Parte Treinta y ocho: "Hablemos"

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Dos días después, John caminaba bastante lento en dirección a la casa de Paul, el castigo de éste finalmente había terminado y hoy ambos saldrían juntos por fin. John estaba nervioso, había planeado todo con antelación, pero aquello no le quitaba los nervios, esperaba que la respuesta de todos fuera positiva.

Cuando llegó tocó el timbre de la casa y tan solo unos segundos después el pelinegro le abrió la puerta con una sonrisa y le hizo un gesto para que pasara, pero el castaño se negó.

     — Pensé que íbamos a decirle — dice Paul en voz baja, sabiendo que Jim los podía oír desde la sala si no hablaban en voz baja.

     — Lo haremos, Paulie, pero primero vayamos a algún lugar... ya sabes, para relajarnos.

El pelinegro sonríe y asiente

     — Espera aquí, le diré a mi padre.

Luego de que Paul le dijera a su padre que saldría con John, ellos comenzaron a caminar por las calles, solo John sabía a donde iban.  Mientras caminaban ambos iban en completo silencio, hasta que John toma la mano de Paul, entrelazándolas.

Al ver sus manos juntas, Paul se sonroja fuertemente.

     — ¿Por qué me tomas la mano?

     — No lo sé ¿Te molesta?

     — Por supuesto que no, Johnny.

Ambos chicos siguen caminando tomados de la mano hasta que llegan a un parque lleno de niños corriendo por todas partes, pero ellos deciden adentrarse un poco más entre los árboles hasta llegar a un lugar con mucha menos gente.

Se sientan en el pasto, muy juntos, en ningún momento se soltaron. Ambas manos descansaban sobre el regazo de John, quien acariciaba dulcemente los nudillos del otro. No podían dejar de mirarse, se sentían muy bien uno al lado del otro.

En un momento, Paul llevó su mano libre hacia el rostro de John, donde aún se encontraban marcados los golpes, los cuales se quedarían ahí mínimo una semana, a Paul realmente le afectaba ver todos esos golpes en el rostro de John.

Para él, John tenía un rostro hermoso y todos esos golpes y heridas le opacaban.

Mientras acariciaba el rostro del castaño, analizó cuidadosamente cada una de las heridas y golpes. Tenía un gran hematoma cubriendo su mejilla derecha y otros dos en la frente y la barbilla. Y una gran herida en el labio superior y un pequeño raspón en la frente.

     — ¿En qué piensas? — pregunta John.

     — En nada — suspira Paul.

John, al notar que el pelinegro se estaba poniendo ligeramente triste o pensativo, toma el rostro del otro para luego unir sus labios en un tierno beso.

El pelinegro se dejó caer de espalda lentamente en el pasto, sin cortar el beso, ambos estaban envueltos en una atmósfera de amor.

Los minutos pasaban volando, los dos se encontraban acostados en el pasto mirando al cielo, hablando, riendo o besándose. El tiempo juntos era lo mejor que podían pedir.

Cuando ya eran casi las dos de la tarde, decidieron que era hora de irse, irían a comer a casa de Paul y luego hablarían con el padre de este.

Paul se levanta del pasto y estira sus brazos, mientras que John sigue sentado en el pasto, haciendo su mejor intento por levantarse, por lo que el pelinegro al verlo decide ayudarlo a levantarse.

      — John, deberías ir a ver a un doctor.

     — Estoy bien, Paul, no es para tanto.

     — Sé que estas bien, pero un doctor te podría recetar algún medicamento para el dolor, que sea mejor que los que tomas ahora.

     — hmmmm... tal vez tengas razón, lo pensaré

El pelinegro sonríe ante la respuesta de John e iba a comenzar a caminar, pero antes, el castaño lo detuvo tomando su mano y acercándolo a su cuerpo.

     — Espera, antes de que vayamos a tu casa, quiero hablar contigo.

     — ¿Qué pasa, Johnny?  ¿De qué quieres hablar?

Uno frente al otro, ambos se miran a los ojos,

     — Quiero hablar de nosotros. — responde John.

     — ¿Nosotros?

     — Si, de nosotros. Bueno, tú y yo llevamos mucho tiempo juntos, casi toda nuestra vida. Creo que aún tengo algunos recuerdos de cuando estábamos juntos en mi casa y tú eras solo un bebé.

Paul ríe y se sonroja levemente, que John hable de ese tema se le hace tierno, a pesar de que él no recuerde nada al respecto.

     — bueno, básicamente hemos estado para el otro toda nuestra vida y si te soy sincero no sé qué haría sin ti, Paul, tú eres simplemente maravilloso en todo aspecto, de no ser por ti mi vida sería miserable, de eso estoy muy seguro, pero tú... tú eres lo mejor que me ha pasado y yo... tal vez yo no te he tratado como debí en varias ocasiones, pero créeme que estoy más que arrepentido por eso y prometo que no volverá a ser así.

Cuando John terminó de hablar, Paul se sentía no solo emocionado sino que también estaba enternecido por las palabras del otro.

     — Johnny... ¿Por qué me dices todo esto?

     — Te lo digo porque quiero preguntarte algo, algo muy importante— John hizo una pequeña pausa y suspiro para darse valor — Yo estoy completamente seguro de que estoy más que enamorado de ti y por eso yo quería preguntarte si tú... ¿Quisieras ser mi novio?

Paul sonrió ante los nervios de John.

     — Por supuesto que sí, Johnny. Quiero ser tú novio. Y también estoy enamorado de ti.

Ambos sonríen y unen sus labios un par de segundos.

     — Vamos, creo que ya es hora de darle la buena noticia a tu padre — dice John cuando se separan.

Tomados de la mano, ambos caminan hacia su destino y no tardan más de un par de minutos en llegar. Una vez en casa se Paul, ambos chicos, ahora novios, se adentran en el hogar donde se encuentran con Jim en la cocina, terminado de preparar el almuerzo.

     — Hola chicos, llegaron justo a tiempo, acabo de terminar el almuerzo, en unos minutos estará servido. — saluda animadamente Jim.

     — Espera, papá.

     — ¿Qué pasa, Paul?

     — Tenemos que hablar contigo, es importante.

El hombre asiente intrigado y los tres caminan hacia la sala.

     — Bueno... ¿De qué querían hablar?

Paul no sabía cómo empezar, así que John habló.

     — Nosotros queríamos hablar con usted porque... porque bueno, yo estoy enamorado de Paul, estoy seguro de eso...

Al escuchar esto, el mayor cruza los brazos.

     — Y yo también estoy enamorado de John — dice Paul, jugando con sus dedos con nerviosismo.

     — Y no solo eso, hoy yo le he propuesto a Paul ser mi novio y él ha aceptado.

El mayor se queda en silencio.

     — ¿Papá?

Jim suspira, mira a John y lo toma del hombro.

     — John, yo sé que tú eres buen chico, has estado junto a Paul por años y siempre lo has cuidado, creo que mi hijo estará bien contigo y Mary también creía lo mismo.

Los ojos del pelinegro se llenan de lágrimas, pero sonríe y abraza a su padre.

     — gracias— murmura el menor.

Jim sonríe y besa la frente de su hijo una vez que se separan.

     — Tu y yo tenemos que hablar muy seriamente si quieres ser novio de mi hijo — Dice Jim con tono de voz alto e intimidante mientras apunta hacia John amenazantemente.

Poor Paul [Mclennon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora