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Un extraño ruido procedente de la planta baja perturbó su silencioso sueño.

Al abrir los ojos se encontró en la negra y espesa oscuridad del cuarto de huéspedes de Naruto.

Suspiró, ella, que había prometido no acercarse nunca más a él y ahora amanecía en su casa.

Se levantó lentamente de la cama mientras prendía el interruptor de la luz.

El cuarto era sumamente acogedor y cómodo, la cama era grande y con suaves sábanas de algodón, las mesillas de noche de caoba fina, al igual que la madera del suelo.

El tocador, se le hizo extraña que Naruto tuviera un tocador, parecía muy antiguo, de madera de castaño con un enorme espejo engarzado en la parte superior.

Del techo colgaba una imponente lámpara de lágrimas de cristal muy elegante que hacía juego con el color marrón casi blanco de las paredes.
Pero si la habitación la había sorprendido, el baño la deslumbró, tenía un impresionante jacuzzi y una ducha hidromasaje, aparte de contar con un armario lleno de cremas de todo tipo.

Debía reconocerlo, Naruto tenía un gusto exquisito.

En cuanto entró al cuarto la noche anterior se sorprendió de que esa zona de la casa no estuviese revuelta pero después supo que, quitando los enseres del baño, el resto de muebles estaba completamente vacío.

El ruido extraño que la había despertado volvió a repetirse y eso la hizo reaccionar, ¿y si los ladrones habían vuelto?

Con la templanza digna de una policía como ella, cogió su pistola, la había guardado en un cajón de una de las mesillas, y retiró el seguro.

Abrió la puerta y salió al pasillo en completo silencio, al comprobar la situación descubrió que Naruto no estaba en su cuarto.

El temor la alcanzó.

¿Y si le había pasado algo?

El ruido continuaba en la planta baja por lo que no debían haberla escuchado.

Bajó las escaleras suavemente, con la pistola apuntando al frente y todos los sentidos alerta.

A diferencia que la noche anterior se encontró con todo ordenado, que extraño.

El ruido cada vez se escuchaba más cerca pero después de comprobar todos los pasillos fue incapaz de encontrar nada.

Tampoco había rastro de Naruto por ningún sitio, lo que hizo que se preocupase aún más.

Decidió no dejar  la búsqueda y se guió de su oído para saber de dónde venía exactamente el ruido.

Al parecer venía de uno de los pasillos más alejados de la entrada pero allí no había nadie.

Hasta que Hinata escuchó unos pasos que no venían ni de adelante ni de atrás, sino de abajo.

Con sorpresa descubrió que en el piso del pasillo había una trampilla tan bien disimulada que antes había pasado desapercibida a sus ojos.

Se apartó dos pasos de ella y apuntó hacia allí con la pistola, los pasos cada vez estaba más cerca, y si eran ladrones ella los pondría en su sitio.

La trampilla se abrió y todo sucedió muy rápido.

Naruto había salido con una especie de vasija en la mano cuando vio a Hinata delante de él apuntándolo con una pistola.

Del susto perdió el equilibrio y cayó por las escaleras de la trampilla cayendo al suelo, la vasija había resbalado de sus manos y se rompió en mil pedazos.

Exóticos Placeres Where stories live. Discover now