Octavo capítulo.

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—Lo que hicimos es completamente natural.

Labios húmedos se presionaron contra la piel de su cuello y Yoongi no pudo evitar el delicioso estremecimiento que lo recorrió de pies a cabeza. A pesar de que Jeongguk se había encargado de mantener su libido saciado y el celo a raya, su cuerpo aún se encontraba sensible y atento a cada estímulo que viniera del menor y, ahora mismo, los dientes del chico sobre su hombro estaban haciendo estragos en él.

—Lo sabes, ¿no es así? —Jeongguk habló nuevamente, lamiendo su clavícula con diligencia—, somos compañeros, debemos cuidar el uno del otro y esta es mi forma de hacerlo, Yoongi.

El pelinegro se limitó a asentir, la mirada fija en los mojados azulejos de la bañera. Por supuesto que lo sabía, los compañeros debían cuidarse el uno al otro, complementarse y amarse, porque el destino los había unido para toda la vida, siempre lo había sabido, pero aceptarlo era algo completamente diferente.

—Yoongi —Los brazos de Jeongguk se envolvieron alrededor de su cintura, llevándolo un poco más cerca de su pecho y Yoongi se preguntó como ambos habían acabado en esta situación; desnudos, presionados imposiblemente juntos dentro de una bañera humeante, mientras Jeongguk lavaba sus muslos doloridos con suma ternura—, necesito que hables conmigo.

Los dedos de Jeongguk se deslizaron sobre su carne húmeda, frotando el gel de baño contra su cadera ligeramente amoratada y luego más abajo, rozando su miembro que ya se encontraba semi-erecto.

—  ¿Q-qué deseas que diga? —Su garganta se cerró cuando una de las manos de Jeongguk acunó su saco con delicadeza y el castaño rió, acomodando la pequeña figura de Yoongi entre sus muslos ampliamente separados.

—Quiero que me digas lo que sientes.

—Ahora mismo no puedo sentir más que tus manos sobre mis testículos, Gguk —Un gruñido reverberó en el pecho de Jeongguk y Yoongi pudo sentir su agarre volviéndose más apretado—, o-oh.

—Sabes a lo que me refiero, quiero que me digas lo que sientes aquí —La mano libre de Jeongguk se presionó contra su pecho, justo donde su corazón palpitaba desaforadamente, y luego subió con suaves caricias hasta su sien— y aquí. Sé que ahora mismo debes estar perdiendo la cabeza por lo que ocurrió y necesito que hables conmigo, soy tu pareja destinada, Yoongi, estaremos juntos desde ahora en adelante, no te escondas de mí.

—Solo no logro comprender cómo es que lo has aceptado tan rápido —El pelinegro murmuró, escabulléndose del agarre de Jeongguk hacia la esquina opuesta de la bañera, ahora más que nunca necesitaba pensar con claridad y el tacto del contrario no se lo permitía—, un día estás tanto o más horrorizado que yo y al siguiente- al siguiente apareces, diciendo que cuidarás de mí y haciendo esto, jodiendo mi cabeza tan mal, Jeongguk —Yoongi se negó a observar a Jeongguk, de pronto sintiéndose incómodamente expuesto y entumecido dentro de la bañera—. Eres un cachorro, Gguk, mi protegido, ¿cómo se supone que yo-?

—No soy un cachorro —El castaño espetó, irguiéndose en el agua con rapidez—, no soy un cachorro, Yoongi, no más. Soy tu compañero ahora.

— ¿Cómo puedes- cómo puedes decirlo con tanta naturalidad? —El mayor tembló—, eres un niño, un alfa recién presentado, ¿qué te hace pensar que puedes cuidar de mí? ¿Que puedes tocarme de la manera en la que lo hiciste? —Jeongguk le observó en silencio y Yoongi temió haberlo herido, pero él simplemente no podía detenerse—, ¿tienes una idea de lo que causaste? Estoy volviéndome loco, Jeongguk, estoy perdiendo la cordura y tú no lo entiendes.

—Explícamelo. Hazme entender —El castaño susurró, cerrando sus dedos alrededor de los tobillos de Yoongi y acariciándolos pacientemente—, dime la razón por la que estás perdiendo la cabeza cuando ambos sabemos que disfrutaste todo lo que ocurrió entre nosotros. Disfrutaste tenerme en tu interior.

heartache is a cold place ; kookgiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora