Capítulo XXIX: "Simplemente no puedo, no está en mi sangre..." |In My Blood|

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“Nuestro egoísmo cegó la verdad de los hechos, alcanzamos un punto en donde nada podía entregar el retorno de esas personas inocentes. Registrado con tinta mortal, hicimos un nuevo imperio del cual nunca estaremos orgullosos”.


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Al comenzar ese día de otoño, su ropa estaba limpia y el pequeño rubor en las mejillas la hacía lucir adorable para una pequeña de su edad. Al salir de casa, como todos los días de colegio, su madre le entregó un beso y vivió el resto del día con la cálida sensación de hormigueo, recuerda entre brumas el alrededor pero sí que jugó con un niño que la molestaba, fue emocionante compartir los bloques de colores con el alfa puro de la clase. Aunque, al llegar nuevamente a su hogar y ver un hombre intimidante obligando a sus padres a subirse a un automóvil, supo que sería la última vez para un beso maternal. De ese fatídico evento memora el aroma a carne y los ojos rojos de su asesino, los de una bestia adepta a la maldad. Y también que sus padres murieron de la forma más cruenta posible, a fuego vivo. Con el dolor en las voces y los gritos resonando con fuerza en su pequeña cabeza. Cinco años, solamente cinco veranos y todo lo que conocía cambio, lo perdió sin debate más que el obrador destino. Vivió en un horrible orfanato hasta los quince años de edad, y huyó del mismo lugar por culpa de los alfas que intentaron en reiteradas ocasiones de aprovecharse, de usurpar su cuerpo de Omega. Prefirió vivir en las calles de San Petersburgo por unos días, hasta que apareció él. Quizá siendo coincidencia del futuro tal vez no, pero Chisaki le ofreció comida y una cama en donde descansar a cambio de una sola cosa: resultados favorables de laboratorio. Porque de alguna forma el terrible se enteró de su vasta inteligencia e ingenio y la buscó con ese objetivo.

De perfeccionar su más grande egoísmo.

Freya entregó su cuerpo, alma y tiempo para obtener los dichosos resultados en la fórmula de una droga diferente a las demás, sin los efectos placebos y destructivos de por medio. Solamente dolor y pérdida total de recuerdos dulces; la consideró una belleza ínfima y que en más de una ocasión usó en sí misma. ¿Cuándo? La primera vez fue cuando se dio cuenta que Chisaki estaba detrás de la infinita maldad en la familia Bakugō, del asesinato de sus padres... No quiso perder el resentimiento hacia el heredero —su razón de ser científica y haber llegado tan lejos— y usó Zabyvat para robar de sus memorias esa valiosa información, asegurándose de no ser capaz de hallarla con tanta facilidad. La segunda vez fue cuando su destinado apareció por encuentro fortuito en San Petersburgo, un alfa de categoría peculiar y destacable socialmente. No soporto la idea de ser parte de un todo tan perfecto; le borró la memoria al hombre y al mismo tiempo la suya. Fueron tantas las veces en que utilizó dichoso elixir de la amnesia que perdió algo muy importante para su corazón, mente y alma; la capacidad de poseer miedo a la muerte. Era un mártir, quiso serlo desde un principio, únicamente por su venganza.

Freya conocía las capacidades de su enemigo, por eso supo que era Izuku cuando la empujaron en el suelo húmedo de la iglesia Ascensión, no luchó en contra porque había obtenido todo de su dichosa venganza. Quebró por completo el imperio mafioso y la mente de Katsuki; fue lo suficientemente inteligente para condenar a Chisaki, dejándolo sin opciones victoriosas de un futuro sin retorno vital aparente. Inconscientemente —tal vez no— alteró química y de forma sistemática una jeringa de la cepa especial de Zabyvat, sabía más que nadie que él no iría a ninguna parte sin ella, se sentía seguro con la droga, así que al momento en que su corazón dejara de latir, gracias a un elemento específico de la jeringa, el mafioso tendría solamente ocho horas para disfrutar su breve ilusión de victoria. Justamente antes que todo por lo que luchó, asesinó, y engañó: explotará en frente de sus ojos. Y de hecho, cuando la morfina que usó antes de salir de la iglesia hizo el efecto deseado en su cuerpo, agradeció ser recibida en los brazos de su querida madre; sosteniendo nuevamente el hormiguero de un beso maternal. Y finalmente muriendo en lo que su corazón llamaría paz.

Syn BratvyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora