Tercer capítulo.

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Yoongi despertó gracias a la asfixiante calidez que envolvía su cuerpo.

Con párpados pesados por el sueño y mirada desenfocada, Yoongi echó un rápido vistazo a su alrededor. Paredes grises, adornadas con posters de bandas que él no reconocía le saludaron y todas las alarmas en su cabeza se dispararon a la vez.

Ésta no era su habitación.

Atrapando su labio inferior entre los dientes, se removió con inquietud sobre las frescas sábanas, intentando alejarse de aquel calor abrasador que recorría su piel y se aferraba a su costado. Un quejido suave vino desde el lado derecho de la cama y Yoongi tuvo que contenerse para no gritar por la sorpresa cuando, volteando para averiguar qué o quién lo había producido, el rostro adormilado de Jeongguk había quedado a centímetros del suyo. Jo-der.

Tomando una profunda respiración, para calmar el ritmo agitado de su corazón, Yoongi deslizó su espalda contra el colchón, empujándose lejos del cuerpo afiebrado del cachorro lentamente para no despertarlo, sabiendo que si eso sucedía, tendría un gran problema entre manos. Balanceando una pierna fuera de la cama, el pelinegro luchó por liberarse del agarre de acero que tenía Jeongguk sobre su torso, su inquietud aumentando con cada segundo que pasaba y cada gruñido que escapaba de la garganta del menor.

Con el ceño fruncido y los brazos vacíos, Yoongi observó a Jeongguk removerse, palpando las sabanas, como si estuviera buscándolo ciegamente, y el pánico se apoderó de él, debía huir antes de que el chico despertara completamente. Con movimientos rápidos, Yoongi tomó sus zapatos en una mano, su camiseta en la otra y, sin molestarse en mirar a Jeongguk una última vez, corrió hacia la puerta. Tenía mucho que pensar.

[...]

Yoongi observó la ventana de la cocina con la boca entreabierta.

Allí, en el cristal, su reflejo le devolvía la mirada, con ojos entreabiertos y labios magullados. Alzando ambas manos, Yoongi trazó las numerosas mordidas que adornaban su clavícula como si de un collar se tratase, ¿cuándo había sucedido aquello? Todo lo que él podía recordar era la desesperación en el rostro de Jeongguk y como éste había perdido el conocimiento luego de alcanzar el orgasmo, lo ocurrido luego de eso no era más que un borrón en su mente.

Humedeciendo sus labios, repentinamente resecos, Yoongi continuó estudiando las marcas repartidas en su cuello y torso con ojo crítico, trazándolas suavemente con las puntas de sus dedos, casi como si temiera que desaparecieran bajo su toque. Y no fue hasta que posó la vista en su cadera descubierta que Yoongi cayó en cuenta; no existía un trozo de piel en su cuerpo que no luciera una mordida.

Un jadeo horrorizado se deslizó de sus labios, Jeongguk había hecho esto y él ni siquiera había sido consciente, ni siquiera había podido impedirlo.

—El celo realmente le ha afectado —La voz cálida de Seokjin interrumpió sus pensamientos y Yoongi volteó para mirarle con indignación, ¿era acaso ternura lo que oía en su tono? —, oh, no me mires así, Yoongi, sabes que es imposible para mí no sentir empatía por el chico.

— ¿Y qué hay de mí, hombre? Fui yo quien debió lidiar con él comportándose como un jodido maníaco sexual ayer por la noche.

—Yoongi —Hoseok, quien hasta hace unos momentos atrás se encontraba inclinado sobre la barra de la cocina, apareció en su campo de visión—, no hables así de Jeongguk, este es su primer celo, él simplemente no sabe cómo controlarlo aún y necesita de nuestra ayuda, sobre todo de la tuya, que eres su compañe-

heartache is a cold place ; kookgiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora