonaban.

Cuando estacione no vi el auto de Alan por lo cual supe que no habían llegado por el momento.


-ya estas lista- asomo me mi cabeza para ver a Camila luchando con el cierre de su vestido.

-ayúdame por favor- se acerca dandome la espalda, subo la cremallera de su vestido azul y dejo un beso en su hombro- gracias, solo me faltan los tacones y ya.- paso por mi lado en busca de sus tacones.

-definitivamente estoy pensando en no ir a esa pelea y quedarme aquí contigo.

-ni se te ocurra alix, debes ir a esa pelea, Alan ya me explico que están comenzando los rumores y eso no lo queremos.- cogió su bolso y agarrando mi mano me arrastro fuera del cuarto- vámonos ya que quiero una gran y grasosa hamburguesa antes de tu pelea.

-¿cómo puedes querer comer algo así? – finjo una mueca de asco.

-cariño entonces como crees que me mantengo, con solo migas no puedo tener este cuerpo-se señaló de arriba abajo deteniéndose en sus magníficas caderas.

-tienes razón, vamos por esas hamburguesas.

-¿Quién te hizo los tatuajes del brazo?- sus dedos acariciaban el contorno de cada uno de mis tatuajes.

-un amigo, él ha hecho todos los tatuajes de mis hermanos y primos – parece que hace memoria de algo ya que sus ojos miran hacia arriba y a la derecha.- ¿te quieres tatuar?-eso la devuelve al presente.

-si me gustaría tatuarme algo, todavía no lo tengo muy definido- me responde cuando le doy la mano para ayudarla a bajar.- vamos que tengo mucha hambre.- nos acomodamos en  una mesa y rápidamente llego una mesera.

- buenas noches, bienvenidos- dijo dándole una gran sonrisa a mi chica mientras le daba el menú.

-yo quiero una hamburguesa doble con papas y un jugo de mora. ¿Tú qué quieres amor?-me dijo devolviendo el menú.

-lo mismo pero en vez de jugo una cítrica, gracias.- también devolví el menú y la mesera después de anotar todo se fue.

-¿desde qué edad estas en las peleas?-

-después de la muerte de anya, me desahogaba con un saco de box, uno de los hombres de mi padre dijo que tenía potencial para pelear, fue él quien me llevo allí, y vaya que si sirvió de bastante.- agarro su mano y le doy un suave beso- en que piensas- su mirada estaba perdida y no fue hasta que moví mi mano al frente de sus ojos que volvió de donde quiera que haya ido.

-me podrías llevar a la tumba de anya. Quiero hablar con ella-

-mañana podemos ir a con ella, después de entrenar un rato la podemos ir a visitar.- no dijimos nada más, pues la comida llego y cada uno disfruto de ella.

Camila entro en el baño para limpiar sus manos y retocar su labial mientras que yo cancelaba y llamaba a Alan.

-¿qué sucede?- escuche música de fondo y supe que ya estaba en aquel lugar.

-ya vamos en camino asegúrate que todos estén en su lugar no quiero que nada le pase a Camila, la han estado siguiendo y no quiero que nada malo pase esta noche-dije esperando recostado en el mostrador.

-tranquilo, nada malo va a suceder padre envió más hombres si tratan de hacerle algo a Camila eligieron muy mal momento, igual las rutas de escapen están aseguradas. Nos hablamos- sin dejarme contestar término la llamada.

­--nos vamos-volví al presente pues Camila me miraba risueña.

--¿Qué es lo que has hecho pequeño demonio?—

--yo nada, mejor vamos— me jalo de la mano ella, de primeras, contoneando su goloso culo más de lo normal.

--enserio Camila que es lo que has hecho. —dije sosteniendo su puerta para que se acomode.

-- ya que he dicho que no hice nada malo—cerré su puerta y me acomode tras el volante.

-- descubriré que has hecho, no me pienso quedar con la duda. — sin más comencé con lo que nos quedaba de camino.

Sus dedos tamborileaban constantemente sus muslo lo cual fue un gran tentación para mi casi chocamos dos veces y ella no le importo, siguió con su pequeño juego, subiendo cada vez más su corto vestido. Estacione el auto a una cuadra del lugar pues no quería que nada lo bloqueara en caso de una salida rápida.

-son bonitas o ¿no?- sentí el apretón de mano que daba mi acompañante al ver que mi vista no se despegaba de un par de exuberantes tetas.

-si verdaderamente bonitas—sin más soltó nuestras manos y se adelantó -¡Camila!- grite soltando una carcajada por cómo se veía estando celosa.

CAMILA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora