Tres.

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Toda la familia Park Min estaba en la sala, todos veían los movimientos casi hipnóticos del profesor, la gracia que este tenía al dejar su taza de café en el plato, su dedo meñique alzado de aquella forma, era todo elegencia y coquetería.

-Bien, disculpen pero tenía sed.- murmuró el joven dejando la taza y plato sobre la desgastada mesa de madera que estaba frente a él. El chico cruzó una pierna sobre otra, y sujetó la rodilla entre sus largos dedos.

Min se quedó viendo cada gesto del profesor, sus facciones, el tono canela de su piel, perfectos dientes blancos, el oscuro cabello, tenía los ojos azules, las uñas pintadas de negro y unos aretes grandes, que en vez de hacerlo ver mal, le daban un toque aún mas perspicaz, YoonGi recordó los libros que leyó hace años y este podía ser catalogado como un ángel maligno, precioso y letal.

-No se preocupe, señor Kim.-murmuró Min viendo fijamente al profesor.

-Bien. A lo que vine. Señor Min, he irrumpido en su humilde morada para platicar acerca de sus hijos gemelos, JongHyun y SungJoon. He sido profesor de los pequeños por dos años, hice mi práctica en el establecimiento también en el curso de ellos y me atrevo a decir que les tengo aprecio a sus pequeños, por cierto su familia es hermosa, los jóvenes son una copia de usted, señor Min, muy guapos.- sonrió el chico extendiendo su mano dejando ver sus uñas negras y perfectamente arregladas, YoonGi juntó sus cejas ante aquél cumplido, más no dijo, permaneció callado, atento a las palabras del joven extravagante.-Me gustaría iniciar de forma lenta, gradual, no quiero comenzar a abrumarlo.

-Haga lo que vino hacer.- dijo Min juntando las manos entre sus piernas, rasguñandose algo inquieto. Miró a sus cuatro hijos breves segundos, todos parecian aliviados en cierto modo que su padre al menos hiciera aquellos.

-Bueno... Partiré con algo básico ¿Su edad? ¿Trabaja? ¿Qué hace normalmente?

Min sintió el sudor correr por su espalda mientras tragaba saliva. El flequillo le cubría complemente los ojos, los cuales tenían enormes manchas oscuras alrededor. Dejó salir su lengua para humectar sus belfos, estos perdían su hidratación gracias al calor del lugar y la errática respiración del hombre.

Por su parte TaeHyung veía al padre de familia fijamente ¿Cómo es que se veía tan joven? Casi un niño en esa pose tan sumisa, nerviosa. La piel era pálida y parecía pulcra y suave, muy suave, las extremidades delgadas, como una muñeca de porcelana.

-Tengo cuarenta y dos años...- TaeHyung abrió los ojos tocandose el pecho, arrugó la camisa entre sus dedos y apretó los labios.- No... Ya no trabajo, me despidieron de mi empleo, me quisieron dar otro en la agencia pero me negué a trabajar... Yo normalmente, estoy en mi cama, viendo televisión.

-¿Contribuye en algo en su hogar? - Min negó con la mirada en el piso, se comenzó abrazar, frotandose los brazos, sentía el cuerpo caliente pero a la vez frío.-Entonces usted está todo el día en su cama sin hacer... Algo ¿Me equivoco?

-No, está en lo correcto.- hizo saber el de cabellos azabache y mayor en aquella sala. Alzó la vista a Tae, ambos se mantuvieron la mirada varios segundos.

-¿Y sólo hace aquello? ¿Ver televisión? -Hizo saber sus duda el profesor en un tono suave, tratando de ser amable, no quería provocar violencia por parte del hombre.

Min estuvo en un debate mental, no podía decir que pasaba la mitad del día drogado o gritandole a sus hijos, no podía o el hombre simplemente iría a denunciarlo y listo, se quedaba sólo.

-Yo...

-YoonGi ...se droga, se droga todo el día y bebe, llora, sigue llorando y se vuelve a drogar, profesor.- dijo SungJoon mirando con odio y recelo, Min le miró de golpe desde su posición casi fetal, los gemelos miraron a su padre con asco.- Nos grita... Ha pasado la mitad de nuestra vida haciéndola miserable, llorando por nuestro padre JiMin fallecido.

I'm here to save you. (TaeGi/ YoonMin.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora