Syn Bratvy

Capítulo IX: Scary Love.

"El corazón late y bombea la sangre por nuestro cuerpo. Dándonos la vida que avanza, a veces resulta ser gris como los días y otras rojo como un rubí. Y no puedo creer lo que estoy dispuesto a hacer para complacer tus gustos; eres como un hechizo. Y no estoy listo para tu encanto, tengo miedo".

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Observó la noche oscura a través del enorme ventanal, con los ojos rojos y las lágrimas cayendo como piedras en su pecho. Sabía que Katsuki caería finalmente, era fácil de ver en su expresión pero era difícil de asimilar. Tener que amarlo era más complicado que vivir en la sombra de su padre; aún no lo tenía, de hecho nunca lo tuvo, sus tactos no fueron suficientes para aplacar la ansiedad de su corazón, Todoroki puso toda la pasión de su parte, nada hubo a cambio. Katsuki no era suyo, y podía ver su sombra irse en la oscuridad del departamento. Tantas vivencias y nada era memorable para el alfa rubio. Se levantó con hastío y fue hasta el minibar, tomó la botella de vodka y ahogó su boca con el líquido transparente. Aún poseía el eco de sus palabras, esas que tanto odio al escucharlas.

"Me estoy volviendo loco, cada vez que lo veo no puedo soportar la idea de no tenerlo entre mis piernas, de ser el dueño de sus sueños prohibidos".
Después de eso no escucho más porque se bloqueo, al verlo en la puerta de su departamento espero un beso, un miserable tacto para aplacar el dolor de la distancia. En cambio recibió la petición de un consejo, uno que tenía que ver con la persona que menos quería saber en ese momento. ¿Qué tenía Izuku Midoriya que era tan grandioso para hacerlo caer en sus encantos? No lo entendía, no era por ser Omega, Katsuki con los años había desarrollado cierta amabilidad paternal por esa raza, o eso creyó hasta que llegó el chico de cabellos verdes y mirada fiera.

Si su madre lo viera en ese momento, se reiría de su miserable existencia. Por amar a una persona que no le entregaba nada más que las migajas de un sentimiento sin sombra en el corazón. Nuevamente tomó un poco de vodka y escuchó la puerta de su departamento, se encontró corriendo mientras creía en la posibilidad de que fuera él; nada de Katsuki en la puerta de su departamento. Una cabellera negra y los ojos más oscuros que podría ver en al vida. Momo Yaoyorozu. Inmediatamente la invitó a pasar, últimamente eran unos amigos muy estrechos y hablaban de los temas que nadie entendería en el mundo de la mafia: los sentimientos.

-¿Estás bien? Escuché que atacaron al lugar en donde vivían-Momo asintió con rapidez, por la expresión en su rostro le invitó un trago. Ella tomó la botella de ron, y al igual que él, prefería ahogar sus penas en el líquido transparente.

-Es normal que mi propio padre quiera acabar con las piedras en su camino, así es la mafia-algo en el tono de su voz le dolió, como en todas las ocasiones anteriores en donde se rompía por su querido hermano. Ambos lo amaban y entendían el riesgo que Katsuki corría cada día por pertenecer al linaje de sucesión de la krov'volka.

-Momo, ustedes no son piedras para nadie en la mafia. Ese hombre solamente está en sus últimas y tiene miedo de la influencia de Katsuki-Momo levantó la botella y nuevamente la llevó a sus labios, Todoroki hizo lo mismo. Se sentó al lado de ella en el sillón de la sala de estar y observaron la noche, tan bella y oscura. Muy diferente a sus vidas en la mafia.

-Por favor no seas empático con el hombre que te torturó por días, es asqueroso solamente pensar que aún hay bondad en su cabeza y corazón-Masaru había secuestrado a Shoto, lo torturó durante días por un poco de información mafiosa, únicamente por ser parte de la familia de Enji, Katsuki y Momo lo sacaron de ahí en cuanto pudieron; poco después se empezó a encontrar con Katsuki a escondidas, únicamente por el poco placer que sentían por el otro. En ese momento de su vida desarrolló los sentimientos que ahora tanto peso le hacían en su pecho; pausadamente matándolo.