Parte Ocho: "Tu y yo"

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Así pasaron días, ambos chicos no se dirigían la palabra, se mantenían con su orgullo a flor de piel, uno herido y el otro avergonzado de admitir que se había equivocado.

Lo más difícil era estar en la misma escuela y no hablarse, verse todos los días pero no tener el valor de enfrentar al otro. Todos los días Paul se mantenía sentado escuchando música lo más apartado posible sin compañía alguna, mientras que a lo lejos, John estaba con sus amigos y discretamente miraba al pelinegro, sentía el deseo de hablarle, pero simplemente no podía. Paul sabía perfectamente que John lo observaba, pero simplemente se dedicaba a fingir que no le molestaba o que no lo notaba.

Lo peor para Paul, era lidiar con los matones que ahora siempre lo encontraban solo y se aprovechaban de ello, llevándolo hasta los lugares más apartados para humillarlo y a veces golpearlo. Los insultos terminaban haciéndolo llorar y en ese momento de debilidad aprovechaban para golpearlo y herirlo más de lo que estaba.

Todos los días era así, cada día llegaba con un nuevo golpe a casa, la mayoría de las veces el golpe se encontraba en el estómago o abdomen, por lo tanto nadie lo notaba sus heridas, sin embargo, algunas veces los golpes se encontraban en su rostro y hoy este era el caso.

Llego a su casa con la mochila en el hombro, sin saber que su madre estaba en casa se dirigió hasta la cocina, donde su madre estaba lista para recibirlo con entusiasmo, pero todo esté se esfumo cuando lo vio con una marca morada en su pómulo derecho y el labio roto y sangrante.

—¡Paul! ¿Que te pasó?— dijo la mujer muy alterada.

El pelinegro se asustó al ver a su madre, pues supuso que esta se encontraría en el trabajo, le costó explicarle lo que había pasado, como lo habían llevado hasta los baños y se habían burlado de él con crueldad, para luego golpearlo brutalmente.

Mary, muy alterada, al otro día junto con su esposo fueron a la escuela a reclamar por los golpes de su hijo, quien se encontraba muy asustado, sabía que si aquellos que lo golpearon resultaban castigados, él lo pagaría muy caro.

Mientras sus padres hablaban con el director en la oficina de este, el pelinegro se encontraba sentado frente a la puerta, miraba de vez en cuando a los lados para saber si sus agresores lo estaban esperando sabiendo que nuevamente estaba solo.

Mientras tanto John caminaba apresurado por las calles, se había retrasado demasiado y esta vez iba muy tarde, tanto así que cuando llego a su aula, la maestra lo miró con reproche y de inmediato lo mando a la dirección por haber interrumpido su clase.

Sin apuro alguno bajo las escaleras y camino por los pasillos hasta llegar a su destino, una vez ahí espero poder entrar de inmediato con el director, que le dieran un sermón sobre la puntualidad, tal vez un castigo, pero simplemente no espero llegar y encontrarse con un chico llorando con amargura, pero lo que más lo sorprendió fue notar que ese chico llorando a mares era nada más y nada menos que Paul, su Paul, bueno... ya no era su Paul.

Ese pensamiento le dolió más que ninguno, el saber que todo había sido su culpa, él le grito a Tan encantador chico, él lo alejó, todo era culpa de él.

Dejando su orgullo de lado, lentamente se acercó al pelinegro y suspiró antes de decir:

—¿Paul? ¿Qué pasa?

El pelinegro se tensó al oír esa particular voz, pensó que John también vendría a burlarse, pero esa idea se alejó cuando el castaño tomó su mentón y lo obligó a mirarlo, solo esa mirada lo hizo saber que el castaño no estaba ahí para molestarlo, todo lo contrario a ello.

Sin perder tiempo, Paul se abrazó al cuerpo del castaño, quien no tardó en responder con la misma intensidad. Ambos se habían extrañado demasiado, habían tenido que soportar dos meses sin poder hablarse, tal vez dos meses es poco, pero para ellos significó una vida entera.

Ahora el pelinegro lloraba sobre el pecho del castaño, mientras que este había dejado caer algunas lágrimas pero trataba de contenerse. Se separaron para poder mirarse a los ojos

"Lo siento" fue lo que ambos dijeron a la vez.

Se rieron un poco, aunque tenían que seguir limpiando sus lágrimas.

—No te disculpes, todo fue mi culpa— dijo el castaño, sintiendo con ello un dolor profundo en el pecho.

Paul lo miró por unos segundos antes de decir:

—No John, tienes razón, yo...

—No. Paul tú no tuviste la culpa de nada, eres lo mejor que me ha pasado y yo simplemente no te he tratado como debería, mi bebé Paul.

Ambos rieron y no pudieron evitar volver a abrazarse, sintiendo la calidez del cuerpo del otro, pero aún había una duda que amargaba el corazón del castaño.

—¿Que te pasó en el rostro?— pregunto cuando se atrevió a hablar.

—Tu sabes qué pasó

El castaño bufó molesto y con el ceño fruncido, dijo:

—Esos idiotas, pero no sé va a quedar así

Dispuesto a ir a buscar a los que maltrataron a su "bebé Paul" pero Paul lo detuvo.

—No John, si lo haces te meterás en problemas.

John sonrió, Paul siempre le advertía que no se metiera en problemas y él siempre no obedecía y está no sería una excepción, pero no lo haría en ese momento. Abrazo con fuerza al otro ignorando que el director y los padre de Paul estaban por salir de la oficina del primero.

—Oh mi bebé Paul, siento haberte dejado solo.

La puerta se abrió y ello seguían abrazados, James y Mary los miraban con sonrisas, sabiendo que por fin todo se había terminado, pero algo nuevo había empezado y ellos no sabían si era bueno o malo.

He vuelto 7u7
Perdón por estar ausente por tanto, he tenido muchos exámenes y trabajos, perdón ;(

Poor Paul [Mclennon]Where stories live. Discover now