❀. O4

2K 284 195
                                    

ㅤ── . . . y desde entonces, he estado sobrellevando esto. Japón le llama Hanahaki Disease... Pero creo que lo llamaría más como la Enfermedad del corazón roto, ¿no crees?

Alejandro intentó bromear acerca de todo eso, sin embargo, notar la expresión pensativa del ruso solamente lograba colocarlo de nervios, al punto de no poder sostener su mirada en el blanco rostro de Ivan por más de cinco segundos.
Había soltado todo, absolutamente todo lo que tenia por decir acerca de su condición y enfermedad a Braginski. No hubo tartamudeos, interrupciones o palabras de más, fue un relato simple, realista y corto, siendo resumido lo mejor posible por el moreno.

No iba a negar el hecho de sentir paz infinita por tener al menos otro ser de confianza al cual podía contarle todo su pesar, pero si consideramos que se trata de Ivan Braginski, quien técnicamente es el rival de la misma persona que te rompió el corazón (y por quien sufres esa jodida enfermedad)...

A cualquiera la pondría los nervios de punta.

── Y... B-bueno, tengo dos opciones que pueden acabar con esto, o conmigo. ── Rascó su nuca con un poco de vergüenza, riendo por lo bajo de la misma manera. Sentía que Ivan podría enterrarlo con su mirada en el sofá en cualquier momento. ── La primera es dejar que la raíz crezca hasta que cubra por completo mis pulmones, llegando a la traquea, donde podría morir por asfixia u por una tos incontrolable. ── paró un breve momento.── La segunda es la cirugía que me ayudaría a remover la raíz, pétalos, semillas y espinas que estén enredadas hasta ahora en mi pecho, sin embargo... sí lo hago, no moriré de manera física, pero... Me quitaran la capacidad de amar, y sería como morir de manera interna. ── hizo una mueca al notar el rostro sorprendido de Rusia sentado frente a él.

── ¿Quitar la capacidad de amar? ¿Porqué?

── No lo sé, Ivan. Es solamente la nefasta  consecuencia de todo este pedo...

Ambos quedaron en silencio, Alejandro en busca de más palabras para seguir e Ivan tratando de procesar toda esa información que le fue dada en menos de cinco minutos.

── ¿Alguien más lo sabe aparte de Japón y yo? ── México negó ante la pregunta rusa. ── ¿Nisiquiera España o tus hermanos, Мексика*?

── No quiero molestarlos. ── Sánchez se encogió de hombros, aún sin motivarse a darle rostro frente a Brangiski. ── España esta más ocupado con sus asuntos internos que realmente no quiero molestarlo. En Sudamérica, Centroamérica y el Caribe las cosas tampoco están del todo bien, sobre todo para Venezuela y Nicaragua. ── suspiró. ── Tienen peores cosas de las cuales preocuparse que de un simple mexicano con el orgullo roto.

── Entonces, ¿Qué piensas hacer, Александр? ── Rusia preguntó con tono ni tan alegre pero tampoco tan monótono, expresaba un poco de preocupación en sus palabras.  ── ¿Tomarás la operación?

── ¿Qué? No. Ni en pedo, Iván. ── rápidamente el mexicano se levantó de donde estaba, negando con la cabeza y el entrecejo fruncido. ── ¿Dejar de amar sólo por mi pendejada? No. Me disculpas, pero ni madres que me hago esa operación.

── ¿Y si no ocurre tal cosa? ¿Y si te haces la operación y sigues amando, да?

── Es que no es algo que tenga probabilidad que ocurra. Esta confirmado que los pocos casos que han sido tratados por la misma razón han perdido la capacidad de amar, y jamás la recuperaron. Incluso Japón sabía de esto desde años atrás, pero él mismo me dijo que nunca había tratado casos con Países... ── Sonrió con discreción. ── Al menos ahora soy el primero en algo.

pétalos anaranjados ❀ Latín Hetalia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora