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-¿Por qué todo esto me resulta tan familiar?-preguntó Ni mientras él e Ichi salían de entre las sombras de uno de los edificios de la calle.

-Tal vez porque tres veces a la semana vives una situación como esta-contestó su hermano con una sonrisa-¿no eras tú el traficante de armas?

-Sí y como no acabemos esto rápido usaré mi Tokarev para hacerte un precioso agujero en los huevos-contestó mientras echaba a andar detrás de Ichi.

Como cada vez que salían a hacer alguna ''travesura'' Ichi llevaba puesta una gorra, esta vez roja, que dejaba casi cubierto por completo su extraño cabello rojizo, nadie sabía por qué hacía eso y no querías forzar a Ichi a ponerse de mal humor, antes preferías enfrentarte a una manada de rotwailers.

-No sé ni por qué nos escondemos-prosiguió el peli azul-vas vestido que pareces el repartidor de Telepizza, nadie sospechará si te ve por la calle.

Ichi se giró lo suficiente para hacerle el corte de manga.

La verdad que todo ese despliegue de sarcasmo y humor solo era para aliviar un poco la tensión del momento, si Kakashi descubría que habían ido hasta allí les arrancaría la cabeza y utilizaría sus pelos de mondadientes, aunque ni a Ichi ni a él les importaba mucho, así te ahorrabas sufrir por el dolor craneano.

Cruzaron la solitaria carretera y se dirigieron hacia el bloque de pisos de mediana clase que tenían ante sus narices, no eran del todo malos pero la chorreante humedad y el desvaído color gris no ayudaban a imaginarse un interior mucho mejor, al menos esperaba que el portal estuviese más limpio.

Si bueno, sin duda si aquel intento de puerta era un portal con mucho prefería las vistas de la fachada, comparada con aquello era el Palacio de Buckingham.

La puerta, o lo que quedaba de ella, había sido hecha de bronce pero ahora parecía como si la hubiesen rociado de gasolina y montado allí la hoguera de San Juan.

-Hemos encontrado la casa de Shaggy-bromeó Ichi.

-Prefiero no ver la caseta de Scooby entonces-respondió al ver que el portal por dentro tenía los mismos chorretones de humedad que la fachada-¿de verdad que un policía puede vivir en un cuchitril como este? ya has visto que mi casa no es lo más pero al lado de esto...

Desde ese momento ambos se quedaron callados, cuando uno quería entrar de incógnito lo que menos quería era despertar a todo el bloque de vecinos. Al fondo había un ascensor que debía ser de dos metros cuadrados.

-Alguien tendrá que subir las escaleras y no voy a ser yo-dijo el ojivioleta entrando raudo en el ascensor-arrivederci.

Ichi lo fulminó con la mirada mientras la puerta se cerraba y ocultaba la figura de su hermano.

Resignado se dirigió a las estrechas escaleras, que sin duda servían de vivienda a los ratones, Ni tenía razón, aquello era asqueroso incluso para un policía soltero, y para joderse tenía que subir a pie hasta el séptimo, me cago en Ni y todos sus descendientes.

Poco más de cinco minutos después llegó al rellano del séptimo piso, donde Ni lo esperaba recargado en la pared y haciendo girar su dedo índice dentro del gatillo de la Tokarev rusa, que más que su pistola parecía su amante.

-Deja de jugar con eso hombre, acabarás matando a alguien-dijo mientras sacaba una ganzúa y se dirigía a la puerta en la que rezaba ''7D''.

-Si no se han muerto ya del asco...-murmuró el otro mientras guardaba la pistola.

La vieja puerta de madera se abrió con un ligero clic, al abrirse los dejó en la sala.

Las paredes estaban pintadas de color salmón, menos mal ya pensaba que todo era humedad, pero como lo bueno no dura para siempre el suelo estaba para contrastarlo, el parqué, la moqueta o lo que fuera que ese hombre tenía en el suelo estaba cubierta por una preciosa alfombra de ropa sucia, algo que parecían latas de cerveza y cartones de pizza y a partir de ahí no se atrevió a comprobar que más.

Exóticos Placeres Where stories live. Discover now