ROSARIO

4 0 0
                                    

En mi mente tenía claro que el viaje iba ser largo, entonces preparé un bolso con suplementos para poder hidratarme y alimentarme por varios días, ya teniendo hecho eso, emprendí mi aventura.

Empecé mi trayectoria en busca de Dios, en sí iba sin rumbo fijo puesto que la voz que me dijo que lo buscara no me había dado lugar alguno, pues la meta era que yo lo encontrara por mí mismo.

Había caminado unos 10 km, había caído la noche, una noche sin estrellas, sin luna, una noche vacía, apenas podía ver mi sombra mientras caminaba, de repente a lo lejos vi algo que se movía entre los árboles inmensos una sombra que poco a poco se acercaba hacia mí.

Pero, ¿De quién era? ¿Quién sería? ¿Qué hacía caminando en una noche tan vacía?

La sombra que había visto era de una mujer, describiéndola, era hermosa, tan solo podía ver sus ojos de color miel, puesto que llevaba una túnica en su cabeza, ocultándole gran parte de su cara. Me entró curiosidad de saber de ella y preguntarle de porque estaba tan sola a esas horas, era para mí, ya un misterio.

Me le acerqué, y de manera sorprendente ella ya sabía mi intención.

¿Cómo te llamas? ----Pregunté.

Me llamo Rosario, y tú ¿cómo te llamas?

Pues mi nombre es Santiago ----le respondí

Tan solo a estas horas de la noche, ¿qué estás haciendo? ----me preguntó.

Pues ando en busca de paz y armonía con mí ser, tal vez me puedas ayudar.

Puedo brindarte una noche de paz, relajación y eso pueda ayudarte ----me ofreció

Sin lugar a dudas, acepté.

Rosario me llevó por un camino donde había una cabañita, sin imaginarme lo que iba a suceder esa noche; Rosario me empezó a seducir de una forma muy provocativa a tal punto que no pude controlar mi pasión recordando mi etapa de aquel hombre mujeriego y despertó la pasión en mi y terminamos haciendo el amor. Fue magnífico, Rosario sabía tratar bien a un hombre.

Escritos Pasajeros & Algo MásDär berättelser lever. Upptäck nu