Q U I N C E

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Esta es una mala idea

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Esta es una mala idea.

Lo pienso pero no lo digo, lo menos que quiero es acabar con la emoción en los ojos de Kamila mientras camina a mi lado hacia el auto. Andy no espera con sus manos en el volante, sonriéndonos. Tomo una respiración profunda, apretando mis manos a mis costados.

Todo va a estar bien, Klara.

Me repito dentro de mi cabeza una y otra vez. Necesito hacer esto, necesito enfrentarme a la vida de nuevo, por mamá, por Kamila, por Andy, por mi misma. El sol se siente bien contra mi piel, es como si despertara mis sentidos y me diera energía. He pasado demasiado tiempo dentro de casa, hasta sentir el sol se ha convertido en algo unusual.

Me subo al auto en el asiento de atrás, Kamila en el copiloto. Andy me echa un vistazo por el espejo retrovisor.

—¿Negro, eh? Creo que te dije que queda mejor el color rosado.— bromea, y yo le doy una sonrisa nerviosa.

—Me gusta el negro, es el color de mi alma.

Kamila menea la cabeza, pero no oculta su sonrisa, —Su oscuro sentido del humor ha vuelto, Andy.

Andy arranca el auto, y yo trago grueso, apretando el cinturón que pasa sobre mi pecho. Respiro profundo, mis ojos en la ventana del auto, veo pasar los arboles, casas grandes, tiendas, las personas en las aceras. Me concentro en la vista, en las distracciones para olvidar mi respiración, y mi preocupación por la misma.

A pesar de que es sábado, Kamila obtuvo un arreglo con la directora de la preparatoria a la que asistiré el lunes para dejarnos venir hoy y permitirme familiarizarme con el lugar sin los ojos indagadores de docenas de adolescentes. Fue una recomendación del Dr. B, alegando algo de un proceso de adaptación sutil y cuidadoso.

No puedo negar que estoy aterrada, me sudan las manos, y cadenas de pensamientos negativos van y vienen a cada rato pero cuando quiero darme por vencida y volver a mi cuarto, ese lugar de cuatro paredes que se ha convertido en mi lugar seguro, pienso en Kamila llorando, en las palabras de mi madre, recuerdo que si, será imposiblemente difícil pero que si quiero recuperarme también tengo que poner de mi parte.

Muchas veces las personas que sufren de ansiedad, depresión o algún otro trastorno, esperan alguna especie de cura mágica o que las personas a su alrededor lo resuelvan y la triste realidad es que si no pones una onza de empeño o esfuerzo, sin importar que tanto te ayuden, no podrás salir de eso. No digo que no cuesta inmensamente poner ese pequeño esfuerzo, porque se siente imposible pero si puedes.

"¿Sabes qué es lo bueno de tocar fondo, de estar ahí en lo más bajo? Que la única opción que te queda es subir."

Las palabras de mi madre siempre me acompañan. Ella era tan sabia, una excelente mujer, emprendedora, llena de amor y dulzura para dar. Pongo mi mano en la ventana, sintiendo el calor del sol a través del vidrio, la extraño tanto.

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